Como el protagonista de una película de amor -aunque por el momento con un final no muy feliz-, o como si fuera un personaje de las novelas de la siesta y la noche. Así pasa sus días Alejandro (56) -segundo nombre del protagonista, quien prefirió que no se lo identifique con el primero-, este hombre de Comodoro Rivadavia que desde hace dos meses busca (re)encontrarse con Luciana Brenda (Luli, de 37 años), y por quien ya ha viajado dos veces a Mendoza, aunque sin éxito. Su última oportunidad -que lo encuentra jugado y sin fichas- la deja en manos de este San Valentín, tal vez con una mínima esperanza de que la mujer decida ser parte de su vida.
Hace tres semanas, Los Andes contó la historia de este transportista sureño, quien conoció a Luli hace 9 años tras coincidir en la anónima audiencia de un programa radial de Buenos Aires. Desde ese momento pasaron días y noches enteras chateando, hablando por teléfono y hasta intercambiando fotos. Pero hay un detalle: nunca se vieron en persona (por una u otra razón siempre Ale debió suspender cualquier proyecto de viaje a Mendoza) y ni siquiera chatearon por videoconferencia.
A estas extrañas situaciones, se les suman otros detalles que hacen que la historia sea más compleja de entender todavía. Como, por ejemplo, que hace dos meses -y luego de una discusión- los teléfonos de ella se apagaron y no volvió a atender una llamada ni a responder un mensaje. Incluso, Ale (como lo llama ella con cariño) publicó distintos avisos en Los Andes pidiéndole que vuelva y avisándole que estaba en Mendoza buscándola.
Otro de esos detalles extraños es que el apellido que ella le dio a él no existe (o no es el de ella, ciertamente). Y que la mayoría de las supuestas fotos que la mujer le envió al hombre son de la actriz Emilia Attias, algo que vino a descubrir recién cuando googleó sus fotos.
“He estado haciendo el ridículo y se me han estado riendo todos en la cara cuando vine a Mendoza y le pregunté a la gente por Luciana Brenda Müller, mientras mostraba una foto de Emilia Attias. Después averigüé que ése no era su apellido real tampoco y cuando le quise enviar unas rosas al barrio Dalvian (donde me dijo que vivía), desde la guardia contestaron que no vivía nadie con ese apellido. Pero antes le había mandado cosas allí, y ella había salido a recibirlas en la entrada, antes de que llegaran a preguntar en la guardia. Si la gente se quiere burlar de mí, no me importa. Decido exponerme así porque me importa ella. No me arrepiento de nada de lo que he hecho y si tuviera que volver a vivirlo, lo vivo. No me jode”, confesó él.
Por estos días está nuevamente en Mendoza, tal vez con una mínima esperanza de que el 14 de febrero haga su “magia” y despierte en Luli las ganas de enfrentarlo cara a cara. Pero también con la determinación de que si no es ahora, esta historia no será nunca.
“Si me llama y reaparece, arranco de cero otra vez sin pensarlo. Me tiene tan enamorado que dejo pasar de largo lo que han sido estos dos meses. Porque son 9 años de hablar”, se confesó en un bar de la Peatonal mendocina.
Rara historia de amor El 1 de febrero de 2007 por la noche, Alejandro y Luli escuchaban el mismo programa de radio y el conductor dio al aire el celular del hombre de Comodoro. Fue con el consentimiento de él, quien buscaba conocer a alguien. Ese “alguien” fue Luciana Brenda y, sin saberlo en el momento, ese encuentro virtual terminaría por marcar la vida del camionero.
Primero se escribieron mensajes, luego pasaron a llamarse -llegaron a hablar hasta 3 horas cada madrugada durante estos 9 años-, hasta que finalmente intercambiaron fotos. Pero nunca se vieron cara a cara, ni siquiera por internet.
Los días, meses y años transcurrieron entre mensajes, llamadas, infinidad de promesas de viajes y hasta la decisión de mudarse juntos cuando se solucionaran algunos temas. El más importante era que Hellen -a quien Luciana presentaba como su madre- había recibido un trasplante de corazón y ambos querían esperar a que saliera de la situación de riesgo para dar ese paso, que nunca llegó.
