Piñera reconoce excesos y admitiría cambios

El presidente chileno admitió que pudo haber abusos en la represión de las protestas. Y se mostró favorable a revisar la Constitución.

Piñera reconoce excesos y admitiría cambios
Piñera reconoce excesos y admitiría cambios

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, reconoció casos de abusos y excesos policiales durante las protestas en Chile, y se mostró favorable a realizar cambios en la actual Constitución. "Ha habido excesos, abusos, incumplimiento de las reglas del uso de la fuerza, mal criterio o delitos. Pero eso tiene que ser investigado por la Fiscalía y juzgado por los Tribunales de Justicia", advirtió  en una entrevista que le concedió a El Mercurio.

Las protestas, que cumplen 23 días, dejaron ya 20 muertos, seis de ellos ciudadanos extranjeros, y del total de las muertes, cinco ocurrieron presuntamente a manos de agentes del Estado.

Además, según los datos del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), un ente estatal pero independiente, se contabilizan 1.915 heridos, de los que más de la mitad son por disparos (de bala, perdigones, balines de goma o arma de fuego no identificada).

Sin embargo, al ser preguntado si se han registrado violaciones a los derechos humanos durante el transcurso de las protestas, Piñera prefirió apuntar a la "prudencia" y no emitir ninguna opinión.

En lo que sí fue tajante el presidente chileno fue a la hora de defender la salida de los militares a las calles para hacerse cargo del orden público en los primeros días, cuando se decretaron los estados de emergencia y toques de queda en casi todas las regiones del país, por primera vez desde la vuelta a la democracia.

Incluso agregó que si las circunstancias se repitiesen, volvería a hacerlo.

Constitución

Sobre la posibilidad de modificar la Constitución, originada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y modificada varias veces a lo largo de la vuelta de la democracia, Piñera se mostró favorable a los cambios.

Una idea que, sin embargo, queda a medio camino de la demanda social que se exige en las calles: una nueva Carta Magna y no una actualización de la existente.

La ciudadanía hace ya tres semanas que sale a diario a manifestarse contra la desigualdad social que existe en Chile en masivas protestas en todo el país, pidiendo cambios en el modelo liberal de Chile en materias como pensiones, salud, educación, transporte, costes de los servicios básicos o los medicamentos.

A las peticiones concretas, con el paso del tiempo, se sumó la idea de que el país necesita una nueva Constitución, más allá de pedir la renuncia del mandatario.

"Los cambios a la Constitución tienen que ser más profundos y más intensos de lo que pensaba hace algunos años atrás. No quiero comprometerme con plazos, pero tengo claro que hay un sentido de urgencia. Esto es para ahora", indicó el presidente.

Ataque a embajada

Un edificio patrimonial del centro de la capital chilena fue incendiado el viernes por encapuchados, cuando además un grupo de personas ingresó al jardín de la embajada de Argentina en Chile, entre otros desmanes ocurridos el día en que se cumplieron tres semanas de protestas contra el Gobierno.

Manifestantes saltaron las rejas de la embajada y ocasionaron destrozos en su jardín, además de romper algunas ventanas arrojando piedras.

Los incidentes violentos de la jornada continuaron con el saqueo a una parroquia.

Estudiantes chilenos, ahogados por los créditos

Centenares de miles de universitarios chilenos se endeudaron con créditos equivalentes, incluso, a una hipoteca, para poder cursar sus estudios superiores. Muchos se han puesto a la vanguardia de las masivas protestas contra el Gobierno del presidente Sebastián Piñera, iniciadas a mediados de octubre.

"La educación en Chile fue dejada a manos de los bancos, ocasionando que se haya matado financieramente a toda una generación de jóvenes, que hoy en día tenemos deudas de miles de euros a las espaldas", lamenta Juan Pablo Rojas, portavoz de Deuda Educativa, una organización que presiona para el cambio de las políticas educativas.

"Es una condena, porque salimos al campo laboral a buscar trabajo ya con un crédito millonario que pagar. La problemática afecta a dos millones de jóvenes", añade el activista.

Estudiar en Chile es caro, incluso en los centros públicos, que deben autofinanciarse. Cursar biología en una universidad pública cuesta, por ejemplo, unos 23 mil euros. Un grado de magisterio en Educación Infantil, unos 22 mil euros. Otra carrera, Odontología, 46 mil euros, o hasta 57 mil euros si se cursa en un centro privado, según un estudio de la Fundación Sol, que analiza la educación en Chile.

Por eso, centenares de miles de estudiantes se ven obligados a pedir un crédito para estudiar.

Claves

Protestas. La ciudadanía hace ya tres semanas que sale a diario a manifestarse contra la desigualdad social en Chile.

Reclamos. La gente pide cambios en el modelo liberal de Chile en materias como pensiones, salud, educación o transporte.

Respuesta. A las peticiones concretas se suma el pedido de una nueva Constitución, y la renuncia de Piñera

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