La familia del periodista mendocino Sebastián Moro, muerto en confusas circunstancias en Bolivia, pidieron hoy al secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, que investiguen el caso que ya había sido denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Pietragalla y la subsecretaría de Protección y Enlace Internacional, Andrea Pochak, recibieron hoy a Penélope Moro -hermana de Sebastián-, quien dijo que les pidió que "tomen manos en el asunto".
Los funcionarios se comprometieron a brindar todo el soporte legal y jurídico que esté a su alcance, según Moro, quien afirmó que "hay un compromiso" para esclarecer el caso y agregó que "la intención ahora es llegar a la Cancillería".
Moro relacionó el caso de su hermano con el del periodista gráfico Facundo Morales, también argentino y preso en la cárcel de Chonchocoro, en El Alto, ciudad vecina a La Paz, y sostuvo que lo que les ocurrió a ambos "es un mensaje aleccionador para la prensa internacional para no comunicar lo que sucede en Bolivia".
"Hoy no hay garantías para que se investigue; existe en Bolivia un paredón mediático impresionante y en la Argentina no se sabe de qué se trata", dijo.
Moro, quien trabajaba en Bolivia desde hacía dos años, murió el 16 de noviembre en un hospital. Según la versión del gobierno de la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez, a causa de un accidente cerebro vascular.
Sin embargo, su familia pide investigar las causas de la muerte pues argumenta que abogados y peritos forenses la califican como "extremadamente dudosa".
Penélope Moro contó que el cuerpo de su hermano "presentaba marcas, señas que nos parecían raras, golpes", y agregó: "Consultamos con médicos y nos dijeron que se trataba de marcas de torturas".
Además, a Sebastián le faltaban su chaleco identificatorio de periodistas, así como su libreta y su grabador, "cosas de las que él no se desprendía jamás", según su hermana.
De acuerdo con su relato, los forenses opinaron que la muerte pudo haber sido consecuencia de una hemorragia interna provocada por los golpes recibidos.
Sebastián Moro trabajaba como jefe editor de Prensa Rural y productor y conductor de Radio Comunidad, dos medios que pertenecen a la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb).
Además, desde el 24 de octubre -cuatro días después de las elecciones generales sospechadas de fraude, que desataron las protestas que derivaron en la renuncia del presidente Evo Morales- escribía también para el diario argentino Página/12.
"El 8 y el 9 de noviembre, cuando la Policía empezó a amotinarse, comenzaron las amenazas y los allanamientos en los medios de comunicación populares, con policías de civil infiltrados y ciudadanos", según Penélope Moro.
El 9, el director general de la Csutcb, José Aramallo, sufrió un intento de linchamiento en la puerta de la sede de esa organización. "Ese día fue el último que supimos de Sebastián", aseguró su hermana.
El 10, día en que renunció Evo Morales, "un allegado a la familia, a quien le pedimos ayuda, encontró a Sebastián en estado de semiinconciencia en su casa y fue internado", continuó Penélope.
"El lunes 11 llegué a La Paz y encontré una ciudad descabezada, tomada por policías y militares; bajar de El Alto -donde está el aeropuerto internacional que sirve a La Paz- para ir a la clínica fue tremendo y difícil", dijo.
El de esos días "fue un contexto caótico, no podíamos hacer ningún tipo de denuncia; todos los compañeros de Sebastián estaban en la clandestinidad y debíamos garantizar su asistencia médica y nuestra integridad física", relató.
Sebastián Moro murió el 16 y, según su hermana, su cuerpo fue cremado al día siguiente sin que se le hubiera realizado una autopsia.
"Desde el consulado argentino nos dijeron que no había posibilidades de llevarnos su cuerpo y nos instaban a regresar lo antes posible, dado lo convulsionado de la situación", afirmó Penélope Moro.