Sociedad
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hace 1 hora
Entidades originarias chaqueñas pidieron un reconocimiento histórico al pueblo moqoit y una pensión vitalicia para Pedro Balquinta, quien acaba de cumplir 107 años y sobrevivió a las masacres de indígenas de Napalpí en 1924 y El Zapallar nueve años después.
Balquinta vive en el paraje Las Tolderías, cercano a Charata y a 277 kilómetros de Resistencia.
Allí lo descubrió en 2012 un equipo de cineastas originarios que buscaba documentar la matanza a tiros y machete de unos 200 hombres, mujeres y niños, previamente reducidos casi a la esclavitud.
Napalpí (lugar de muertos en lengua toba) era una reducción en la que habían confinado a los diezmados pueblos originarios para entregar sus tierras a colonos, europeos o blancos, decididos a introducirlos al capitalismo como mano de obra barata para el cultivo de algodón.
En esas tierras criaban animales y cultivaban algodón, a veces para los colonos, hasta que les exigieron el 15 por ciento de su propia cosecha, a lo que quisieron oponerse.
El 19 de julio de 1924 un grupo de 130 policías, estancieros y otros hombres rodeó el lugar y durante más de media hora disparó sus armas contra los indígenas. Los que no murieron por las balas fueron rematados a machetazos, sin distinción de sexo o edad.
Balquinta tenía 7 años y logró escapar con su hermana, de 9. Pero a ella le dispararon y cayó. Una familia que también pudo salvarse de la masacre se lo llevó y lo crió.
"La matanza de indígenas por la policía del Chaco continúa en Napalpí y sus alrededores", como si quisiera "eliminar a todos los que se hallaron presente en la carnicería del 19 de julio para que no puedan servir de testigos si viene la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados", escribió 40 días después el responsable de la reducción al Congreso.
Nueve años más tarde Balquinta pudo sobrevivir a otra masacre, esta vez en El Zapallar.
El 16 de enero de 2008 el gobierno chaqueño pidió disculpas por la matanza y rindió un homenaje a Melitona Enrique, entonces la única sobreviviente conocida de Napalpí. Tenía 23 años cuando escapó del horror y murió poco después del reconocimiento, a los 107.
El testimonio de Melitona había conseguido sacar finalmente esa brutal historia de las sombras en la que quisieron esconderla.
Balquinta cumplió 107 años el sábado y recibió en Las Tolderías al presidente del Instituto de Cultura, Edgardo Pérez; al vocal por el pueblo moqoit en el Instituto del Aborigen Chaqueño (Idach), Antonio Mocoví, y a referentes y líderes de pueblos originarios.
También fueron al festejo integrantes de la Asociación Napalpí y del Movimiento Moqoit, quienes junto a Juan Chico y Juan Longo de la Dirección de Cine del Instituto de Cultura han realizados desde el 2012 las investigaciones y el acompañamiento a Balquinta.
Pérez dijo que el organismo a su cargo oficializó la celebración institucional para reconocer a Balquinta como la memoria viviente de aquellos hechos trágicos para los habitantes naturales de estas tierras, y admitió la necesidad de profundizar la reparación histórica hacia el pueblo moqoit y al anciano sobreviviente.
Luego pusieron a consideración de los originarios el proyecto de ley presentado el 21 de noviembre por el diputado Daniel Trabalón (Frente Grande) a pedido del Movimiento Moqoit y de la Asociación Napalpí, que habían solicitado una profundización en la reparación histórica con el pueblo mocoví.
Las entidades pidieron una pensión vitalicia para Balquinta y que se contemplen las necesidades colectivas del pueblo moqoit. El proyecto de ley no fue aprobado el año pasado y la Cámara de Diputados pidió que se sea tratado con urgencia.
Balquinta fue agasajado por jóvenes moqoit que llegaron de San Bernardo para manifestar con danzas la alegría en el día de su cumpleaños.
Al final de la celebración, representantes de los originarios y el sobreviviente moqoit pidieron mantener el periodo de paz y el necesario respeto por las diferencias entre los aborígenes y otros habitantes del Chaco. Balquinta lo hizo con palabras que fueron traducidas por otro integrante de su pueblo.
