Pipo Pescador: “Los míos son tangos que arden”

El histórico compositor de éxitos para los más pequeños ahora canta para los adultos. "Al público infantil no vuelvo", asegura.

Pipo Pescador: “Los míos son tangos que arden”
Pipo Pescador: “Los míos son tangos que arden”

La libertad de su cabeza no tiene que ver solamente con haber dejado la boina, sino con un repertorio picante de tangos para adultos. Alejado “para siempre” de los niños, Pipo Pescador le canta hoy en un teatro porteño a la diversidad sexual, al argentino devaluado, al erotismo y hasta a la pornografía.

“Yo no camino para atrás. Al público infantil no vuelvo. Fui muy feliz hasta con el sapo Pepe, pero ya no tengo nada que decirles a estos chicos. Ahora aporto 36 tangos al repertorio argentino. Los míos son tangos que arden, que explotan la faceta contestataria y delatora. Para los medios quedé congelado en el mundo infantil, pero yo quiero entrar de una vez por todas en el mundo adulto”.

Enrique Fischer anda cambiado. A los 68 años se declara ya budista y advierte que mutó de “canario a murciélago”: “Durante siglos me acosté temprano. Hoy no me voy a la cama hasta que el sol aparezca. No tengo cédula de tanguero, pero todos los rioplatenses tenemos ese derecho. Cuando canto me ven como a Peter Pan asaltando un banco. Me cuesta que los medios entiendan que cambié”.

-¿Por qué ese deseo de provocar ahora?

-Yo soy naturalmente el que mete el dedo en la llaga. Canto verdades. Acordate de cuando decía “No quiero la sopa y voy a protestar, aunque por la fuerza la tenga que tomar. La sopa es antigua, del tiempo de mamá”. Me tiré contra una comida típica argentina y tuve en su momento problemas con una empresa. Siempre he sido una especie de mosquito. Mis tangos son como ronchas.

-Decís que no tenés cédula de tanguero, pero, ¿cómo ha sido tu vínculo con el tango?

-Me crié viendo en Gualeguaychú las grandes orquestas. A los cuatro años tocaba el piano y soñaba con ser el pianista de esas orquestas. En mi espectáculo de hoy (que presenta en el teatro El Porteño, de la Capital Federal), rindo un homenaje y toco con la orquesta de Francisco Canaro por obra y magia de la computación.

-Tenés tangos políticos también. ¿A qué ideología responden?

-Mis tangos políticos no son para el kirchnerismo ni para el macrismo ni nada. Cantan la realidad de una Argentina eterna. Los artistas no deben pararse políticamente, porque deben conservar la libertad extra partidaria. Yo creo que el artista ya es un ser político, pero si se embandera queda limitado para poder decir.

-¿Por qué cerrás tan rotundamente la posibilidad de volver a cantarle a los niños?

-El pasado para mí es una materia inexistente. Es una etapa cerrada que uno respeta y conserva en su corazón. Yo no puedo negar ese pasado con los niños, esa boina y todo lo que representó mi epopeya. Pero la realidad es otra cosa. Hace mucho tiempo que no siento ganas de hacer eso. A estos niños no puedo dirigirme.

-¿Por qué?

-Tienen otras necesidades, y yo no estoy en condiciones de adaptarme. Pipo debería ser un Pipo cibernético y no el que fui. Di mucha felicidad y recibí también, pero es etapa cerrada. Mirar al pasado da tristeza. El pasado es una fuente infinita de tristeza. Le agradezco mucho al pasado porque, por ejemplo, subo a aviones y los pilotos que me seguían en su infancia me invitan a pasar a primera. Pero lo nuevo trae nueva energía. Y hoy tengo sangre nueva.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA