Los últimos años se han dado grandes pasos en pos de la inserción de personas con discapacidad y en particular de quienes tienen síndrome de Down. Ellos han logrado mayor acceso a formación y reconocimiento de derechos, sin embargo persiste una gran deuda en cuanto a su incorporación al mercado laboral.
Es que no existe una legislación específica que regule su labor y por ende al incorporarse al trabajo formal, deben hacerlo con la normativa que rige para cualquier trabajador.
Esto los deja algo entrampados cuando no tienen una familia con suficientes recursos, ya que al incorporarse al trabajo formal dejan de percibir el subsidio que cobran por discapacidad.
"Las familias tienen temor de que si no les gusta o no quieren ir pierdan esa pensión, no tienen certeza de que pueda trabajar de por vida; no sólo pierde el dinero sino además la posibilidad de acceder a servicios de salud y tratamientos que requiere", aseguró Juan Chirca, presiente de la Asociación Down Mendoza (ADOM), que junto a otras entidades de la provincia y el país conmemora hoy el Día Mundial del Síndrome de Down.
Emilce Vega, gerente de Empleo en Mendoza del ministerio de Trabajo, advirtió: "La pensión es un derecho adquirido y muchos prefieren la certeza de tenerla por la incertidumbre que puede implicar el mercado laboral".
Y reconoció que algunas empresas tienen temor de incorporarlos por la necesidad de tener a alguien que los acompañe, pero asimismo destacó la red que se ha conformado entre su área y asociaciones civiles que brindan el soporte necesario y hasta capacitación.
Experiencias positivas
Varios consultados destacaron que las experiencias laborales que han tenido han sido enriquecedoras. Guillermo Palumbo (32) tiene Síndrome de Down y eso no le ha impedido trabajar desde hace un año y tres meses en Ducati, una concesionaria de motos. "Lo que más me gusta es ver que tengo capacidad en la cabeza, hacer cosas y organizar eventos", comentó.
“Tengo un jefe genial, que siempre me explicó todo”, destacó y además parece que le va bien porque contó que hace poco lo ascendieron y ahora es el secretario privado del dueño.
Su mamá, Claudia, mencionó que lo ve feliz y que ha sido muy bueno para su sociabilidad: "Es terriblemente responsable, no ha faltado nunca. Se levanta a las 6.30, se baña, ordena su habitación, desayuna, se va al instituto, después hace una hora y media de gimnasio y de ahí se va a trabajar. Se maneja de manera totalmente autónoma: a veces por la noche se va a un asado y aunque se acueste tarde, igual se levanta temprano".
Él puso un ejemplo concreto: "El viernes fue mi cumpleaños, me acosté a las 4 de la mañana e igual me levanté a las 8 para ir a trabajar".
Verónica Sotano es miembro de la Cámara Hotelera y propietaria del hotel Internacional. Fue parte de la iniciativa de incorporar a un grupo de personas con síndrome de Down a 7 hoteles para desempeñar diversas tareas como recepcionistas, mozos y otros servicios.
“Fue una experiencia maravillosa -recordó-. Tuve tres chicos y todas las situaciones fueron súper positivas para ellos y el entorno, para el cual compartir y tener otra sensibilidad genera una empatía diferente entre los empleados, ya que entre ellos se tenían que ayudar. Es muy importante el cambio dentro de tu empresa”.
Sotano hincapié en la predisposición para incorporarlos pero destacó la existencia de barreras. Entre ellas, que el subsidio era sólo por 6 meses y se extendió sólo 3 más, lo cual desde su punto de vista para los jóvenes fue poco tiempo.
La empresa Energe, que fabrica calefones solares, emplea en este momento a dos jóvenes con el síndrome: Diego y Javier, ambos de 28 años. Para Agustín Welti, jefe de producción, ha sido una muy buena experiencia para ellos y para el resto de los empleados.
“Fue un poco difícil al principio hasta que fueron ganando confianza. Fue un aprendizaje para ellos y el resto de la organización los ha tomado como si fueran hermanos menores”, señaló.
Tras una ley que los ampare
Juan Chirca (ADOM) resaltó que por su discapacidad, las personas con síndrome de Down no pueden desempeñar cualquier tarea laboral. Sin embargo, dijo que es esencial que se los dignifique a través del trabajo, una actividad que complemente su vida.
Al respecto, subrayó que hay que tener en cuenta que el síndrome de Down ya no es un problema de salud y que se ha extendido notoriamente su expectativa de vida para llegar a los 60 o 70 años. Por ello, es necesario garantizarles la posibilidad de trabajar y ser independientes.
“El mercado laboral hoy les hace perder derechos y eso es una limitación”, subrayó. Por ello, están trabajando para generar algún proyecto de ley que los ampare laboralmente.
"Sin la pensión no solo pierden dinero, sino además acceder a servicios de salud y tratamientos que requieren" - Juan Chirca, Asociación Down Mendoza.
Son unas 2 mil personas en la provincia
La Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra) advierte sobre la escasez de datos estadísticos respecto de este segmento poblacional.
En Mendoza tampoco hay cifras precisas: la cantidad se determina a partir de cuántos tramitaron el Certificado por Discapacidad. En total son 52.706 personas, de las cuales 1.861 tienen Síndrome de Down, es decir 3%. De ellos, 1.152 tienen menos de 20 años mientras que 709 tienen entre 20 y 64 años, edad en que son activos laboralmente.
Asdra destaca cómo inclina la balanza a favor de la inclusión el apoyo familiar y la participación en una organización. Para demostrarlo apela a una encuesta realizada entre familias pertenecientes a organizaciones y lo compara con los datos oficiales.
El trabajo -realizado en 2013 abarcó 17 familias de diferentes puntos del país. Los resultados arrojan que más de 50% de los chicos en edad escolar asiste a una escuela común y un porcentaje similar de la población económicamente activa tiene o tuvo un empleo.
Estas situaciones contrastan con los datos oficiales -advierte la organización-, ya que en la población en general con síndrome de Down , 90% de los alumnos con discapacidad no concurre a un establecimiento educativo común y el 70% de los trabajadores con discapacidad no tiene trabajo.