Peter Lanzani: “Lo que queríamos contar se nos metía en la piel”

Esta semana se estrenó “Los Últimos”, el film que es ópera prima de Nicolás Puenzo. Peter nos cuenta, en exclusiva, detalles de este trabajo

Peter Lanzani: “Lo que queríamos contar se nos metía en la piel”
Peter Lanzani: “Lo que queríamos contar se nos metía en la piel”

Peter Lanzani es, de su joven generación, uno de los más interesantes y amado por las chicas (especialmente). Gran promesa que ya tiene sus fuertes puntos -y logros- en el universo audiovisual argentino: "Historia de un clan" lo catapultó a las grandes ligas. 

Ahora se mide junto a la experiencia y el talento de un intérprete como Germán Palacios en "Los últimos", la nueva película que estrenaron las multisalas.

Allí se calza los pantalones de un personaje que tiene sus complejidades: Pedro, un chico refugiado que huye con su novia y un corresponsal de guerra que recupera, al conocerlos, las ganas de vivir.

Ellos huyen hacia el Pacífico cruzando el altiplano, devastado por el saqueo de los recursos naturales: es la Guerra por el Agua.

Sobre esta curiosa película con la que Nicolás Puenzo suma un nombre de pila más a su ilustre familia de cineastas, nos reunimos con Peter Lanzani para charlar.

- La película trata muchos tópicos. ¿Qué fue lo que te atrajo de ella?

- La verdad, un poco de todo. El personaje, su circunstancia, su atmósfera. Sabía que iba a ser una composición difícil de afrontar, tanto física como mentalmente. Me pareció muy interesante laburar con Nico (Puenzo), ya que conocía un poco su laburo. No como director, obviamente, porque es su ópera prima. También me encantó el guión y las personas que estaban involucradas en este proyecto. Creo que fue una conjunción de cosas las que me parecían atractivas para sumarme. No lo tuve que pensar tanto. Cuando me dieron el guión, lo leí, y ese mismo día llamé a Nicolás y le dije: “Juntémonos, busquémosle la vuelta y hagámosla”.

- ¿Qué fue lo más duro? ¿El cambio físico que tuviste que hacer o filmar en esa locación tan hostil?

- Creo que las dos cosas, porque ambas iban de la mano. Bajé 12 kilos para interpretar a Pedro, sometiéndome a una dieta estricta que me dio una nutricionista. Filmar allá fue también bravísimo. Estuvimos en el Lago Poopó, Machacamarca, el Salar de Uyuni, El Alto, pueblos mineros. También en el Desierto de Atacama, en Chile y en algunas locaciones acá.

- ¿Tenían un clima muy duro?

- De día hacía muchísimo calor, y de noche te morías de frío. Fue rarísimo todo, pero había un equipo muy copado. Entonces la pasamos muy bien. El laburo no fue duro en ese sentido, sino porque lo requería. Las circunstancias nos ayudaron mucho a meternos en el trabajo. Lo que queríamos contar se nos metía en la piel, así que fue hasta un toque “más fácil”. Hicimos también mucho laburo de guión y después en rodaje en donde fuimos buscando muchas cosas. De una manera u otra, terminás de encontrar y preparar el personaje en el set.

- ¿Cómo reaccionaste cuando viste que lo que querían contar como una trama futurista estaba pasando ya en la actualidad?

- Un poco nos destruyó y otro poco nos caló hondo. A mí me pasó de salir a caminar en uno de los pueblos y una de las vecinas me contó que su familia se enfermaba de cáncer porque no tenían agua potable. Gente muy despojada, a la que no le dan mucha bola. Eso fue, prácticamente, al segundo día de empezar la película. Ahí nos dimos cuenta de que estábamos en el lugar de “Los Últimos”, realmente. De una manera u otra, tratamos de ayudar en lo que pudimos. No sé, como darles las botellas de agua que traíamos, pero eso no nos corresponde a nosotros ni tampoco podíamos hacer más. Me parece que hacer una película contándola de esta manera y concientizar, tomar algunos testimonios para quizá después mostrarlos, también puede ser nuestro grano de arena para ayudar en algo.

- ¿Los movilizó lo que vieron?

- Nos fuimos todos muy modificados y palpando un poco de esa atmósfera que tenían estas personas, que eran bondad y amor puros, en unas circunstancias tan oscuras. No por ellos sino por el otro lado. Si no nos ayudamos entre nosotros: ¿quién lo va a hacer? Por eso digo que se hizo más fácil el laburo, porque para armar a nuestros personajes y la situación que están viviendo, prácticamente nos encontramos en ellos. De esa manera, uno llega a las emociones más fácil y sabés por dónde buscarlas. Nos enorgullece mucho la película que hicimos.

