El Plan Estratégico Vitivinícola 2020 se comenzó a formular en el 2000 y a aplicar en 2004. Sin embargo, este año, a uno de cumplirse el plazo que se habían fijado para alcanzar las metas, sobrevino una nueva crisis en el sector, que provocó que el gobierno provincial lanzara un fondo anti cíclico.
La situación puso en la mira a la Coviar, organización público-privada encargada de desarrollar acciones para alcanzar los objetivos acordados por diversos actores de la industria. Ahora, ha comenzado a diseñar un nuevo PEVI, de 10 años de ejecución, lo que ha generado adhesiones y cuestionamientos.
Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, en 2004, cuando empezó a implementarse el plan, Argentina exportó 1.553.391 hectolitros de vino, por una suma de 231 millones de dólares. El año pasado se vendieron en el exterior 2.753.574 hectolitros (+77%) por un total de 821 millones de dólares (+255%). Sin embargo, aún se está muy lejos de la visión expresada en el PEVI, que planteaba como meta que la industria vitivinícola argentina alcanzara ventas por 2.000 millones de dólares y que participara con un 10% del volumen en las exportaciones mundiales, ya que apenas llegó a un 2,5%.
Carlos Fiochetta, gerente de la Coviar, explicó que uno de los aprendizajes del plan estratégico vigente fue que en un país como Argentina, que tiene alta volatilidad y en el que los escenarios suelen cambiar bruscamente, es más adecuado pensar en una planificación a 10 años, con revisiones periódicas.
El actual, continuó, tuvo una duración cercana a las dos décadas y si bien hasta 2011 todas las variables crecían, la situación macroeconómica cambió y puso límites para el desarrollo del sector. Aunque se hicieron adecuaciones de los proyectos, la propuesta nueva contempla la actualización de las metas y objetivos.
La tarea de definirlos no será de la Coviar, sino de diversos referentes de la industria vitivinícola e incluso representantes políticos. El INTA es el organismo que ha empezado a realizar, el mes pasado (como lo hizo en 2001), talleres en los oasis productivos del país para que los participantes aporten sus visiones y establezcan prioridades. La diferencia en esta ocasión es que se intentará buscar soluciones locales para los problemas globales. En los foros que se han desarrollado hasta ahora, señaló Fiochetta, ha surgido la necesidad de que la vitivinicultura siga teniendo un plan a futuro.
Patricia Ortiz, quien desde junio preside Bodegas de Argentina, expresó que en la cámara empresaria piensan que se debe elaborar una nueva planificación, pero no están de acuerdo con la metodología elegida. Es que opinan que era necesario un análisis previo con las entidades representativas, para mirar desde el consumo lo que puede ocurrir en los próximos 10 años, ya que el mundo está cambiando y se han abierto mercados.
“Después de un plan que tuvo el fracaso que tuvo, nos merecemos una discusión más profunda de los problemas de la industria”, lanzó Ortiz, quien insistió en que desconocen cómo se está trabajando en los foros porque no hubo espacio para un debate previo. “Hay un escenario tan distinto que es importante planificar esto”, señaló.
Sin embargo, también hay quienes, como José Zuccardi, presidente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA), opinan que no es que la Coviar no haya alcanzado los objetivos, porque se hicieron cosas para potenciar los mercados interno y externo, sino que el contexto en el que se plantearon esas metas cambió sustancialmente. Incluso, se pregunta qué habría ocurrido si no hubiera existido un plan estratégico.
"Creo que la vitivinicultura necesita tener un plan y objetivos para los próximos 10 años, y analizarlos con toda la cadena de valor vitivinícola", indicó Zuccardi. Y destacó que, a partir de la existencia de la Corporación Vitivinícola, el sector está mucho más integrado, las exportaciones crecieron fuertemente hasta 2011 y se acercó tecnología a los productores.
"Considero que si no hubiera estado Coviar, la caída habría sido mucho más fuerte", manifestó Sancho. Asimismo, resaltó que la entidad desarrolló un programa para los pequeños productores, con un financiamiento del BID, de 50 millones de dólares.
También calificó de logros el realizar la campaña Vino Bebida Nacional, defender la tasa 0 para los vinos y espumantes, insistir en la disminución de las cargas patronales y conseguir que no se prohibiera la publicidad del vino en la Ciudad de Buenos Aires.
“Lo más importante de la Coviar es tener una mesa común donde todos opinamos, discutimos y avanzamos con un mismo eje. El consenso no quiere decir que todos estamos de acuerdo pero sí que vamos viendo cual sería el mejor camino para la vitivinicultura”, señaló.
El Centro de Viñateros y Bodegueros del Este emitió un comunicado firmado por su presidente Javier Palau en el que expresa su rechazo a que Coviar diseñe un PEVI 2030. Esto, porque señalan que el PEVI 2020 no alcanzó los resultados que se propuso y, en este sentido, la contribución obligatoria -que deben realizar los distintos eslabones de la cadena- ha devenido en un costo injustificado. Asimismo, consideran que la corporación alteró su misión, al pretender ser la expresión gremial de la vitivinicultura. Para concluir, destacan el espíritu que animó la creación del plan y critican el accionar de algunos dirigentes de la entidad.