En medio de la crisis y en el mismo día que asumió Hernán Lacunza, el nuevo ministro de Hacienda, se concretó la décima reunión de la Mesa de Ganados y Carnes, un espacio de intercambio entre el presidente Mauricio Macri, sus ministros y distintos referentes de la cadena ganadera, avícola y porcina.
El foco del encuentro no fue la escalada del dólar, ni la aceleración de la inflación. Lo que el sector planteó es la necesidad de aumentar la producción para aprovechar las oportunidades que hay en el mercado externo, con China a la cabeza.
"En cuatro años, la Argentina triplicó las exportaciones de carne vacuna, que pasaron de 180.000 toneladas anuales a 700.000 toneladas, algo que era impensable", le contó a Clarín Rural el consultor Fernando Canosa, coordinador del Mesa de Ganados y Carnes.
El problema es que para seguir creciendo es esencial producir más terneros, estimular la producción de forrajes y pasturas, y faenar animales más pesados. El stock ganadero argentino todavía no se recuperó del combo sequía (2008-2009) y el efecto "defender la mesa de los argentinos". En el 2007, el país contaba con 60 millones de cabezas, que en la actualidad son unas 53 millones de cabezas, según la estimación de Canosa.
Los números que cristalizan el potencial del sector hacer rato que están sobre la mesa. Con políticas de estímulo y un manejo más eficiente de los productores, en un período que va de cinco a diez años la Argentina podría aumentar sus exportaciones de carne vacuna a 2 millones de toneladas y generar unos 10.000 millones de dólares. Son más verdes que los que genera el complejo sojero, el principal negocio del país.
Pero para crecer, hay que aprovechar mejor cada vientre. "Hoy cada 100 vacas tenemos 62 terneros, y en Australia y Estados Unidos logran 75 u 80. También necesitamos mejorar nuestro peso final de faena, que está en 230 kilos y en Uruguay en 253 kilos", destacó Canosa.
Con este meta en la mira, los referentes de la cadenas de la carne están pidiendo que el espacio de la mesa se institucionalice para que sea una política de Estado, más allá del gobierno que coyunturalmente esté en el timón.
Una medida positiva de la reunión es que los criadores ganaderos van a pagar el Impuesto a las Ganancias por el valor real del ternero o novillo que está en un ciclo de cría (se venía pagando por el precio del animal terminado), pero hay varias medidas que todavía están en análisis.
"Nosotros solicitamos políticas impositivas que favorezcan el engorde de animales más pesados, que todavía no se han tomado, o medidas como el recordado Plan Balcarce que estimuló la siembra de pasturas y la fertilización en la Cuenca del Salado con créditos blandos", planteó Canosa.
El impacto de la corrida cambiaria tiene sus claroscuros. El salto del dólar favorece a los sectores de la cadena que exportan, pero hay que tener en cuenta que el 80% de la carne vacuna se comercializa en el mercado interno y se embarca al exterior el 20% restante. En la cadena porcina y avícola, las exportaciones son todavía más bajas.