Hoy es la última reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) que realiza el Banco Central de Brasil este año. Aunque no hay expectativas de un cambio de tasas, el encuentro está plagado de incertidumbres: la decisión que tomen los hombres de Ilan Goldfajn le van a marcar la cancha al próximo mandatario de Brasil.
Jair Bolsonaro asumirá la presidencia del país más grande de Sudamérica el próximo 1 de enero. Aunque su triunfo alcanzó para despejar las dudas más importantes del mercado, aún no lograron reflejarse en la cotización de su moneda. Desde enero hasta los comicios de octubre, el real perdía 10,94%. Aunque los inversores convalidaron el triunfo del ultraderechista con un pequeño rally, luego de que se conocieran los resultados de la segunda vuelta el real cayó otro 5,47% más. Así, la devaluación acumulada cuando faltan 20 días para el fin de año es de 16,37%.
Según la encuesta Focus que realiza el BCB entre más de 100 operadores del mercado paulista, la expectativa es que la tasa Selic se mantenga estable en torno al 6,5%, lo que es visto como una señal de estabilidad en medio de un escenario de cambios.
Con el mandato de Michel Temer también se termina el de Goldfajn, que será reemplazado por el actual director de tesorería del Banco Santander Brasil, Roberto Campos Neto. Campos Neto tendrá el desafío de mantener el valor de la moneda, en un contexto de inflación a la baja. Los precios en Brasil retrocedieron un 0,21% en noviembre respecto de octubre, en su segunda contracción en lo que va del año. Así, en promedio de los últimos doce meses los precios suben un 4,05 %, por debajo de lo que la autoridad monetaria fijó como centro de su meta.
En tanto, el crecimiento de la economía brasileña sigue siendo débil. La encuesta Focus del Banco de Brasil bajó sus proyecciones de crecimiento de la economía de 1,32% a 1,3%. Con todo, si se confirma sería el mejor número de los últimos cinco años.
Ambos factores podrían ser señal de una necesidad de bajar las tasas para impulsar la economía, aunque el mercado prefiere la continuidad en la política monetaria, mientras se ve en los papeles si Bolsonaro puede finalmente llevar a la práctica los ajustes que prometió en campaña.
Esa agenda de recortes fiscales, privatizaciones y apertura económica le valió un amplio apoyo de los inversores, que se reforzó con la designación del ultraliberal Paulo Guedes al frente de un superministerio de Economía. La mayor duda recae ahora sobre el respaldo político de Bolsonaro para modificar la ley de jubilaciones.