Piloto de avión confirmó que los apuntan con láser

Un profesional de la aviación comercial explicó que cuando el haz de luz ingresa a la cabina genera una especie de explosión luminosa que afecta todo el interior.

Piloto de avión confirmó que los apuntan con láser

“El ojo humano tarda unos 10 minutos en adaptarse a la visión nocturna, por eso cuando nos disponemos a aterrizar empezamos a apagar algunas luces en la cabina. Imaginate que cuando el ojo ya está acostumbrado, de repente entra un rayo de luz tan potente como es la del láser a la cabina y hace todo un destello en la vista, que nos distrae y vuelve a dilatar la pupila. Y otra vez tiene que volver a adaptarse. A esa situación agregale que suele ocurrir cuando estamos a 2 ó 3 minutos del aterrizaje. Nunca nos pasó nada grave, pero puede pasar en cualquier momento”.

Ariel Zambrano (41) es piloto de avión hace 17 años, y reconoce que en los últimos 2 volando por el cielo mendocino ha sido víctima 3 veces de la "broma" -que de graciosa no tiene nada- que cada vez es más común: personas anónimas que molestan con punteros láseres desde la tierra, direccionándolos hacia los aviones en vuelo.

“Nunca me llegó a pegar de frente el haz de luz, pero cuando impacta en la cabina, hace como una explosión luminosa y afecta a todo el interior. Tampoco hace falta que sea tan preciso quien apunta e impacte justo en los ojos, ya que solo con iluminar es suficiente para que implique un riesgo. Las ultimas veces que volé de noche en Mendoza me pasó, y cuando bajé del avión lo informamos e hicimos el PENSO (reporte informando a la Administración Nacional de Aviación Civil sobre el episodio), pero resulta ser todo demasiado administrativo. Y generalmente es muy difícil determinar el punto exacto de donde vino el rayo”, resumió el piloto, quien destacó que esto suele ocurrir en las inmediaciones del Mendoza Plaza Shopping (Guaymallén), cuando el avión ya ha iniciado el proceso de aproximación a la pista (a unos 8 kilómetros).

Al igual que las autoridades de la ANAC y los otros especialistas consultados, Zambrano destacó que es clave que se deje de hacer esta "broma", ya que pone en riesgo la seguridad aeronáutica y está penada por el Código Penal al tratarse de un delito. "Es un atentado", sintetizó.

En primera persona

Luego de que Los Andes publicara un informe advirtiendo sobre esta peligrosa costumbre -que para muchos es tomada como un chiste-, Zambrano se contactó con el grupo de Facebook Mendocinos en Alerta para compartir su experiencia vinculada a estos hechos.

“Cuando el avión tiene previsto aterrizar en la cabecera de la pista 36, ingresa por esa zona y es justamente en la zona de Guaymallén cuando inicia el descenso. En ese tramo es donde la gente suele apuntar la luz láser hacia el avión, y precisamente lo hacen durante el aterrizaje que es uno de los momentos más críticos de un vuelo junto con el despegue”, resumió. La cabecera de la pista 36 es la que más se usa en el aeropuerto mendocino, y por sus condiciones y categoría no está peparada para que los aterrizajes de las aeronaves se hagan de forma automática. Zambrano es comandante y jefe de operaciones de la firma Wavefront, de vuelos ejecutivos. Nacido en La Plata, hace 2 años está viviendo en Mendoza y pilotea un jet Phenom 100, de última generación. “Venís concentrado, con la visión adaptada y toda la atención en el aterrizaje -que en la etapa final se hace de forma manual- y de repente un haz de luz verde impacta en el vidrio de la cabina y genera como una explosión lumínica que te desconcentra. Es muy complicado”, advirtió.

La peligrosa moda no es exclusividad de nuestra provincia, sino que también es muy común en otros países. "Volando por Brasil, en Sao Paulo también nos ha pasado. Y en Buenos Aires, hay lugares donde la gente dispara al aire cuando están pasando los aviones. Hay casos de aviones en los que, cuando aterrizan, se observan los orificios de los impactos de bala. No lo hacen por nada en particular, sino como si fuera algo gracioso".

La intensidad de las luces es un tema bastante sensible para quienes comandan aviones. Según destacó Zambrano, en algunas ocasiones ha tenido que comunicarse con la torre de control de la renovada aeroestación mendocina para que bajen un poco la intensidad de las luminarias instaladas al costado de la pista. "Las luces externas son muy importantes. En Buenos Aires, apenas se instaló Tecnopolis, algunas noches hacían espectáculos con láseres y también debieron dejar de hacerlos porque afectaban a los pilotos y lo hicimos saber".

En fiestas y boliches

En situaciones cotidianas -y sobre todos los más jóvenes- también hay interacciones y exposiciones riesgosas a estas luces. Franco Mateos, uno de los responsables de la empresa Mendoza Láser, indicó que es muy común que en las fiestas privadas o en los boliches se haga uso y abuso de este recurso sin tomar siquiera los recaudos necesarios. "Por internet cualquiera puede comprar un láser, ya sea puntero o proyector. Y es algo muy peligroso manipulados por gente inexperta".

La recomendación para proyectar este tipo de luces es que se haga a una distancia de -al menos- 2 metros desde el suelo, siempre tomando un parámetro superior a la altura de la gente, para que no haya contacto directo (al menos con los ojos). No sorprende que en fiestas y lugares bailables estas luces “atraviesen” a las personas y hasta haya un juego entre los haces de luz y las siluetas.

“La intensidad y el espectro de luz de los láseres se mide nM (nanometros), que es lo que determina el color. Mientras que la potencia se mide en mW (milivatios). Los punteros van desde los 5 mW a los 500 mW, mientras que los láseres que se usan para fiestas son de 1.000 mW y hasta 50.000 mW. Es mucha potencia si la manipula gente no capacitada”, resumió Mateos.

Estas luces puede afectar la mácula (membrana delgada que protege la visión central en el ojo) y hasta quemar la córnea. Incluso en más de una ocasión, los láseres utilizados en boliches han quemado y roto hasta cámaras de teléfono. "Con 10 vatios de láser, a una distancia de 6 m, se puede quemar y perforar plástico en 3,2 segundos. En Argentina no existe una reglamentación ni controles en las fiestas o boliches en espacios cerrados -en los abiertos sí, porque precisamente se controla que no puedan afectar a los vuelos-. Y muchas veces los encargados de seguridad de estos eventos usan punteros de 200 o 300 mW, y los apuntan intencionalmente a la cara y a los ojos para llamar la atención", sintetizó.

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