Pierden el pelo, pero no las mañas...

La tragedia de Chapecoense vuelve a poner en el tapete que los negociados de los dirigentes sudamericanos nunca se terminan.

Pierden el pelo, pero no las mañas...

Por Maxi Salgado - Editor de Más Deportes papel - msalgado@losandes.com.ar

“El que mal anda, mal acaba”, dice un viejo refrán y como todo dicho de la sabiduría popular esconde una verdad.

La noticia del deporte mundial, esta semana, fue la tragedia de los jugadores de Chapecoense en Colombia y más allá del dolor inicial, en las últimas horas irrumpió la sospecha de la corrupción y si esta está unida al accionar de los dirigentes, uno no puede al menos intuir que ese recelo esta fundamentado.

Cuando el FBI desentrañó los negociados del fútbol, en donde la FIFA era la principal responsable, los dirigentes sudamericanos también “bajo la lupa de la investigación” eran protagonistas principales de esa novela policial. Allí, uno comenzó a pensar que se había dado un gran paso para acabar con la corrupción que estaba enquistada.

Los fiscales norteamericanos descubrieron en aquel momento que funcionarios de fútbol aceptaron 150 millones de dólares en sobornos en 24 años a cambio de otorgar los derechos de las competencias.

"El zorro pierde el pelo..."

Se armó un revuelo, saltaron los cabecillas y con el paso del tiempo todo comenzó a calmarse. Ya nadie se acordaba que la Conmebol tuvo que ser intervenida por aquel caso hasta que pasó esta tragedia aérea con el “Chapecó”.

Casi inmediatamente los ojos se volvieron a posar sobre los dirigentes de la entidad madre del fútbol sudamericano. Era muy romántico pensar que los “popes” iban a dejar de buscar la forma de hacer negocios espurios y sólo se iban a dedicar a hacer su tarea, la de manejar los destinos de una institución (Conmebol) con la mayor idoneidad posible.

Calmadas ya las aguas y cuando aún no se enterraban los cuerpos de las 71 víctimas, hay serios indicios que la aerolínea LaMia (que tenía casi exclusivamente a los clubes de fútbol como clientes), fue armada en connivencia con la Confederación Sudamericana y hasta que esta “recomendaba” a los equipos y seleccionados a contratarla.

Hubo cuatro equipos que confirmaron la versión y el ex-arquero José Luis Chilavert fue el que agarró la bandera de la denuncia. La realidad es que la empresa tenía sólo tres aviones, lo que haría poco probable poder competir con aerolíneas más grandes, pero llamativamente siempre tenía el presupuesto más bajo. Fuentes muy confiables aseguran que eso era porque tenían acceso a las cifras que ofrecían las demás empresas.

De hecho “Chapecó” pagó sólo 100.000 dólares por un viaje de casi 3.000 kilómetros. Mientras que una cifra similar le salió a la provincia de Mendoza el charter de Aerolíneas Argentinas que trasladó a la Selección argentina (en octubre) para enfrentar a Uruguay en nuestro Estadio Malvinas Argentinas. “Y eso que la peleamos bastante”, contó Federico Chiapetta, subsecretario de Deportes.

Justamente Messi y compañía también viajaron por LaMia cuando nuestro país tiene una aerolínea de bandera. Y desde la AFA dicen que cuando contrataron ese viaje no sabían que aerolínea era. ¿Raro, no?

Actitudes ejemplares

En tiempos en el que el exitismo parece ser la única moneda importante, al menos en el deporte, Atlético Nacional de Medellín (el otro finalista de la Copa Sudamericana) tuvo un gesto de humanidad y pidió que el título se le otorgara a Chapecoense. En lo que sería un campeón post-mortem y hasta el fútbol mundial se movilizó para ayudar al club brasileño.

Cuanto tendrían que aprender de esto los dirigentes locales. Todavía hay mucho malestar con Rodeo del Medio, que frente a la muerte de un jugador del CEC, pidió los puntos de un partido  por el Federal B porque los Mercantiles no se presentaron a jugar (por razones obvias).

Si bien el procesamiento que pesa sobre muchos de los dirigentes no ha hecho mella entre sus pares, esperemos que la muerte de estas 71 personas sean el disparador para que el fútbol se humanice.

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