La última semana de "Divina Comida" está llegando a su fin, pero antes de terminar su primera temparada regaló a los televidentes un nuevo momento emotivo. Luego de ya cuatro cenas compartidas, el grupo de famosos integrado por Pía Slapka, Silvina Escudero, Marcelo Polino, José María Muscari y Cae ha ido ganando confianza y por eso en la noche del jueves, las lágrimas se apoderaron de la cena.
Es que varios de los participantes que buscan ser el mejor anfitrión terminaron llorando a partir del crudo relato de la modelo sobre su infancia.
Todo comenzó a partir de la pregunta del dueño de casa, Carlos Alberto Elías, sobre la importancia del dinero en sus vidas. Pía fue la primera en responder y si quererlo recayó en un relato desnudo de su historia personal.
"Para mí es importante porque me da tranquilidad saber que puedo pagar mis cuentas, lo básico. Como no lo tuve y me costó tanto ganarme todo lo que tengo -yo tuve que mantener a mi mamá, a mi hermano-, y arranqué tan de abajo, yo le doy mucha importancia", comenzó diciendo la rubia.
Ante la mirada atenta del resto de los comensales, fue entonces cuando recordó su dura infancia. "Me acuerdo que iba al colegio doble turno y mis papás no tenían un peso. Yo me volvía a mi casa porque decía que me había olvidado la vianda pero era mentira, porque no tenía nada para comer", dijo, justo cuando las primeras lágrimas la interrumpieron.
En ese momento, Polino le consultó a la conductora si esa mala alimentación influía en su rendimiento académico, a lo que ella respondió: "Me iba pésimo en el colegio. Mi cabeza estaba en otro lugar". Con la voz entrecortada, continuó: "Por eso digo que para mí el trabajo es todo. No quería llorar y cero víctima, saqué un montón de cosas re positivas, pero me quedó una marca ahí".
"A mí cuando me llegó el trabajo lo abracé porque era mi tabla de salvación. Ahora soy re cuidadosa con el dinero, no despilfarro", reconoció. Y haciendo una crítica a la sociedad, afirmó: "Hay mucha pelotudez, mucha gente que vive en una burbuja inmensa. Sé que muchas veces se gana mucha plata. Es un trabajo mucho más público y tenés como otro precio. Tenés la parte frívola, uno vive, está en el medio, va para adelante y sabés que tenés que vender algo. Pero la vida no pasa por ahí, él, que sabe lo que es estar desde abajo, -señalando a Cae, a quién se le caían las lágrimas- te das cuenta que esto es una pelotudez atómica".
En una comparación con salud, Slapka concluyó en que "uno tiene que ser muy respetuoso y agradecer y valorar de verdad. Porque hay muchos que lo hacen de la boca para afuera, pero no se valora, no se cuida. Hay poco profesionalismo".