- La película recuerda mucho a "Niños del Hombre" por el clima, las locaciones, por ese toque postapocalíptico...

- Sí, claro. Ese largometraje de Alfonso Cuarón es increíble, y siempre lo tuve como referencia. Acá nos focalizamos más en la desintegración de estas personas. Mi personaje y el de Juana Burga (Yaku) son los más puros, pero es porque son los que están más olvidados. Terminaron encontrando su parte más animal en ellos; porque todo el primer acto, hasta que se suben al tren, son como dos animales caminando por el desierto. Por eso no están tocados de maldad, sino de necesidad, de esperanza, de sobrevivir. Y, de repente, llegan a un lugar donde se dan cuenta de que había un mundo más allá del campo de refugiados en donde estaban.

- ¿Qué tal fue trabajar con los Puenzo? Nicolás dirige, Lucía es coguionista y productora; al igual que Luis, su padre.

- Son unos locos. Yo los adoro. Fue una experiencia increíble y me encantó trabajar con ellos. Me encantó el estilo de rodaje. Además tenía muchas ganas de salir a filmar a otro lado. Todo eso que implica el viaje, ir con la compañía, todos unidos como un grupo. De entrada me trataron de diez. Siempre tuvieron la mejor predisposición conmigo y eso ayuda muchísimo para laburar. Es más: tenía ganas de ir a trabajar para proponer y hacer más cosas. Así que lo disfruté muchísimo. Es una familia hermosa.

- Tuviste un año increíble, tanto en la pantalla chica como en la pantalla grande. ¿Cuáles son tus planes?

- Quiero seguir por este camino. Voy probando hacer cosas muy distintas. Me gusta mucho actuar, me apasiona. Vengo haciendo mucho teatro, y por suerte también cine. Aunque televisión hice siempre, se me abrió este abanico de poder hacer el formato miniserie. Lo de “Un gallo para Esculapio” (2017) estuvo buenísimo. Hay que ir madurando, creciendo y depende siempre de lo que quieras. Yo estaba muy seguro de lo que quería lograr pero, más allá de eso, sabía muy bien lo que me divertía y anhelaba. Si sos un jugador de fútbol, lo jugás, obviamente. Pero lo que querés es jugar en primera con los mejores, en el más alto nivel.

- Venís de una camada de actores que tuvieron mucha repercusión con "Casi Ángeles", pero después les costó un poco protagonizar otros proyectos. ¿Por qué creés que fue difícil?

- La mayoría está laburando, haciendo muchas cosas. Está buenísimo protagonizar y demás, pero a veces no hace falta pegar un protagónico para poder hacer un laburo que dé mucho que hablar. Con el protagónico podés jugar mucho más, claramente, pero en mi caso confío mucho más en lo que mi personaje tenga para contar. Me parece que todavía nos estamos abriendo el camino y rompiendo un poco estructuras.

- ¿Te gusta hacer personajes que te transforman mucho?

- Eso me encanta. Siempre que lo puedo lograr, está buenísimo. En las redes sociales pasó que se pusieron muy mal porque me “puse feo”, pero en realidad todo nació a partir de esta película, aunque no lo sabían. Había bajado mucho de peso, como dije antes, y también me había cortado el pelo a los tijeretazos, dejándome agujeros. Me maltrataron mucho por eso. Si te preocupa si estoy feo o lindo en cada proyecto que hago, es que estoy haciendo muy mal mi laburo.

- ¿Qué se viene para el futuro?

- Estoy tratando de volver con “El Emperador Gynt”, la obra que hice este año en el Cultural San Martín. Queremos reestrenar en enero o febrero en el mismo teatro. Está también la posibilidad de hacer una segunda temporada de “Un gallo para Esculapio”. No hay nada, pero se está hablando bastante fuerte de la chance de hacerla. Estoy leyendo algunos guiones, pero muy tranquilo. Estoy tomándome un tiempo para descansar un poco.

- ¿Conocés Mendoza? ¿Tenés algún recuerdo en especial de haber estado?

- Hace poco estuve por allá. Estuve en la gira de unos amigos míos, los Banda los Chinos, y conocí a una banda de allá que son unos genios, llamada Usted Señálemelo. También a algunos de los integrantes de Perras on the Beach. Nos fuimos a la montaña a pasar la tarde. Caminamos un rato, absorbimos la buena vibra y nos tomamos unos buenos vinos pateros con un buen asado. Me encanta Mendoza. Fui muchas veces, de gira con “Teen Angels” o de vacaciones.

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