Edgardo Bauza habría visto a la Selección ante Paraguay por televisión y desde San Pablo si los presidentes de los cinco clubes grandes no hubieran logrado torcer la decisión de Armando Pérez.
La máxima autoridad del Comité Regularizador de AFA había aceptado el proyecto de Ramón Díaz, quien -vaya coincidencia- se alejó de la albirroja un mes antes que Gerardo Martino de la albiceleste.
Pero el Patón fue el candidato de consenso al que Daniel Angelici, Rodolfo D’Onofrio, Matías Lammens, Víctor Blanco y Hugo Moyano le habían levantado el pulgar en medio de la apabullante anarquía que presentaba -presenta- la Asociación del Fútbol Argentino.
Y en medio de ese caos, en un mes y medio no sólo debe ganar sino también convencer. Mucho en poco tiempo, pero inevitable para saciar la ansiedad del imaginario colectivo.
El entrenador consagrado en el máximo trono se especializa en cómo recomponer grupos cuya base está teñida de experiencias que navegaron en un mar de incertidumbres.
Tomó a San Lorenzo pocos días después de la intempestiva salida de Juan Antonio Pizzi - rumbo al Valencia - luego de haber conquistado el torneo Inicial 2013. En la nebulosa, Bauza supo cómo reorientar el liderazgo interno: reposicionó a Néstor Ortigoza y Juan Mercier en el rol de la conducción del vestuario, mientras mantuvo a Leandro Romagnoli en el pedestal del ídolo y lo hizo jugar más afuera que adentro de la cancha.
El resultado fue óptimo: campeón de la Libertadores 2014, aún teniendo que reacomodar piezas por los jugadores clave que se alejaron en medio del certamen, tales como Ignacio Piatti, Ángel Correa, Santiago Gentiletti y Carlos Valdez.
Más cerca en el tiempo, Sao Paulo lo buscó por un motivo idéntico: restablecer el prestigio copero del tricolor paulista, ante los avances del archirrival Corinthians más la consolidación como referentes internacionales de los equipos de Belo Horizonte -Cruzeiro y Atlético Mineiro- más los de Porto Alegre -Internacional y Gremio- y las nuevas camadas tales como Coritiba y Chapecoense.
A juzgar por los hechos, el DT argentino logró que su formación se metiera en las semifinales de la Copa Libertadores 2016 y que su nombre volviera a retomar un espacio de liderazgo continental. La mano del rosarino también se notó en el momento de la despedida: “Dejó un equipo guerrero” fue el concepto que más manejó la prensa brasileña.
Bauza tomó decisiones de peso apenas terminó de firmar su contrato para comandar a la Selección. Los encuentros en Europa con Gonzalo Higuain, primero, y Lionel Messi, después, provocaron un revulsivo dentro del plantel. Y en sendos casos, con resonancia positiva.
La ratificación de Pipita a partir de decirle cara a cara “sos el nueve de la Selección” obró como el inicio de la recomposición. La autoestima del atacante se potenció y el arco se le siguió abriendo ya con la camiseta de Juventus.
La reciente definición precisa frente a Perú, en Lima, volvió a demostrar cuánto le hace falta a este equipo un goleador de raza. Los más de doscientos tantos en ligas europeas -Real Madrid, Nápoli y ahora la Juve- más el hecho de que haya alcanzado a Diego Maradona en la tabla histórica de artilleros albicelestes marcan a las claras que el Patón recuperó la confianza de un delantero de nivel premium.
El envión favorable se proyectó con Leo, quien fue deponiendo su decisión drástica de haber renunciado a la albiceleste para luego meditar en frío lo que resulta una verdad de perogrullo: no puede haber una Selección sin Messi ni Messi sin la Selección.
En el campo de juego del Malvinas, el despliegue de cualidades en el 1-0 ante los uruguayos ratificó que su nivel no encuentra rango de comparación con el de los demás. Las ausencias contra Venezuela (2-2) y Perú (2-2) mostraron cómo se mueve colectivamente un equipo con él y cuando no lo está.
Y en ésto, Bauza también tuvo que ver con haberlo convencido para su reinserción.
Ahora es Paraguay, pero en noviembre será contra Brasil en el Mineirao y frente a Colombia en el Bicentenario sanjuanino. Tres pruebas de fuego, cada una en su justa medida:
1) No dejar los tres puntos en el Kempes va a provocar un ajuste en la crítica de rechazo, máxime porque el equipo puede seguir fuera de zona de clasificación; 2) La verde amarela busca un éxito resonante ante su adversario máximo justo en el escenario donde cayó 7-1 contra los alemanes; 3) En la vecina provincia, cerrar el año con una victoria y con Messi en el país será el salvoconducto para que 2017 no comience con zozobras de ningún tipo en la Selección.
Y menos en el banco de suplentes.
Micó estará al frente de los equipos Sub 15 y 17
Miguel Ángel Micó se mostró feliz tras ser designado por el Comité de Regularización de la AFA para hacerse cargo de la dirección técnica de la Selección juvenil Sub 17 y de la coordinación de la Sub 15 junto a Rolando Bertolini.
“Me encuentro feliz por la designación. Ya me reuní con Bauza, tanto en la presentación del proyecto como ahora que vengo del predio de Ezeiza”, dijo Micó. “Hay que recuperar el tiempo perdido, por lo que mañana (por hoy) me pondré en contacto con los técnicos de las demás categorías juveniles (Sub 13 y 15) para empezar a estructurar los trabajos que vamos a encarar”, añadió los pasos a seguir en su nueva función.
El ex DT de Racing y Ferro hará su debut al frente de la Sub 17 en el Sudamericano de la categoría que se disputará en marzo en Chile.