A pesar de que (como adelantó Los Andes ayer) este fue el segundo mejor año de lo que va del siglo en cuanto a cantidad de nevadas en Mendoza, éstas no alcanzaron a revertir la sequía que comenzó en 2011. Es decir, los mendocinos no podemos "cantar victoria" y deberemos seguir siendo sumamente cuidadosos con el agua.
Esta es la conclusión del pronóstico de escurrimiento de los ríos elaborado por el Departamento General de Irrigación (DGI), que además prevé que los ríos Tunuyán, Diamante, Atuel, Malargüe y Grande continuarán en emergencia hídrica. Sólo el río Mendoza tendrá deshielos suficientes, por lo que dejará de estar en emergencia en enero.
“Para este nuevo año hidrológico la situación se presenta con características particulares, ya que las nevadas registradas en las nacientes de los principales ríos de Mendoza se encuentran afectadas por las consecuencias de la variabilidad climática que afecta la región”, afirma el informe de Irrigación presentado ayer.
“Después de un largo período de crisis hídrica han disminuido los caudales de los ríos y las infiltraciones que recargan los acuíferos subterráneos, los cuales presentarán comportamientos diversos en relación a la disponibilidad de agua”, asegura el documentado presentado por el titular del DGI, José Luis Álvarez.
Para que cambie el pronóstico de emergencia en las reservas hídricas harían falta varias nevadas históricas como la de este año. Y nadie sabe si esto sucederá. Además, se espera que en diciembre los ríos comiencen a recibir los aportes de la nieve acumulada, una vez producidos los escurrimientos y la recarga de los acuíferos. Hasta ese momento, sólo se distribuirá el agua contenida en los embalses.
Desde Irrigación afirmaron que realizarán un monitoreo permanente del sistema hídrico y los embalses, “atendiendo a la ocurrencia de lluvias en las zonas irrigadas que permitan un ahorro de agua y un manejo integrado y eficaz del sistema”.
Pronóstico de caudales
Evaluada la cantidad de nieve caída y calculado el pronóstico de escurrimientos hídricos, los caudales variarán entre “medio” (cercanos a la media histórica, “medio pobre” (hasta 15% por debajo de la media) y “pobre” (hasta 35% por debajo).
Álvarez anunció una serie de medidas que tomarán para una mejor gestión de la crisis hídrica, que se asientan en tres pilares fundamentales: obras, conservación y distribución. La primera de ellas es la sanción del decreto que declara la emergencia hídrica en las cuencas afectadas.
Vinculado a la distribución del agua, se profundizará el Modelo de Indicadores de Distribución Operativa (MIDO) que está llevando adelante el DGI. “Se trata de la medición telemétrica en tiempo real de caudales, variables agrometeorológicas, variables de aguas subterráneas y parámetros de conductividad en ríos, arroyos y canales de la provincia de Mendoza.
Esta herramienta permite, entre otros beneficios, planificar la distribución y ajustar la distribución hídrica a los requerimientos de los cultivos. Hoy se encuentran en funcionamiento 280 puntos con una proyección a 2.000 puntos en actividad para el año 2020, lo cual que beneficiará a 100 mil usuarios”.
Alvarez aseguró que se fortalecerán las inspecciones de cauce y las capacitaciones a regantes con la finalidad de generar mejores prácticas de riego intrafinca. También se seguirá con la elaboración del Balance Hídrico, el cual determina la oferta y la demanda hídrica existente en todas las cuencas de la provincia.