E s preocupante cómo se está incrementando en los últimos años la obesidad en los niños, compleja enfermedad en la que actúan factores genéticos, ambientales, socioeconómicos y psicológicos.
A la solución de este problema se dedican muchos profesionales locales como el destacado doctor Sergio Weisstaub, médico mendocino radicado en Chile, ex integrante del plantel del hospital pediátrico Humberto J. Notti, quien ha investigado el efecto negativo de la obesidad infantil, en el rendimiento escolar.
También es superlativo el aporte efectuado por la Fundación Conin para bajar la desnutrición infantil en nuestro medio y en el país, de la mano de la prédica y la acción de su creador, el pediatra Abel Pascual Albino. Sin olvidar, claro está, al médico trasandino Fernando Monckeberg, inspirador de Conin, el primero en hablar de malnutrición y su relación con el rendimiento intelectual.
Numerosos factores pueden llevar a un niño a ser obeso. Está comprobado que la excesiva ingesta, a veces compensa y sustituye en alto grado los elementos afectivos desagradables, generados por conflictos psicológicos.
Entonces, puede ocurrir que el consumo de grasas saturadas, el abuso de la comida chatarra y productos con poca fibra, se conviertan en la alimentación habitual de muchos infantes, lo que los arroja al peligroso sobrepeso.
La nutrición depende también de la disponibilidad de alimentos, de los hábitos de selección, aspectos culturales, geográficos, que se relacionan directamente con la alimentación.
No es raro encontrar niños a los que no les agradan las verduras y la leche; que sean amantes de la mayonesa, el huevo frito, las gaseosas y los helados. También es común el que no desayuna pero está esperando consumir en la escuela facturas o alfajores.
Todo esto va creando un ambiente propicio para la obesidad infantil.
Cuando existe este problema, debemos recordar la importancia del ejercicio, porque el exceso de vida sedentaria por la tecnología actual perjudica.
Los estudios clínicos y psicológicos que es necesario efectuar al niño nos hablan de la importancia del trabajo de un equipo de salud, en el cumplimiento del cometido: adelgazar al niño obeso.
Respecto de la modificación del hábito alimentario del niño a través de la educación, no hay que olvidar que los seres humanos tenemos una "resistencia al cambio".
El niño recién le otorga importancia a la obesidad cuando se mira al espejo y se molesta con lo que ve.
Pero seguramente ha entrado en el círculo vicioso de la computadora y la televisión al tiempo que consume chocolates, maníes, galletas, mientras observa la pantalla.
¿Cómo prevenimos este problema?
La niñez es una época de la vida, cuando las calorías y el equilibrio en la alimentación son fundamentales; es una etapa en la que no se deben restringir nutrientes, porque se vería perjudicado el crecimiento.
Realmente disminuye su rendimiento escolar y sociabilidad, llegando a sentir sentimientos de insatisfacción e inferioridad. Por eso es necesario prevenir la obesidad, empezando por el hogar, ya que la madre influye directamente sobre su salud.
Resumiendo, las medidas para prevenir la obesidad infantil tienen bases sencillas: generar hábitos saludables; evitando el consumo excesivo de grasas, y estimulando la ingesta de vegetales y frutas. Sabemos que los "fast food", o comidas rápidas, son muy requeridos por los chicos y adolescentes, siendo las principales vedetes la mayonesa, las hamburguesas, las papas fritas, los aros de cebolla, las papas saladas y la línea de chocolates. Deben ser abandonadas y se debe estimular el consumo de agua y de jugos naturales en lugar de gaseosas.
Es importante que la Dirección General de Escuelas (DGE) se haya sumado a esta cruzada al proponer "La escuela como transformadora de ambientes saludables", tal el título de una jornada de capacitación docente realizada hace poco. El licenciado en nutrición Alberto Arribas desarrolló diferentes pautas sobre la alimentación que necesitan los chicos.
Ojalá que entre todos se pueda trabajar en materia de una buena nutrición infantil y que consigamos en poco tiempo más niños y niñas saludablemente alimentados y con su capacidad de aprender a pleno.
