“Dibujo desde que me acuerdo y hoy me gustaría vivir de hacer murales, que es lo que más me gusta”, expresa Laura Iriarte (25), diseñadora gráfica, ilustradora y muralista sanrafaelina.
Desde hace un tiempo sus murales comenzaron a aparecer en las paredes de la ciudad de San Rafael y llamaron la atención de grandes y chicos. Los trazos, los temas utilizados, los colores comenzaron a marcar la impronta de Laura, quien no se describe como artista plástica, sino más como una diseñadora que a la vez es una artista urbana.
“Comencé a pintar murales como un acto de rebeldía cuando era adolescente, en lo que era algo más cercano a un acto de vandalismo que a otra cosa. Después entendí que no hacía falta rozar lo ilegal, y empecé a pedir permiso para pintar una pared”, contó la joven.
Así, nunca se encontró con una negativa por parte de los dueños de los muros, menos aún cuando veían los resultados de su trabajo. “Ése es mi perro -dice y señala un mural en la pared de una casa que da a un espacio verde-. Es que esta plaza es un poco de él, es donde lo traigo todos los días”, agrega.
El material preferido para plasmar sus ideas es el látex. “Una porque el aerosol es muy caro para comprar para probar y otra por la variedad de colores”, afirma.
En un principio pintó murales por gusto, pero últimamente le surgieron pedidos de privados para realizar trabajos. Uno de ellos es el Merlín que se encuentra en el restaurante del Parque de los Niños. “Adaptarme a lo que quiere la gente, no ser egoísta con lo que hago y ver que me buscan porque les gusta mi estilo es la conjunción para hacer estos murales”, concluye.
Los ojos blancos de sus personajes son parte de la impronta que va dejando en sus obras Laura. Al igual que la mezcla entre dioses y ciencia ficción: “Son mis mundos mágicos de cuando era chica. Mi mundo imaginativo y personal”, explica.
Laura hizo la primaria en la escuela República de Siria y el secundario en el Colegio del Carmen. Luego se fue a estudiar diseño a la UNCuyo en la capital provincial, pero una crisis con su carrera -“no sabía si quería seguir estudiando o dedicarme a hacer ilustraciones”- la llevó devuelta a su ciudad natal.
Actualmente, estudia diseño gráfico en la Fundación Santísima Trinidad, en San Rafael, está en el último año y quiere terminar pronto para dedicarse de lleno a su trabajo y si es posible viajar un tiempo por Europa y América Latina.
Con su arte y su impronta participó en la Primera exposición de muralismo que tuvo lugar en el centro cultural Le Parc. También formó parte del primer foro de ilustradores mendocinos.
El arte urbano, con su localización en lugares públicos y muy transitados, pretende sorprender a los espectadores. Si bien suele tener un llamativo mensaje subversivo que critica a la sociedad con ironía e invita a la lucha social, la crítica política o, simplemente, a la reflexión, los artistas urbanos también buscan acercar el arte a la gente.
“Mi idea es poder pintar murales para diversas causas, como el libre de fracking”, contó.
“Pintar paredes es arte gratis para todos, que la gente pase y lo vea sin esperar que esté allí, y que tal vez le sirva para inspirarse o cambiarle el día ya es suficiente para mí”, concluyó.
