A pesar de la tragedia, los cuatris siguen sin control

Tras un recorrido por el área donde circulan estos vehículos, se comprobó que la mayoría no cumple con las normas de seguridad.

A pesar de la tragedia, los cuatris siguen sin control

En la jerga periodística, "hacer guardia" para una nota significa esperar horas hasta tener una foto o la declaración de un personaje. Para escribir y documentar una nota sobre el comportamiento de los conductores de los cuatriciclos en Pinamar y en muchas de las playas de la costa, no hacen falta más que diez minutos en la zona de "La Frontera" y en los paradores de la zona norte de Pinamar.

Las infracciones de mayores y menores a bordo de los cuatris se ven a cada segundo: desde mayores andando sin casco, más de dos personas en los cuatris más grandes, y, lo más peligroso de todo, muchos menores a bordo de cuatriciclos de gran cilindrada. Cuando hablamos de menores no nos referimos a chicos de 16 años, que están a punto de sacar la licencia de conducir y que, en todo caso, tienen la musculatura suficiente como para dominar un vehículo de 200 kilos. Decimos menores y son chicos de brazos flaquitos, que apenas llegan a los apoyapies.

Parece mentira, pero el trágico accidente que le costó la vida a Tomás Ogresta, de diez años, a finales del mes pasado, parece no haber modificado demasiado el comportamiento de los veraneantes. Son varios los accidentes que se producen en cada temporada, aunque no siempre con un final trágico.

Las autoridades de la secretaría de Salud de Pinamar reconocen que hay heridos todos los días: "Atendemos desde quemaduras con caño de escape, traumatismos y fracturas, hasta casos más graves, que a veces necesitan derivación". Los controles se hacen en el ingreso a "La Frontera". Allí hay móviles de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, que verifican que haya solo dos pasajeros por cuatri (y solo un pasajero en los cuatris de dos tiempos), y que ambos tengan casco. En caso de que no lo lleven, incluso la Agencia les regala uno. Pero una vez que superan ese control, entran en un territorio privado, en donde nadie tiene jurisdicción para actuar. Allí es donde circulan la mayoría de los casi 10 mil cuatris que hay en Pinamar. Además hay en alquiler, a $ 250 la hora.

Pero aún si el control fuera riguroso, el tema no podría solucionarse. Primero porque muchos usuarios llegan con el cuatri en un trailer, con lo cual no se sabe quién es el que lo va a conducir. Y además porque por la Ruta 11 hay caminos (también privados) que terminan llegando a los médanos. Lo cierto es que en esa área, el único control que existe es el que decide aplicar cada individuo personalmente.

El único límite que más o menos se respeta es el de las filas de camionetas y gazebos que se instalan en los paradores "El más allá" y "El Límite". Fuera de esa zona, las 4x4, los cuatris y los areneros circulan sin ningún tipo de control por parte de las autoridades de tránsito. Algunas camionetas de la Agencia de Seguridad Vial patrullan la zona, pero en un rol más amedrentador que de control. "No podemos salir a perseguir a todos a lo loco", confían.

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