Claudia Cortez, la mujer que se sentó en el banquillo de los acusados en un juicio por jurado por matar a su marido Carlos Pelayes de una puñalada, fue absuelta y recuperó su libertad tras "estancarse" la decisión.
La defensa aseguró en todo momento que Cortez sufría violencia de género y que actuó en legítima defensa; por esta situación, la fiscalía bajó previamente la calificación.
Pasadas las 19.30, el veredicto de los 12 ciudadanos -que integraron el tercer jurado popular en Mendoza- no logró unanimidad al declararse "estancado"; la fiscalía no insistirá con una nueva acusación y, en consecuencia, el juez Anibal Crivelli decidió la absolución de la mujer.
"Con posturas diferentes, este es el reflejo de la sociedad", sostuvo en su última intervención el fiscal Fernando Guzzo, minutos antes de que finalizara el juicio con la decisión de devolverle la libertad a Claudia Cortez.
El caso
En la madrugada del 28 de julio de 2018, en una vivienda ubicada en calle México al 2200 de Godoy Cruz, Claudia Cortez le asestó un puñalada a su marido Carlos Pelayes en la habitación que compartían.
La herida, en la parte interior derecha del tórax a la altura del tercer espacio intercostal, fue fatal: le lesionó la pleura parietal visceral, el pulmón derecho y la aorta ascendente, ocasionándole la muerte.
La versión de la imputada fue la siguiente: estaba en la cama matrimonial durmiendo con su hijo de 6 años cuando llegó Pelayes alcoholizado y drogado.
El hombre quería tener relaciones sexuales pero ella se negó porque estaba su hijo y porque estaba por indisponerse y, en esa situación, un tumor en una de sus mamás le producía un dolor intenso.
Él empezó a insultarla. “Me tiró el pelo, me arrastró. Me bajó el pijama. Yo me quise ir con los chicos pero no me dejó. Me dijo 'rata vigilante'”, declaró Cortez.
Fue en ese instancia cuando ella vio el cuchillo sobre la cómoda, lo levantó y lo atacó. "No sé dónde le di”, declararía luego.
Claudia contó cómo era su vida en pareja -a la que catalogó como "un calvario"- marcada por la violencia de género.
Le explicó al jurado que su marido no la dejó estudiar Trabajo Social y que consumía habitualmente alcohol y cocaína. "Incluso me obligaba a consumir a mí”, concluyó el relato.