Ocho años y seis meses de prisión es la pena pedida por del Ministerio Público Fiscal para Gerardo Juan (73), el ingeniero acusado de matar a tres personas en un accidente vial cuando iba en contramano por el acceso Este, sin carnet, ebrio y con las luces apagadas.
Juan es juzgado en la Séptima Cámara del Crimen por homicidio simple (delito con penas que van de 8 a los 25 años) y no por homicidio culposo, como son juzgadas en general las muertes en accidente.
Ayer, durante su alegato, Juan Carlos Ruiz, abogado de la familia de las víctimas -Pedro Grigor (70), Marta Isabel Arena (56) y Graciela Fornabaio (67)- solicitó una pena de 12 años de cárcel. Al igual que la fiscal de Cámara Daniela Chaler, el abogado pidió también inhabilitación para conducir por el mismo tiempo que la pena solicitada.
En tanto que el defensor del ingeniero, Oscar Dimas Agüero, pidió la absolución de su cliente porque consideró que es inimputable.
También solicitó que, en caso que sea juzgado por homicidio culposo, la pena sea de tres años y de cumplimiento domiciliario.
Dado que las tres partes coincidieron en decir que el accidente es un hecho probado, todos apostaron a que la clave del debate es si el ingeniero es inimputable.
La participación de los médicos durante el debate ha sido de vital importancia: todos consultaron a los facultativos sobre la posibilidad de que el ingeniero haya sufrido -justo en el momento del accidente- alguna enfermedad que le haya producido amnesia, tales como hipoglucemia, amnesia global transitoria o accidente isquémico transitorio.
"Todos los médicos que declararon coincidieron: no hay síntomas para pensar en estas enfermedades. Son solo hipótesis de la defensa que sostiene que estuvo dos horas con amnesia sin respaldo probatorio. No se generó una inconsciencia absoluta, si no habría signos de un ACV y acá no hay indicios de nada". sostuvo ayer la fiscal Chaler, definiendo la posición de la defensa como "hipótesis, meras suposiciones remotas".
En cuanto al dolo, sostuvo que Juan conocía el riesgo de matar a alguien si conducía en estado de ebriedad (1,33 gr por litro de sangre, según el muestreo de alcoholemia).
"Al ir alcoholizado, cuando la gente le avisaba que iba en contramano y sin luces, necesariamente conocía el riesgo de muerte, y aun así manejó", afirmó la fiscal.
Olor a alcohol
"Un accidente isquémico no tiene olor a alcohol", disparó el abogado Ruiz, afirmando que todos los médicos dijeron que "estaba alcoholizado".
En cuanto a la inimputabilidad del ingeniero, indicó que "él sabia que estaba infringiendo la ley desde que salió de su casa sin carnet".
"Acá no hay ni una sola prueba de una amnesia. La defensa no ha logrado probar la inimputabilidad", advirtió.
"Suceso insólito"
"Es un suceso insólito, extraordinario", dijo el abogado Dimas Agüero, al definir el accidente protagonizado por su cliente, olvidando tal vez que la mayor tragedia vial de Mendoza se produjo en la misma ruta, cuando un camionero mató a 17 personas, conduciendo en contramano y alcoholizado.
Y para darle un sentido "lógico" al suceso insólito, afirmó que fue "una amnesia real, no una estrategia defensiva, y eso impone la inimputabilidad, por lo que no hay que pensar entonces en el dolo (la intención)".
Según alegó, Juan sufrió una amnesia producida por una enfermedad que no precisó.
"Son causas que no están probadas y no son demostrables porque estas patologías no dejan marcas. Pero no significa que no hayan sucedido", aventuró, tomando como prueba una tomografía que no descarta alguna enfermedad como un accidente isquémico o una amnesia global. "Tiene un grado de verosimilitud", indicó.
En relación al alcohol, consideró que al existir la inconsciencia no hay imputabilidad, disculpando a su cliente: "No bebió para embriagarse sino por un querer beber, porque no le hacía mal. Fue una ebriedad involuntaria. Lo demás son presunciones".
Los jueces de la Séptima Cámara dictarán sentencia el miércoles próximo a las 9.