Gisel, una joven deportista colombiana de 33 años que actualmente vive en pleno Maipú nunca imaginó que despediría el 2014 de la peor manera por la inseguridad en ese departamento. No sólo por ser víctima de un brutal ataque para asaltarla, sino también por ser atacada por un perro callejero en pleno Parque Metropolitano de Maipú y además tener que rogar a las autoridades para que la acercaran hasta el hospital público.
En plena crisis la chica se preguntaba en voz alta si no había sido suficiente lo sucedido hace unos días, cuando mientras hacía deporte a por la calle Urquiza de Coquimbito (Maipú) siete jóvenes la castigaron con mucha violencia para robarle y la dejaron lastimada en el piso y con un brazo casi quebrado.
Claro, la respuesta a esa pregunta estaba cantada. Parece que la pesadilla no había terminado ahí. El miércoles, último día del año, la morena deportista decidió ir a un lugar “más seguro” y con el brazo vendado y con una férula y con la rodilla todavía con las heridas sin cicatrizar, decidió buscar respiro en el Parque Metropolitano de Maipú.
Eran cerca de las 10 de la mañana cuando con un trote suave emprendió una vuelta por un circuito que todos los “runners” de la zona frecuentan. Cuando se detuvo un momento para tomar agua de uno de los bebederos - ubicado al inicio de una recta de un kilómetro- uno de lo tantos perros callejeros que rondan el lugar la atacó y le mordió el tobillo.
Gisel gritó, rápidamente se alejó y se sentó en el piso. El animal, de tamaño pequeño, le había destrozado la media, había clavado los dientes en una parte del pie. La chica estaba desconsolada, por el susto, el temor por la herida y también por el reciente episodio que le había tocado vivir.
Una hora de ruego
Varias personas se acercaron en el momento para asistirla. Un hombre mayor que había armado la mesa abajo de un olivo y apuraba el fuego para comer un asado temprano, contó que había sido testigo “privilegiado” durante la mañana de todos los corredores a los que había mordido el perro, que seguía firme custodiando el bebedero.
Las primeras autoridades en llegar fueron dos atentos efectivos que custodian la zona -por la inseguridad- a caballo y que se comunicaron con "la ambulancia" según señalaron era el Servicio de Emergencia, para que enviaran asistencia. Sin embargo recibieron la respuesta que al no tratarse de un caso de gravedad no podían actuar y recomendaron que la afectada se tomara "un ibuprofeno".
La chica seguía ahí sin poder moverse y los efectivos esta vez hablaron con un móvil de "Prevención Ciudadana" que en ese momento estaba dando vueltas por una tranquila rotonda del parque. A los minutos llegó este vehículo blanco y naranja, conducido por una municipal y con un policía a su lado, quienes señalaron que tampoco podían trasladar a la la chica, ya que no tienen autorización para esos casos.
Ya para entonces eran varias las personas que hacen deportes en el parque que se acercaron y cuestionaron a los efectivos “Prevención ciudadana”, por lo continuos robos y asaltos que se producen en este lugar supuestamente seguro y por los perros sueltos. La conductora sólo recomendó que era mejor que no anduvieran por esa recta ya que “no era segura” y siguieron su camino para dar vueltas y vueltas en el móvil...
Ante la desesperación de Gisel, ahora los uniformados a caballo llamaron de nuevo al 911 y al tiempo, pasó cerca de una hora, llegó un móvil policial cuyos efectivos se compadecieron de la situación, ofrecieron llevar a la joven a la guardia del hospital Diego Paroissien y labrar un acta según lo establece el código de faltas.
Mientras tanto el perro fue enlazado y llevado vaya a saber dónde, ya que no había ningún área municipal encargada del tema. Y la inseguridad y los robos cotidianos según contaron los deportistas allí presentes seguirán sin respuesta.
Una mujer que salió como testigo del hecho narró cómo hace un mes fue perseguida por un hombre sin ropa y pudo escapar corriendo. Lo efectivos asentían y decían no dar a basto para proteger todo ese predio que en gran parte no tiene cierre perimetral.
Esto sucede en pleno Maipú, en el Parque elegido por cientos de personas para practicar deportes todos los días, a pasos de un lujoso hotel cinco estrellas y un centro comercial...