“Piazzolla: los años del tiburón” llega a Mendoza

El film, basado en la vida del artista que revolucionó el tango, contiene varios tesoros. Su nieto, Daniel Piazzolla, nos habla de ello.

 “Piazzolla: los años del tiburón” llega a Mendoza
“Piazzolla: los años del tiburón” llega a Mendoza

"¡Qué lindo mi abuelo!", escribe Daniel 'Pipi' Piazzolla al subir una pared real de Buenos Aires empapelada con el rostro de su abuelo: arriba, se promociona la "Experiencia Piazzolla", el ciclo enorme que él mismo cura en el Konex; abajo, el afiche del estreno de "Piazzolla: los años del tiburón", la película sobre Astor que desembarca hoy en las salas del país, incluyendo las multisalas mendocinas.

Es que el espíritu del genial compositor y bandoneonista nunca se fue de esas callecitas, impregnadas de la revolución tanguera heredada por su nieto en Escalandrum: su frente amplia, su cigarro volcado contra el arco del instrumento que solía desplegar y contraer como aleta.  

"Los años del tiburón" promete filmaciones caseras nunca vistas de la colección familiar, conciertos y grabaciones inéditas, la mirada de su hijo Daniel, la voz de Astor en diálogos íntimos con su hija Diana, jamás escuchados. El esperado largometraje documental del realizador Daniel Rosenfeld ("Al centro de la tierra", "Cornelia frente al espejo") revive ese espesor humano musical a 26 años de su muerte.

“Todas esas historias que se hablaban en la mesa de mi familia, que parecían de fantasía, aparecen en videos y en audios”, nos cuenta el nieto que anoche presenció el preestreno.

¿Hallazgo? "Videos en Súper 8 que no habíamos podido reproducir, filmaciones y fotos que no había visto. Pero, en lo personal, me impactaron los audios de mi abuela. Ella era pintora, pero cuando mi abuelo componía un tango con letra le pedía que lo cantara. Su voz me sorprendió. Suena como una cantante profesional".

Por primera vez, los archivos del legendario compositor fueron abiertos por su familia para esta película: un retrato cinematográfico, musical, hipnótico sobre el arte, los vínculos y los misterios de la creación.

Hay una anécdota genética, que tiene que ver con la infancia de Pipi, cuando todavía no sabía que iba a amar el tango y su desmadre tanto como su abuelo.

Fue en 1983, la noche en que el pequeño Daniel acompañó a Astor al Teatro Colón, donde iba a tocar. "Fuimos los dos solitos, y él me puso en el programa una dedicatoria". Decía: "Para Danielito, mi querido nietito, no te olvides nunca de la noche en que tu abuelo triunfó". En este punto, el heredero lee el gesto. "Eso fue muy fuerte -asegura hoy-, porque ahí me di cuenta de la necesidad que tenía de ser reconocido en su propio país. Para él, el verdadero éxito era tocar ahí, no en la escala de Milán donde, de hecho, ya había tocado".

A lo largo de su propio viaje como baterista, Daniel ha podido vincularse con muchos de los músicos de su abuelo e interpretar ese fascinante repertorio que nos dejó. Lo hizo, incluso, con Ute Lemper, con quien compartió hasta una gira por China con el proyecto "Lost tango".

Ahora, más allá del filme, trabajando como curador de la “Experiencia Piazzolla”, Pipi prolonga la conciencia del riesgo. “Estarán los especialistas y los que interpretan Piazzolla a su manera. Me interesa que aquellos que aman a Piazzolla desde otros géneros también tengan su espacio. Estará, por ejemplo, Miguel Zenón; el saxofonista neoyorquino que tiene un arreglo de ‘Libertango’ de más de una hora. O Juan Cruz de Urquiza, nuestro gran trompetista del jazz, además de Lito Vitale trío, Fabiana Cantilo, Julieta Venegas y muchos otros”.

- ¿Creés que llegó el momento de la justicia?

- Hace bastante, pero no entiendo por qué todavía cuesta que escriban bien el apellido.

Sonríe, porque en la publicidad del bar donde el baterista tocará el viernes todavía yerran en las consonantes. 

Como sea, es un gran momento para los Piazzolla. El grupo Escalandrum lanzará el 12 de octubre su próximo disco. "Fue grabado en Abbey Road, en el estudio donde grabaron los Beatles, por eso se llama así: 'Estudio 2'", adelanta. "Pudimos grabar poniendo toda la energía". Todo, de algún modo, impacta en la visión que tuvo de niño. Pipi presenció algunos ensayos de su abuelo y sabe lo importante que es escuchar grabado lo que ya se tenía en la cabeza, sonando.

Interpretar música de su abuelo fue una decisión, no un mandato. “Hace 25 años que venía tocando como profesional y fue una decisión mía porque realmente sentí que lo podíamos hacer de una manera diferente. Siempre lo hice con mucha seguridad. Lo que me sorprendió fue que haya sido tan bien aceptado. Pensé que a los puristas les podía parecer horrible, pero no fue así. De hecho, a la presentación de nuestro disco ‘Piazzolla plays Piazzolla’ vinieron Héctor Console (contrabajista), el ‘Negro’ Suárez Paz  (violinista)... La verdad es que siempre me sentí acompañado por los exmúsicos de mi abuelo”.

Tesoros desarchivados

En el documental “Piazzolla: los años del tiburón” aparece un Astor en primera persona. Su infancia, la pesca de tiburones, los años en Nueva York, la mítica historia con Carlos Gardel y el destino, el relato de su hijo Daniel y la reconstrucción de la vida de un ícono.

Rosenfeld, que entre otros aciertos dirigió “Saluzzi, ensayo para un bandoneón y tres hermanos”, tuvo acceso a este archivo personal. ¿Cómo? Más de una década atrás, cuando presentaba ese filme en Berlín, se cruzó con Daniel Piazzolla. Un vacío se le hizo evidente: ¿cómo nadie había hecho un documental cuando Astor estaba vivo? Daniel aseguró que la vida de su padre tenía la estructura perfecta para una película.

Y allí se abrieron los tesoros: la grabación del músico tocando el bandoneón a los 10 años, el material de Súper 8  filmado por Astor en Nueva York, cuando compuso “Adiós Nonino”, los siete casetes de entrevistas para un libro que grabó su hija Diana.

El director

Daniel Rosenfeld ganó becas y subsidios de las Fundaciones Antorchas y Rockefeller, Hubert Bals, FNAA, ICI, Jan Vrijman y Berlin Talent Campus.

Su primer largometraje: “Saluzzi: ensayo para bandoneón y tres hermanos” tuvo su premiere mundial en el Festival de Berlín.

Su segundo largometraje, “La quimera de los héroes”, coproducida por Zentropa, Serge Lalou & Les Films D’ici, France2, SBS, Argentinacine, INCAA, CNC y JFV.

El filme recibió dos premios en el Festival de Venecia, entre otros. En 2012 estrenó “Cornelia frente al espejo”, en el Festival Internacional de Rotterdam, co-producida por INCAA, argentinacine, Hubert Bals Fund.

Su último film es “Al centro de la tierra”, coproducido con Heino Deckert, estrenado y premiado en Bafici 2015.

Es productor asimismo de “La calle de los pianistas”, ganadora de los Premio Sur y Cóndor, y productor asociado de “Gilda” de Lorena Muñoz, entre otras películas.

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