En los minutos previos al último cumpleaños del transportista (el 16 de diciembre pasado por la noche), y mientras éste se encontraba viajando, tuvieron el último contacto.
“No pude atender sus llamadas por la mala señal y me empezó a mandar mensajes de texto. Yo sentí que era el fusible por las peleas que tenía con su padre y se descargaba conmigo, y se lo dije en otro mensaje. Le dije también que si íbamos a discutir, mejor siguiéramos al otro día. Ella empezó a mandarme mensajes diciendo que ya se había acabado todo, que ya no iba más. Pasé un cumpleaños de m... Durante los días siguientes me mandó mensajes diciéndome que necesitaba estar en paz, que ella no iba a abandonar a la madre (algo que yo jamás le pediría) y que no le importaba nada lo material. Me echó en cara cosas de la nada y después no respondió nunca más”, siguió el hombre, quien ya está divorciado de un primer matrimonio.
¿Un fantasma? 21 de diciembre, 21.37 -según se ve en su teléfono- es la fecha y hora del último mensaje y rastro de Luli en la vida de Ale. “Tengo un quilombo grande en mi cabeza y lo estoy intentando cerrar. Me duele un poco estar buscándola con una foto que no es de ella. No podés tener a una persona 9 años mintiéndole”, agregó, mostrando en su mano una de esas fotos -que en realidad es de la actriz- arrugada, fruto de la impotencia. “Yo debo ser un caso único de pelotudeo”, agregó con un dejo de resignación, aunque con un inocultable brillo de esperanza en sus ojos.
El plan compartido era irse a vivir juntos, y el hombre ya había comprado muebles, un horno y otras cosas para el hogar. Pero todo eso lo regaló a una iglesia de Comodoro Rivadavia.
En enero, vino a Mendoza por primera vez y caminó las calles céntricas con la inentendible ilusión de que el destino lo pusiera frente a ella. Estuvo 7 días recorriendo calles, radios -ella le dijo que era periodista y trabajaba en el Edificio Gómez, aunque allí se encontró con reiteradas negativas ante las constantes consultas-, rebotando en distintos hospitales -en los que siempre preguntaba por Hellen- y paseándose con la mochila en la que traía todos los regalos que había comprado desde 2007 para Luli, con un anillo de compromiso incluido.
Cabizbajo, antes de subirse al avión que lo sacaría de Mendoza, optó por poner un aviso en el diario, y luego insistió con otro distinto que fue publicado recientemente. En este último apeló a los inolvidables momentos (todos virtuales) que han compartido, como el dolor por la pérdida de Oma, la abuela de Luli. “No he tenido ninguna novedad, ni siquiera con los dos avisos”, confesó.
Esta semana, Alenadro volvió a Mendoza, con muchas posibilidades de que sea la última vez. Lo hizo con la misma mochila, donde tiene los regalos, el anillo, un CD de Adele (“le encanta”) y una gorra con una leyenda en alemán -nacionalidad de Hellen- que compró en 2010. Si finalmente no se encuentra con quien lo desvela desde febrero de 2007, tiene decidido regalar todo (como ya hizo con los muebles).
“Nunca me dio mucha info de la radio en la que trabaja -teóricamente-. Tampoco me dijo con exactitud dónde estaba internada su madre. Sólo sé que a las 6.20 me llamaba cuando iba a la radio, a las 14 me escribía para avisarme que estaba en la clínica y después de las 0.30 volvíamos a hablar cuando llegaba a su casa. También me dijo que tenía tres hermanos -Kevin, Johi y Gretel- y que su papá se llamaba Federico y es un ex militar. Pero ya no sé qué es cierto y qué no. Lo único que tengo de ella son dos teléfonos, que ahora no atiende”, continuó con un nudo en la garganta.
