Es un ritual casi místico. La locutora anuncia a Cristina Fernández de Kirchner, "la presidenta de todos los argentinos", y ella emerge en escena arropada por los gritos de los "pibes" que se ofrecen "para la liberación".
El día del esperado regreso presidencial los jóvenes kirchneristas ejecutaron su papel con un fervor desbordante. Quizá fuera algo más que el efecto de un mes y días de abstinencia: ahora que tienen más poder que nunca en el Gobierno, ¿sentirán los "pibes" que su sueño emancipador al fin está en marcha?
Axel Kicillof, a quien los medios internacionales llaman "el número dos" de Cristina, es el abanderado de esa lucha. Si triunfa en sus empeños, la revolución conseguirá algunos hitos:
* Las grandes potencias del mundo, reunidas en el Club de París, acordarán con la Argentina un plan para que el país pague la deuda de 9.500 millones de dólares que defaulteó en 2001.
* La multinacional Repsol firmará un pacto para retirar los juicios contra el Estado por la nacionalización de YPF, a cambio de al menos 5.000 millones de dólares de deuda argentina a la mayor tasa de interés que pueda hallarse en los mercados.
* Atado a eso, más empresas como la norteamericana Chevron podrán sumarse al negocio de Vaca Muerta.
* Se concretará la depreciación más drástica del peso desde la salida de la convertibilidad, en cómodas cuotas diarias y sin necesidad de hacer un anuncio que regocije al maligno "club de los devaluadores".
* Los precios de los combustibles completarán el período de mayor aumento en muchos años para ayudar a la YPF nacional y popular.
* La inflación pisará el acelerador en su carrera con los sueldos. Con la ayuda extra del dólar caro, el país quedará más cerca de obtener el sello de país con mano de obra barata.
* Se eliminarán subsidios energéticos, de modo que la luz y el gas costarán pronto más caro a más gente, aunque por el momento nadie pueda garantizar que se acabarán los cortes de suministro.
* Cada vez menos argentinos podrán viajar al exterior y los que acostumbraban comprarse los jeans por internet sólo conseguirán estrenar dos al año.
Los jóvenes kirchneristas-camporistas dan su batalla también en Aerolíneas Argentinas, en el comercio exterior, en los medios estatales… O en Fútbol para Todos, que cuando llegue la liberación se jugará con el reglamento de Tinelli y Cristóbal López.
Como se saben imbuidos de la razón, no tienen que dar explicaciones. Les toca ejercer el poder. En todo caso, para ordenar el discurso los asiste el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aunque a veces llegue a sus conferencias de prensa tan desarmado que uno lamente no verlo acompañado del intérprete del funeral de Mandela.
En última instancia, siempre quedará Cristina para explicar que "el mundo" conspira contra el Gobierno por envidia. "¿Qué es lo que está molestando, un régimen de plena ocupación que tira los salarios hacia arriba, en el que aumenta el nivel de participación de los trabajadores?", arengó, para deleite de los "pibes".
Ellos aún van por todo, sin resignarse a un futuro político que asoma oscuro. Ese tiempo en el que tal vez descubran que la década ganada -esa liberación- era apenas una estampilla.
Los "pibes para la liberación” no se resignan
Los jóvenes kirchneristas-camporistas dan su batalla también en Aerolíneas Argentinas, en el comercio exterior, en los medios estatales… O en Fútbol para Todos, que cuando llegue la liberación se jugará con el reglamento de Tinelli y Cristóbal López. Como
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