Como buen francés, Pierre-Henri Guignard es culto y refinado. Pero lo que, a primera vista, más resalta de su personalidad es su sentido práctico: vino a Mendoza a promover buenos negocios entre nuestra provincia y su país, acuerdos e inversiones que dejen rédito para los dos. Para ello trajo aquí a gerentes de empresas tan afincadas en nuestra región como Carrefour y Danone, entre otras.
En Casa de Gobierno, se reunió con el gobernador Cornejo y empresarios locales, para dejar lazos tendidos y con la promesa de volver en octubre para ver acciones concretadas.
Por otra parte, presidió un Congreso Internacional de Lengua Francesa en la UNCuyo, al que asistieron 400 profesores de su idioma, llegados de todo el mundo.
Cumplida la misión oficial, quiso visitar Diario Los Andes para conocer a nuestra gente y charlar de lo que más le gusta: el complejo mundo en que vivimos, al que conoce de punta a punta.
Guignard es diplomático de carrera y tuvo destinos en Perú, Panamá, México y Estados Unidos, donde integró comisiones de la OEA y la ONU. Pero una de sus máximas satisfacciones en los últimos años, declara, fue ser organizador y coordinador de la Cumbre del Clima en París en 2015, la COP21. Allí, destaca Guignard, se alcanzó un esperanzador acuerdo para combatir las negativas consecuencias de la emisión de CO2 a la atmósfera.
"Un acuerdo que exigieron las sociedades del mundo, más que los gobiernos", señala. "Fue un éxito del mundo más que de las diplomacias".
Relaciones e intercambio
Antes de entrar de lleno en los temas globales, la conversación resumió las relaciones bilaterales.
- ¿Cómo está la balanza comercial entre Francia y Argentina?
- Francia tiene un superávit de 400 millones de dólares. Es decir que nosotros exportamos a ustedes alrededor de 1.000 millones de dólares y les compramos productos por unos 600 millones de dólares. Desde Mendoza, en particular, importamos ajo y vinos.
- ¿En qué sectores se vislumbra una nueva colaboración, un mayor intercambio?
- Bueno, nuestra meta, respondiendo a la solicitud que Mauricio Macri hizo a nuestro anterior presidente François Hollande, es que haya mayores inversiones francesas aquí. Francia tiene en este momento 250 empresas en la Argentina, que generan alrededor de 50.000 empleos. Queremos ir más allá, y hoy las empresas francesas presentes en la Argentina están invirtiendo en todos los sectores, en la energía, en la distribución. Por ejemplo, Total S.A. está haciendo una inversión de 1.000 millones de dólares en un período de 5 años, por ejemplo en Vaca Muerta.
En el rubro automotriz, Peugeot y Citroën mejoran sus plantas en Buenos Aires, y Renault en Córdoba. Aquí en Mendoza es muy importante el rubro agroindustrial, y también buscamos inversores en alta tecnología, aprovechando, por ejemplo, que en esta provincia tenemos un centro de observación espacial.
El turismo de la nieve es otra área de potencial inversión y desarrollo. Es que en nuestras zonas alpinas y de los Pirineos, los períodos de nieve son cada vez más cortos, por el calentamiento global, así que buscamos estar presentes en ese rubro, para traer a nuestro turismo y para realizar desarrollos, aplicando nuestra experiencia en el tema.
- Estando usted aquí, ha ocurrido el terrible atentado en Manchester, en un país vecino al suyo. ¿Cómo vive el pueblo francés esa amenaza, que ya los golpeó en el Bataclan, con Charlie Hebdo, Les Champs Elysées...?
- El presidente Macron ha dicho que no fue sólo la juventud inglesa la atacada, sino toda la juventud europea. Hemos vivido la amenaza en directo.
Debemos, primero, quedarnos de pie frente a la amenaza, porque lo que buscan los terroristas es que estemos aterrorizados y no nos podemos dejar aterrorizar. Tenemos que buscar buenas respuestas.
La primera, esencial, es la de proteger a los ciudadanos. Implica un despliegue de las fuerzas del orden, que estén presentes en las calles, ayudando, protegiendo a la gente, para que tengamos una vida normal.
