La hora libre llegó. Los chicos tienen dos semanas de recreo y los artistas dan las últimas puntadas a sus vestuarios para esperarlos con los brazos abiertos. Porque el telón se pone ansioso en vacaciones, abren puertas teatros grandes, chicos y salas alternativas. Hasta lugares inéditos como la Legislatura o los museos preparan una batería de propuestas escénicas para ellos.
La agenda es de lo más variada y prevalece lo local. Sin embargo, hay un personaje infaltable cada temporada invernal. Un payaso que ya no es foráneo, que nos pertenece a todos. Porque en 30 años de carrera ha entregado su enorme corazón a padres, niños y abuelos. Porque supo desempolvar la magia de las narices rojas que parecían olvidadas en los años '90. Él rescató la simpleza de la escena, se conectó con la música y a través de ella logró que dejemos el chupete, la mamadera o que juguemos con nuestra propia imaginación.
Sí. Piñón Fijo celebrará su 30° aniversario con dos funciones, este miércoles 10 en el auditorio Ángel Bustelo. Y siente las mismas emociones de la primera vez.
"Si no estuviera con estos nervios de emprender el viaje a Mendoza, no podría subirme a un escenario", confirma el payaso cordobés que, además de sus hijos, ha sumado a su nieta Luna en los shows. "En los que ella quiera o pueda, ahora no creo que vaya a Mendoza porque anda enfermita", advierte.
"Qué grandes estamos", se asombra al detener el tiempo y evaluar su trayectoria de tres décadas. Muchos momentos atesora, muchos que le provocan risas y otros, lágrimas.
"Este es un trabajo difícil, como otros trabajos; desde el inicio, desde aquellos cumpleaños que iba a animar o las canciones que tocaba en las esquinas de Córdoba hasta los teatros que llené, todo me lo tomo con mucha responsabilidad", confiesa Fabián Gómez -tal su nombre en el DNI- a los 57 años de vida.
-¿Ese es el secreto de la permanencia?
-Sí. No hay otro secreto. Si uno no es responsable y honesto consigo mismo, no puede mantener una carrera de 30 años. Por eso yo les canto: “Creíste, no te mentí”. Porque pude haber metido la pata, pero nunca le mentí a mi público.
-Formaste una gran familia, te mostrás con tus hijos y tu nieta en el escenario, mientras abajo tu público de la primera ola te muestra a sus hijos también…
-Sí, eso es increíble. Ver a los padres que traen a sus hijos y cantan juntos las canciones es el regalo más hermoso de todos. Y verme a mí rodeado de mis hijos, que ya son mejores artistas que yo, también me enorgullece.
-¿Te imaginabas este presente?
-Nadie puede imaginar su futuro. Puede soñarlo. Y yo lo único que soñaba cuando empecé a fines de los ‘80 era vivir del teatro, de la música, del arte. De a poco se fue dando, tuve que trabajar duro y dedicarle las 24 horas, muchas veces relegando momentos con mi familia. Pero era lo que me hacía feliz. Y lo logré. Hoy me siento honrado y soy un agradecido de la vida, de mi público, de mi familia que me apoyó y sostuvo siempre en los momentos más difíciles. Pero hay que seguir trabajando. No se trata de que llegaste y ya está.
-¿Cómo vivís hoy ese instante de pintarte la cara y ponerte tu famoso traje de payaso?
-Lo vivo, te diría, con naturalidad. Si pudiera andar todo el día así, andaría. Pero me llevarían preso (risas). Igual, mi objetivo final es que no perdamos la niñez, que esta nave de la infancia que vemos en nuestros hijos o nietos nos refleje para volver siempre a cuando éramos chicos. Ahí se encuentra nuestra esencia; el amor de la familia, la inocencia y la transparencia en los sentimientos no debemos perderlos jamás porque eso nos hace aprender a ser mejores personas todos los días.
-Y vos aprendiste, por ejemplo, a no soltar tus ideales. Quizás esa honestidad tuya te ha generado algunos conflictos públicos…
-Sí, claro. Eso es así. Cuando uno va con la verdad se juega a que lo critiquen o malinterpreten…
-¿Lo decís por tus declaraciones sobre el gobierno actual? Dijiste que los argentinos estamos mal y que el neoliberalismo sólo derrama miseria…
- (Interrumpe). Sí, sí, pero lo tomaron para cualquier lado. El periodista de C5N me consultó y yo fui sincero, como siempre. Hablo desde el respeto al otro y la sinceridad con uno mismo. No salgo a caretearla, tampoco digo que yo soy pobre o estoy mal, pero veo otras realidades. En las provincias ya no hay tantas propuestas artísticas para esos niños que no pueden pagar una entrada. Después, con el tema de la grieta, mis palabras se toman para dividirnos más como argentinos. Eso me duele.
-¿Te arrepentís de haber hablado?
-No. Los medios que tergiversan o que resumen en un título intenciones que yo no tuve, deben hacerse cargo. Y los que contestan (como Alfredo Casero que salió al cruce), siempre que lo hagan desde el respeto, me parece bien.
-¿Te relacionás con tus colegas en las provincias? ¿Te gusta ir a ver obras en las ciudades que visitás?
-Me encantaría pero generalmente no tengo tiempo. Mendoza tiene una escuela de circo que yo la miro con la ñata pegada a la ventanilla. Tiene gente muy talentosa. Deseo que el público responda y llene los teatros mendocinos.
La ficha
Piñón, 30 Años
Día y hora: Miércoles 10, a las 14.30, 17 y 19.30.
En: Auditorio Ángel Bustelo (Virgen del Carmen de Cuyo 611).
Entradas: de $150 a $700.