Aunque trata de dejarlo en un segundo plano, el escepticismo está. “¿A qué voy a ir al Dalvian? ¿A preguntar en la puerta por un apellido que ya sé que no existe en el lugar? Me da bronca no haberme dado cuenta antes, no haber viajado antes a Mendoza. Una vuelta me quedé con los pasajes comprados, porque ella me imploró que no viniera, que esperara. Llevábamos un año de conocernos. Nos mantuvimos 9 años así porque cada vez que hablábamos había un ‘a fin de mes nos vemos’ o un ‘antes de fin de año nos encontramos’. No entiendo por qué terminó así. Creo que hubiera sido mejor que me dijera en algún momento: ‘Me reí de vos durante 9 años’. A esta edad, no puedo estar así: sin dormir por la noche. Si yo no hice nada malo, ¿por qué terminó así?”, se sinceró.
Exiliado en las sierras Perdido por perdido, Alejandro tiene en claro que ésta puede ser su última estadía en Mendoza. Mucho tendrá que ver Luciana Brenda y su decisión de dar la cara o no.
En caso de que no se concrete el encuentro, Ale ya tiene algo bocetado para su futuro. “Me voy a ir a Unquillo. Tengo una casa en mente para alquilar y todo. Me he ido sacando de encima todo lo material y sólo me queda un bolso con ropa y los regalos que le iba a dar a ella”, contó.
El 22 de diciembre, mientras conducía su camión con carga peligrosa, chocó contra otro vehículo. Eso le valió que le quitaran la licencia profesional y ahora, si quiere recuperarla, deberá someterse a un tratamiento. “Estaba ido en el momento del choque, por todo esto. No sé si quiero volver a manejar un camión”, confesó.
36 casamientos para el fin de semana
Si bien el santo de los enamorados se celebra mañana, la realidad indica que muy pocas parejas deciden celebrar su boda un domingo. Si a esto se le suma aquellas parejas que se casan hoy, es válido contar esas bodas dentro del fin de semana de San Valentín.
De esta manera, son 33 los matrimonios previstos para hoy y se le sumarán otros 3 que se registrarán mañana, llegando la cifra a 36 matrimonios. El número es el mismo del año pasado, cuando el 14 cayó sábado.
El promedio de casamientos los sábados de febrero es de 35, mientras que el mes con más casamientos es diciembre, cuando los sábados se celebran 45 bodas.
Mientras que el matrimonio en la oficina del Registro Civil no tiene costo alguno, el servicio de Registro Civil móvil (se traslada a donde los novios quieran celebrar la boda) tiene un costo de 4.140 pesos.
El turno para poder casarse debe solicitarse con 30 días de anticipación, mientras que la semana previa los involucrados deben presentarse para corroborar los datos y firmar otros documentos.
En 2015 hubo 6.000 matrimonios frente a los 5.400 de 2014. Desde el sector de los dueños de salones de fiestas, en tanto, destacaron que los festejos están "por debajo" de lo normal.
“La gente tiene pocos recursos para encarar una fiesta. Las tradicionales para 250 ó 300 personas ya no existen, y hoy la gente averigua por eventos para 40 ó 50 personas”, destacó el presidente de la cámara que nuclea a los saloneros, Fabián Manzur.
Picnic en la Ciudad y feria en Godoy Cruz
Feria de los enamorados. Desde ayer y hasta mañana, de 18 a 22, los mendocinos pueden realizar sus compras alusivas al día de San Valentín en la plaza departamental de Godoy Cruz.
La misma contará con la participación de 24 artesanos, basados en los rubros de chocolatería, florería, tarjetería artesanal, desayunos, fotografía, entre otros.
Mañana, como broche de oro, a las 21.30 se presentará el solista Fernando Martín .
Picnic por el mismo amor. La cita es mañana, entre las 18 y las 22, los jardines de la Nave Cultural de Ciudad. La actividad es organizada por Mendoza LGBT y cuenta con el apoyo de la comuna capitalina.
El objetivo es celebrar la diversidad en la familia, en los tipos de parejas y en los proyectos de vida, brindando una actividad diferente a las convencionales.
Habrá actividades artísticas y culturales en el lugar.