Petróleo: baja producción, poca demanda y recortes salariales

En el primer trimestre del año, la producción fue la más chica desde que se tiene registro. Preocupan la falta de inversión y los empleos.

Petróleo: baja producción, poca demanda y recortes salariales
Petróleo: baja producción, poca demanda y recortes salariales

La pandemia del coronavirus y la caída del precio internacional del barril de crudo revolucionaron al sector petrolero, y Mendoza no está exenta. Hoy, la producción es mínima, hay sobrestock en la destilería, no existe un precio interno del barril definido y hay recortes en los salarios de los trabajadores. 

Este escenario es preocupante por donde se lo mire y llegó en medio de una de las crisis productivas más grande que ha sufrido Mendoza. De acuerdo con las estadísticas oficiales, en el primer trimestre del año la producción de petróleo dentro de la provincia fue la más baja desde que se tiene registro (1999). Ahora, con el derrumbe del precio del crudo y la demanda de combustibles por el piso, las posibilidades de ver una recuperación en el corto plazo parecen ser nulas.

Para entender el contexto en que  se desarrolla el negocio petrolero, se debe analizar qué pasó en los últimos años, qué ocurre hoy -dentro y fuera del país- y hacia dónde apunta Mendoza.

El camino recorrido

El sector petrolero lleva dos décadas enteras de retracción en Mendoza. Según un informe del Ministerio de Energía de la Nación, entre enero y marzo de 2020 se extrajeron sólo 938.214 m3 de crudo en la provincia. Es la primera vez desde 1999 que se registra un valor inferior al millón de m3 para ese período.

En detalle, se observa que a principios de siglo la producción de los primeros trimestres rondaba 1,5 millón de m3. Con el correr de los años la cifra fue disminuyendo de forma progresiva hasta tocar su punto más bajo en 2020.

De acuerdo a los especialistas, la caída fue consecuencia directa de dos grandes factores: la falta de inversiones y el declive productivo de los pozos de producción primaria. En lo que respecta al primer punto, los números son claros. Entre 2006 y 2012, el monto promedio de inversión anual de todas las empresas que extraen crudo en Mendoza, fue de U$S 276,1 millones. En los siete años siguientes (2013 a 2019), el monto subió hasta  U$S 508,6 millones.

A simple vista se podría suponer que la mejora en los niveles de inversión debería reflejarse en un incremento directo de la producción, pero se debe tener en cuenta que se trata de un negocio de mediano y largo plazo. Eso significa que los malos resultados que está teniendo la provincia hoy, son el resultado de la escasez de inversiones registradas hasta 2012.

Por otro lado, se debe considerar que Mendoza está en medio de un proceso de "reconversión", que puede tardar años en mostrar resultados. Es que los pozos de producción primaria están en declive y los expertos entienden que el futuro petrolero de Mendoza se encuentra en el crudo no convencional, que para su extracción requiere mayormente de técnicas de fracturación hidráulica (fracking).

Así lo explicó el subsecretario de Energía y Minería de Mendoza, Emilio Guiñazú. "La producción convencional se viene haciendo desde hace 70 años en la provincia y, al igual que en el resto del mundo, viene en declive. Es cada vez más difícil encontrar algún yacimiento nuevo que revierta la pérdida de reservas", comentó.

"En este contexto, irrumpen los hidrocarburos no convencionales. Son los extra pesados y shale (hidrocarburos que salen de la roca madre). Ahí es donde aparece en escena el fracking. La tecnología permitió reducir los costos para que ese método de extracción se masifique. Sigue siendo más caro que el convencional, pero la tendencia es que esta relación de costos se invierta.

Alejandro Rodríguez, director ejecutivo de la Cámara Mendocina de Empresas de Servicios Petroleros, también analizó el desempeño del sector petrolero mendocino en los últimos años. "La provincia viene con un declive productivo muy importante, consecuencia de varios años de falta de inversión y algunos desaciertos. Esta situación se profundizó el año pasado a causa de un mercado que se reguló con precios máximos", señaló.

"Por otro lado, Mendoza hace rato que está alejada del mapa de las inversiones por razones de carácter geológico. Se sigue trabajando en pozos de petróleo convencional, de mucha longevidad, sobre un viejo sistema que contrasta con los métodos de extracción no convencional", agregó.

Sin precio ni producción

Entendiendo de dónde viene el sector petrolero local, se puede pasar a analizar qué está pasando hoy. Por un lado, hay que considerar que, debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio, la demanda de combustibles se desplomó en el último mes. De hecho, las estadísticas oficiales muestran retracción superior al 20% en las ventas de naftas y gasoil premium durante marzo, cuando sólo hubo diez días de cuarentena.

Por otra parte, hubo un desmoronamiento histórico del precio internacional del barril de crudo, tanto del WTI (esta semana cerró en U$S 15) como del Brent (U$S 24). La baja comenzó como consecuencia de la caída de la demanda a nivel mundial, por el coronavirus, pero se consolidó definitivamente cuando Arabia Saudita, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), comenzó una guerra de precios contra Rusia.

