La búsqueda de tener en alto la adrenalina va más allá de la actividad profesional de deportistas de alto riesgo, y suele ocurrir que aún en el retiro, optan por disciplinas arriesgadas y Michael Schumacher, el máximo campeón de la Fórmula Uno Internacional, es sólo un ejemplo.
El alto riesgo es para todos, aún para un hombre que condujo a velocidades superiores a los 300 kilómetros por hora a menos de 20 centímetros del suelo, y de esa forma ser siete veces campeón mundial y ganar 91 grandes premios.
Al tiempo que las informaciones iban alumbrando el estado del ex piloto alemán, el diario catalán Mundo Deportivo informaba que “cinco esquiadores han muerto este fin de semana en Francia”, al punto que las autoridades pidieron prudencia a los deportistas que practican esta peligrosa disciplina.
Schumacher, deportista nato, hace tiempo que esquía, y si bien se desconoce si el domingo lo hacía a velocidades altas o no, es un deporte de riesgo. Un experto esquiador puede llegar a deslizarse a unos 100 kilómetros por hora, con la sola defensa de un casco y una vestimenta algo acolchonada.
Con cerca de dos décadas de una pista de carreras de autos, la lesión más grave fue la que sufrió en la curva de Stowe en el veloz Silverstone inglés en 1999 cuando chocó la Ferrari contra un muro de contención y se fracturó la tibia y el peroné derecho, perdiendo casi toda la temporada.
Hasta el domingo, el accidente más preocupante lo había tenido en otro desafío fuera del automovilismo, arriba de una moto en el circuito de Cartagena, Murcia, cuando rodó y sufrió contusiones en el cuello, el tórax y una muñeca.
Varios pilotos o ex corredores acostumbrados al vértigo de la velocidad fueron por más o bien por ese deseo de querer volar, como si en sus vidas les faltara ese eslabón.
El argentino Rubén Luis Di Palma fue récord Guinness en cubrir distancias en ultraliviano. Con ellos pasaba por debajo de los puentes carreteros, según lo había admitido. Falleció al caer el helicóptero que piloteaba en el año 2000.
El bicampeón mundial de F1 Graham Hill y el brasileño José Carlos Pace perecieron mientras conducían sus aviones.
El francés Patrick Depailler, piloto de F1 se estrelló contra una montaña en 1979 rompiéndose ambas piernas que lo dejaron fuera de competencia en esa temporada. Al año siguiente murió al destruirse su Alfa Romeo contra un guard rail en una prueba en Hockenheim, Alemania.
Su compatriota Didier Pironi en 1982 se estrelló con su Ferrari y le pidió al doctor Michkowsky que no le amputara las piernas. La recuperación la completó con más de una decena de operaciones el doctor Letournel, el mismo que salvó las piernas de Depailler y antes de su compatriota Jean Pierre Jabouille.
Volvió a correr pero quiso más y buscó velocidad sobre el agua, donde encontró la muerte en 1987. En la Needles Trophy, un clásico de la motonáutica de alta potencia en Southampton, la Colibrí que conducía Pironi se levantó y al caer la nave la cabeza del piloto chocó contra la entrada al agua.