Un tenso silencio se instaló en el lujoso hotel de Barcelona donde celebra su noche electoral el partido del presidente catalán Artur Mas, al que los sondeos vaticinaron una pérdida de escaños pese a haber defendido contra viento y marea su proyecto soberanista.
Entre los cientos de seguidores de la coalición nacionalista conservadora CiU reunidos en el hotel Majestic de Barcelona reinaron los rostros de sorpresa y decepción cuando la televisión pública catalana anunció que el partido de Mas pasaba de los 62 escaños actuales a entre 54 y 57.
"Es sólo un sondeo y me extraña que los votantes de CiU se hayan pasado a otros partidos", afirma Jordi Fiol, un administrativo prejubilado de 58 años que viajó expresamente desde Mallorca para asistir al acto. "Lógicamente esto se tiene que equilibrar", agrega evidentemente decepcionado.
"Sin embargo el soberanismo sale reforzado, porque ERC obtiene una fuerza extraordinaria, impresionante", señala en alusión al partido histórico de la izquierda independentista, Esquerra Republicana de Catalunya, que según los sondeo podría duplicar sus 10 escaños para pasar a 20-23.
"Hay que esperar, esto se tiene que corregir", dice Marià Morera, de 58 años, para quien es esencial "ver cómo quedan las otras fuerzas soberanistas" para poder sacar adelante el referéndum de autodeterminación que Mas prometió para la próxima legislatura pese a la firme oposición del gobierno de Madrid.
Mientras en los elegantes salones del Majestic, con suelos de mármol y cómodos muebles de caoba, cientos de los militantes esperan los resultados definitivos, en la calle otros siguen el desarrollo de la noche electoral por una pantalla gigante instalada frente al hotel.
"Estoy un poco decepcionada", reconoce Laia Bartomeus, abogada de 32 años, que acudió con su marido.
"Sin embargo era previsible que ERC subiese y se llevase una parte del electorado de CiU", agrega, celebrando pese a todo que el parlamento catalán "tiene una mayoría soberanista que es lo que realmente pedía el pueblo, más que la victoria de un partido u otro", añade.
Pese a que Mas no logró la mayoría absoluta que perseguía cuando en setiembre convocó elecciones anticipadas tras menos de dos años en el gobierno catalán, sus seguidores no pierden la esperanza de que lleve adelante su proyecto independentista.
"Solo le pediría a Mas que luche como está luchando por nosotros, ya que el pueblo se está volcando tanto en este proyecto", dice Blanca Cervantes, secretaria de 36 años que llegó acompañada de su esposo y sus tres hijos adolescentes, el mayor de los cuales milita en las juventudes de CiU.
"Ahora que hemos emprendido este camino tenemos que ir hasta el final, queremos ser un pueblo independiente", agrega su marido, Gerard Ruiz, de 38 años, trabajador de la metalurgia.