El primero de los factores mencionados, la caída de la demanda, tuvo un efecto inmediato sobre la producción local. Es que la destilería de Luján de Cuyo quedó rápidamente sin capacidad de almacenamiento y en consecuencia, YPF dejó de comprar crudo a terceros (sólo se abastece con producción propia). Con un volumen de extracción muy bajo y ventas insuficientes, se puede decir que el sector está prácticamente parado. Esto ha llevado a recortes salariales y posibles pérdidas de puestos de trabajo (ver aparte), a lo que se suma una rentabilidad inusualmente baja de las estaciones de servicio, que podría conducir al cierre de algunas empresas.

En lo que respecta al precio, hay dos consecuencias principales, una inmediata y otra de largo plazo. La más rápida, tiene que ver con la baja de recaudación por regalías. Las petroleras pagan al Estado provincial una alícuota del 12% por derechos de explotación, que se calcula en función del barril de crudo Brent. Como este valor de referencia viene bajando, las regalías también lo hacen (además se extrae muy poco).

El ministro de Hacienda y Finanzas, Lisandro Nieri, explicó a Los Andes días atrás que, con un barril a U$S 33, la provincia perdería 3.400 millones de pesos.

Hoy, el valor del Brent ronda los U$S 24, pero es probable que se defina otro precio de referencia en la provincia. "En abril no hubo precio definido para la liquidación de regalías, porque las provincias petroleras iniciaron una acción para acordar un valor de equilibrio entre el precio del surtidor y el del barril", comentó Emilio Guiñazú.

"Hoy, las estaciones están vendiendo la nafta al mismo precio que lo hacían cuando el barril costaba U$S 50. El Estado no quiere que bajen los combustibles porque cobra impuestos sobre el valor de venta. Por eso existe una negociación en la que intervienen las petroleras, las provincias, las refinadoras y el Estado nacional", agregó el subsecretario de Energía.

Para los especialistas, la implementación de un precio de referencia interno sería favorable para la actividad. El economista Nicolás Aroma, explicó que "el barril criollo" (se discute cerca de los U$S 40) haría más viables las inversiones, pero en este contexto, fundamentalmente, "serviría para proteger la producción actual". Además, agregó, "esto amortiguaría algo la caída de recaudación por regalías".

Se mostró de acuerdo el economista Carlos Rodríguez, quien consideró que el barril criollo podría compensar en parte a la inversión en la extracción. "Habría que preguntarse cómo será la recuperación del sector a nivel internacional y como impactará en las economías desarrolladas. Si esta recuperación del petróleo se dará en forma abrupta o con algunos estancamientos y actuar en función de eso", apuntó. Resta saber qué sucederá post - pandemia.

El escenario futuro

La consecuencia a largo plazo del desplome del barril de crudo tiene que ver con la producción en sí y con la misión de Mendoza de inclinarse hacia el crudo pesado.
"El precio de extracción del crudo convencional, fluctúa actualmente entre U$S 30 y U$S 40. Con este precio, se paró todo en todo el mundo petrolero y se retrasó la migración de Mendoza hacia la producción no convencional. De todas formas, está claro que en algún momento el precio internacional se tiene que recuperar, porque un barril a U$S 15 es insostenible incluso para Arabia Saudita. Las oportunidades llegarán", explicó Emilio Guiñazú.

Para Carlos Rodríguez, la caída del barril se traducirá además en una falta de inversión privada en el sector a nivel internacional. "En Argentina esta situación se verá agravada por el riesgo de un default. Ante este panorama será difícil que vengan petroleras a invertir y más si la actividad sigue siendo poco rentable", completó.

A este análisis hay que sumar por supuesto los futuros efectos del coronavirus. Las opiniones médicas más optimistas hablan de tener una vacuna a inicios de 2021, pero lo cierto es que la pandemia podría perdurar mucho más en el tiempo, presionando la demanda hacia abajo y haciendo el negocio petrolero prácticamente inviable.

El impacto en el empleo local

La actividad casi se ha detenido por completo y el consumo de diferentes combustibles ha caído deliberadamente a causa de la cuarentena internacional. En este contexto, previa a la liquidación de los salarios de abril, sindicatos y cámaras empresariales del sector petrolero llegaron a un acuerdo por dos meses: una rebaja del 40% de los haberes de abril y mayo de los trabajadores en reserva a cambio de que no se produzcan suspensiones. Así lo explicó David Castro, secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Cuyo.

"Con la brusca baja del precio del crudo a nivel internacional muchos yacimientos han parado sus actividades mientras otros han cerrado. A nivel local YPF no está comprando petróleo y ha disminuido el ritmo en la destilería. Como consecuencia, cerca del 70% de los trabajadores, unos 2.700 compañeros aproximadamente fueron enviados a sus hogares y otros 300 están realizando diversas tareas para sostener los yacimientos. En Mendoza, de los 27 equipos que había trabajando hoy están todos parados", señaló el líder sindical.

Resta esperar que se normalice la situación en el país para analizar qué se puede hacer en el sector.

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