Estados Unidos ejecutó ayer a una condenada a muerte, pese a un último llamado del Papa Francisco, quien cinco días atrás había abogado firmemente ante el Congreso por la abolición de la pena capital.
“A las 0.21 (hora local) cumpliendo una orden del Tribunal, Kelly Gissendaner fue ejecutada según la ley. Ella realizó una última declaración y solicitó que se le permitiera rezar”, anuncio Gwendolyn Hogan, portavoz de la administración penitenciaria del Estado de Georgia (sureste de EEUU).
La junta de Indultos y Libertad Condicional de Georgia había denegado el martes suspender la ejecución. “La comisión rechazó el pedido de revaluación de su decisión anterior, que descartó clemencia para Kelly Gissendaner”, dijo el portavoz de esta junta unas cuatro horas antes de la hora prevista para la ejecución.
La ejecución tiene un significado particular, cinco días después de un llamado realizado por el papa Francisco en el Congreso de Washington a abolir la pena de muerte.
El martes, el representante del Vaticano en Estados Unidos, Carlo Maria Vigano, hizo un “llamado urgente” en nombre del Papa Francisco para conmutar la pena de Gissendaner.
"Sin querer desestimar la gravedad del crimen por el cual Gissendaner fue condenada, estando siempre con las víctimas, de corazón, le imploro sin embargo conmutar esta sentencia en una pena que se traduzca en justicia y piedad a la vez", escribió.
Kelly Gissendaner, de 47 años, es la decimosexta mujer en ser ejecutada desde que la Corte Suprema restableció la pena capital en 1976. La mujer fue condenada por haber complotado con su amante para asesinar a su marido en 1997.
Pedido a EEUU y el mundo
En su reciente discurso en el Capitolio de Washington, ante los representantes de Estados Unidos, Francisco abogó por la abolición de la pena de muerte en ese país y, por extensión en los 58 países del mundo en los que aún se aplica. Según el informe de Amnistía Internacional “Condenas a Muerte y Ejecuciones de 2014”, “más de dos tercios de los países del mundo -140 estados- ya han abolido la pena de muerte en su legislación o en la práctica”.
En su alocución, el Papa señaló: “Estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito”. Anteriormente, en un discurso en el Vaticano, Francisco había afirmado que “con la aplicación de la pena capital, se le niega al condenado la posibilidad de la reparación o enmienda del daño causado...”
Sólo en 2014, China ejecutó a más de 1.000 personas, más que el resto de los países juntos. Allí las cifras de ejecuciones de mantienen como un secreto de Estado.
En segundo lugar, Irán aplicó la pena capital a 289 presos, a los que Amnistía Internacional suma otras 545 ejecuciones no oficiales.
Arabia Saudí cierra el podio con al menos 90 ejecutados oficiales, la mitad por delitos no mortales. Agencias
Una historia de codicia, infidelidad y muerte
Atlanta. La mujer, que murió tras recibir una inyección letal en la prisión, fue sentenciada por haberle encargado a su amante que matara a su marido. Quería cobrar un seguro de vida y quedarse con la casa.
Kelly Gissendaner, de 47 años, murió tras recibir una inyección letal en la prisión de Jackson, en el sureste de Atlanta, con lo que se convirtió en la primera mujer en ser ejecutada en Georgia desde 1945.
Fue sentenciada a la pena capital por planear y conspirar en la muerte de su esposo en 1997, Doug Gissendaner, junto a su amante, Gregory Bruce Owen, autor material del crimen. Owen la traicionó y testificó en su contra. Sólo fue condenado a cadena perpetua.
Por un puñado de dólares
Los fiscales la acusaron de querer matar a su marido sólo para poder cobrar un seguro de vida de 10.000 dólares y quedarse con la casa de la pareja, valuada en 84.000.
“Sí, Greg Owen tomó tomó un cuchillo y llevó a Doug Gissendaner a la muerte, pero Kelly Gissendaner es más responsable”, dijo uno de los fiscales en el juicio. “Ella lo llevó a él a hacerlo. ¿Por qué? Codicia. Pura y simple codicia". Y continuó: “Greg fue el arma de Kelly en este caso. Su instrumento”.
Kelly Gissendaner llevó a Owen a su casa y luego se fue con amigos. Owen sorprendió a Doug Gissendaner, que tenía 30 años, y lo obligó, amenazándolo con un cuchillo, a conducir hasta una zona alejada en Gwinnett, cerca del distrito de Walton. Luego lo obligó a adentrarse en una zona boscosa y ponerse de rodillas. Lo golpeó en la cabeza, lo apuñaló en la espalda y en el cuello varias veces y se fue. Luego la esposa y cómplice ayudó a su amante a prender fuego el auto y destruir la evidencia. Los restos fueron encontrados unas dos semanas después.
La Corte Suprema de Georgia la condenó como culpable del asesinato y le dictó la pena de muerte. Durante la lectura de la sentencia, ella se mostró inmutable. Sólo balbuceó “Te amo” a su madre, que la miraba de cerca.
La Justicia rechazó los argumentos de la defensa que pedían que la mujer no recibiera una pena mayor que la de su amante y autor material alegando que era madre de tres pequeños en ese momento. “Les ruego a todos ustedes y le rezo a Dios que no le den la sentencia de muerte”, imploró la madre de la acusada, Maxine Wade. “Pienso que la sentencia de muerte los destruirá a ellos (por sus hijos)”.
Los tres hijos de la mujer la habían perdonado argumentando que ella se había reformado. Incluso llegaron a interceder a su favor en varias ocasiones.