Segundo, tenemos que ir a la raíz del problema del terrorismo, peleando para tranquilizar zonas en conflicto como las de Oriente Medio, donde hace algunos años se produjo el gran desbalance. Tenemos que corregir eso, de una manera u otra, pero pasando a través de Naciones Unidas, en términos de comunidad internacional. Es un esfuerzo de todos.
Aparte de eso, en nuestro propio territorio tenemos que arreglar lo que está desarreglado, en particular que algunos elementos descendientes de inmigrantes, o inmigrantes ellos mismos, se sientan rechazados por nuestra sociedad. Tenemos que ser más abiertos para integrar más a esas comunidades que se sienten rechazadas.
- ¿Cuál es la posición de Francia en la lucha contra el calentamiento global? ¿Cómo ven ustedes que Donald Trump, líder de uno de los países que más contamina, deje entrever que no respetará a rajatabla los acuerdos alcanzados en la COP21?
- Bueno, si me lanzo a hablar sobre ese tema vamos a perder el avión. Pero trataré de ser breve. El Acuerdo Climático de 2015, más que un logro de la diplomacia francesa, es un éxito para el mundo.
¡Es el primer acuerdo universal sobre el clima! En la conferencia de París hubo 45.000 representantes de todo el mundo, pero de ese total, sólo 16.000 eran emisarios y negociadores de los Estados. El resto llevaba la voz de la sociedad civil, de las empresas, de los sindicatos, las ONGs, los jóvenes, los científicos... Si logramos ese acuerdo es porque la gente lo quiso. Todos entendimos que el desafío climático, como el del terrorismo, están poniendo en peligro nuestro mundo; entonces hay que hacer algo. Todos se comprometieron a hacerlo.
Si hoy un gobierno decidiera retirarse del acuerdo, toma el riesgo de ponerse en desbalance con su sociedad civil, y con las fuerzas vivas de su país.
Cuando Barack Obama aprobó el acuerdo de París, lo hizo porque las empresas norteamericanas vieron el cambio climático como una oportunidad: se puede producir diferentemente, consumir diferente, vivir diferente. En China, la gente respalda muy firmemente el acuerdo no porque sea una decisión del gobierno sino porque los ciudadanos están cansados de ir a trabajar con máscaras en la nariz porque la contaminación es demasiado fuerte. Ésa es la verdadera dinámica del acuerdo de París.
Un futuro compartido
- Usted ha tenido varios destinos en América Latina, en México, en Panamá, en Perú, en la OEA… ¿Cómo nos ve?
- Con mucha amistad, para empezar. Siento que en el mundo muy complejo en que vivimos, nuestra Europa y América Latina son, a pesar los problemas locales -el Brexit en nuestro caso o la crisis de Venezuela y los vaivenes de Brasil- polos de estabilidad y que integramos una comunidad de valores, y eso es lo que más me impresiona. He sido durante 3 años embajador ante la Organización de Estados Americanos, trabajando con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y he visto que esos organismos están defendiendo el respeto de los Derechos Humanos, los derechos universales del hombre, en la misma forma en que lo está haciendo la Corte Europea de Derechos Humanos en Estrasburgo. Europa y América Latina representamos cada uno, en cierta medida, el futuro del otro.
- ¿Es posible un acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur?
- Estamos trabajando sobre ese acuerdo ahora. Tal vez algún periódico menos bien informado que el suyo haya dicho que Francia está en contra del acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur. No es cierto. Francia quiere ese acuerdo, pero balanceado y ambicioso, en beneficio de los intereses de cada uno de los países. Estamos en busca de ese acuerdo, y de que ese acuerdo esté respaldado por la sociedad civil de nuestros continentes.
El embajador merituó la labor de Los Andes
Además de la Casa de Gobierno y la UNCuyo, Guignard pidió conocer dos empresas que destacó como símbolo de la Mendoza progresista: Bodegas Chandon y Diario Los Andes. Charló con periodistas y se interiorizó sobre nuestro trabajo.
En franco diálogo con nuestro gerente general Luis García, destacó la labor de la prensa para la integración binacional.
