Mientras la Justicia decide cuándo realizar la audiencia para decidir la prisión preventiva de un presunto abusador y violador de tres nenas en la zona de los hornos de ladrillo de Cañada Seca en San Rafael, los vecinos se manifestaron el sábado y ayer en la intersección de la ruta 143 y la Línea Ancha.
Piden, además de justicia, que no se le otorgue el beneficio de prisión domiciliaria por la edad al individuo identificado como Enrique Moruchi, de 77 años oriundo de Bolivia y que las personas que trabajan en sus hornos cobren lo adeudado por 3 hijos del acusado.
El septuagenario está detenido acusado de violar y abusar de tres nenas de 8, 9 y 10 años hijas de distintas familias de ladrilleros de la zona, una de las comunidades bolivianas más grandes de San Rafael (más de 20 de los denominados campamentos) junto con la de Villa Atuel y Malvinas.
De acuerdo a los trascendidos la justicia ya habría realizado cámaras Gesell a las tres niñas y el resultado habría sido concordante con la acusación. Según constaría en la denuncia engañaba a las chiquitas con golosinas y monedas y las llevaba a su negocio (un quiosco) donde las sometía.
“No queremos interrumpir el tránsito”, destacaron los vecinos que también piden que no los discriminen a todos los de la colectividad por una o alguna persona que actuó de esta forma.
”Estamos realmente preocupados también por nuestros hijos. Los chicos que van a la escuela deben esperar el ómnibus o pasar por frente a la propiedad de este hombre (tiene un quiosco). Todos debemos hacerlo y sus hijos nos amenazan”.
Mientras quemaban gomas en esa transitada ruta la policía mantuvo vigilancia para evitar el corte que "no estaba en la voluntad de la gente", dijo el encargado de Padrón Extrajero de la Municipalidad, Daniel Morales, presente en el lugar.
Adelantó que durante la noche se reunirían con el abogado Javier Serrat que se ha ofrecido como nexo entre esa comunidad y la justicia para mantenerlos al tanto del proceso. El letrado los patrocinará sin costos.
Los vecinos destacaron que muchos de los ahora también “amenazados” obreros de los Moruchi no concurrieron a la protesta “porque se les advirtió que los dejarían sin trabajo”, dijo uno de los asistentes.
“Uno de los hijos de Moruchi me debe por lo menos un año de trabajo y ahora que denunciamos al padre quizá no me quiera pagar más”, agregó el papá de una de las nenas abusadas que trabaja en los hornos.
“No queremos, tampoco, que la Justicia le permita el arresto domiciliario. ¿Se imagina si este hombre vuelve a su casa?. Todos debemos pasar por el frente porque ellos viven justo en el lugar por donde debemos transitar para ir a cualquier lado”, señaló preocupada la mamá de otra niña.