Julieta, la chica mendocina que dejó todo para estudiar en el Colón

La joven de 14 años consiguió la mejor calificación en su examen de ingreso al instituto del gran teatro. Ya consiguió actuar en una obra.

Julieta, la chica mendocina que dejó todo para estudiar en el Colón
Julieta, la chica mendocina que dejó todo para estudiar en el Colón

A fines de 2018 las vidas de Elda Ledesma y de su hija Julieta Fochesato (14) cambiaron. Fue por decisión de ambas -quienes viven juntas y siempre hacen todo juntas-, y para bien. Lo que las movilizó fue ir detrás del sueño dorado de la niña: convertirse en una bailarina clásica del Colón.

Cordobesas de nacimiento, las dos mujeres estaban ya radicadas en Mendoza desde 2011. Y fue aquí donde Juli comenzó a tejer su sueño en el telar de la danza. El mismo sueño que ahora la llevó junto a su madre a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pasó por varios estilo de danza (contemporánea, jazz y acrobática), hasta que en 2017 se enfocó en una sola, la que más la atrapa: la danza clásica.


En Mendoza. Julieta Fochesato ha vuelto a Mendoza para visitar a sus afectos y para bailar en la Vendimia de Luján de Cuyo. | Orlando Pelichotti / Los Andes
En Mendoza. Julieta Fochesato ha vuelto a Mendoza para visitar a sus afectos y para bailar en la Vendimia de Luján de Cuyo. | Orlando Pelichotti / Los Andes

Mejorar. Junto al cursado en el teatro, toma clases particulares | Orlando Pelichotti / Los Andes
Mejorar. Junto al cursado en el teatro, toma clases particulares | Orlando Pelichotti / Los Andes

En diciembre de 2018, la joven ingresó a tercer año del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (ISATC), tras haber rendido con "100% real". Y ése fue el clic que terminaría por cambiar sus rutinas: armaron las valijas, dejaron su casa de Maipú y se mudaron a un departamento ubicado en pleno corazón de la CABA, a una cuadra del instituto, a seis del Teatro Colón y a cinco del Obelisco. Allí viven hace un poco más de un año.

"La danza es todo en mi vida, es mi cable a tierra, mi sueño, lo que más me gusta hacer. ¡No podría vivir sin bailar", sintetiza Julieta con los ojos brillosos de emoción. Y con su madre a su lado, sonriendo y casi saliéndose de sí de tanto orgullo inocultable.


Esfuerzo. Juli se levanta todos los días a las 5.50 para estudiar | Orlando Pelichotti / Los Andes
Esfuerzo. Juli se levanta todos los días a las 5.50 para estudiar | Orlando Pelichotti / Los Andes

Dificultades iniciales

Además de dedicar su vida a la danza, Julieta está cursando el secundario con la modalidad del Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino (Seadea), que le permite avanzar en la currícula por medio de internet y rendir exámenes a mediados y fines de cada año. "El Colón tiene un convenio con el Seadea. Es que realmente demanda mucho tiempo", destaca la joven, que en 2020 cursará cuarto año.

"Fue difícil al principio la decisión de irse. A eso se suma que el año pasado no fue muy bueno que digamos, por lo que yo traté de mantener mis clientes (soy contadora) y poner el doble de esfuerzo. Pero mudarme significó apoyarla en su sueño, más ahora que encontró que el Colón es su lugar en el mundo. Muchas veces es difícil para un adolescente saber qué es lo que quiere. Pero ella lo sabe, y está segura. Entonces vale todo la pena para verla feliz", agrega Elda, mientras contiene sus lágrimas. 

“La profesión me permitió poder venirme. Todos los días ‘el de arriba’ me da la fuerza”, agrega. Y ahí sí ya deja de contener el llanto.


    Orlando Pelichotti / Los Andes
Orlando Pelichotti / Los Andes

Inversión. Las puntas que usa pueden costar hasta $ 10.000. | Orlando Pelichotti / Los Andes
Inversión. Las puntas que usa pueden costar hasta $ 10.000. | Orlando Pelichotti / Los Andes

Además del logro de haber ingresado al ISA del Colón y estar estudiando danza clásica en uno de los sitios más prestigiosos del mundo, Julieta ya tuvo la posibilidad de integrar el ballet estable de ese teatro en la obra "La Cenicienta", a lo largo de siete funciones en octubre del año pasado.

"Si tuviera que definirlo en una sola palabra, diría que fue mágico. Pude conocer a grandes bailarines, algunos invitados desde Francia. Fue algo impactante, éramos siete chicos y tres chicas del instituto. Los demás eran bailarines del ballet", rememora.

La danza es su vida

A los 6 años, Julieta Fochesato llegó a Mendoza. Luego de pasar y experimentar por los distintos tipos de danza, hace casi tres años descubrió el mundo de la clásica. Y allí se quedó a vivir.


    Orlando Pelichotti / Los Andes
Orlando Pelichotti / Los Andes

"En 2017 empecé a hacer danza con Patricia Motos (en la Ciudad de Mendoza). Mientras tanto, seguía yendo al colegio Virgen del Carmen de Cuyo, de Maipú. Desde ahí me enfoqué únicamente en la danza clásica, y en 2018 me empecé a preparar para entrar al Colón", detalla Juli, quien también era parte del staff de la ex Escuela Municipal de Arte de Luján (actual Usina Municipal del Arte). En este departamento ya participó de la Vendimia de 2019, y bailará también en la de este año.

Multibecada

Desde siempre, la joven ha aprovechado cualquier tiempo libre para perfeccionarse. Así es como ya ha obtenido una gran cantidad de becas nacionales e internacionales, muchas de ellas para viajar al extranjero. Sin embargo, por cuestiones económicas no ha podido sacarles provecho. Aunque no pierde la ilusión de que aparezca un auspiciante que quiera ayudarla. Hasta rindió y renovó la beca con Andreiv Vassiliev para poder hacer uso de ella y viajar a Estados Unidos (la ganó también el año pasado, pero lamentablemente se venció sin que pudiera viajar). Además de la de Vassiliev y otras, Juli ganó una beca de la American Academy of Ballet.

Luego de reforzar las clases y el entrenamiento particular, en agosto de 2018 se fijó la que sería su meta clara: el Instituto Superior de Arte del Colón. Así fue como en diciembre pasó las tres etapas del examen (físico, técnico y de francés y lenguaje musical); e ingresó con "100% real". Esto significa que los 10 integrantes del jurado que la valoraron le dieron un 10.


    Orlando Pelichotti / Los Andes
Orlando Pelichotti / Los Andes

El 18 de marzo del 2019, tres días después de haber cumplido los 14, el sueño de Juli comenzó a concretarse y la adolescente inició su cursado en el icónico establecimiento de calle Corrientes.

“La duración de la carrera de Danza Clásica es de ocho años más dos de perfeccionamiento, y al instituto se puede rendir para entrar en primero, en tercero o en quinto, solamente. Yo fui con la idea de rendir para entrar a tercero y si me iba mal, tenía la posibilidad de seguir preparándome y volver a intentar para quinto. ¡Pero entré!”, rememora la chica, recordando la sorpresa al ver los resultados.

La mudanza no fue fácil, así como tampoco la adaptación. Eso sí, madre e hija coinciden en que para la bailarina fue más sencilla. "Pasar de una provincia tan linda y tranquila como Mendoza a la Ciudad de Buenos Aires no fue fácil. Es otro ritmo, mucho más acelerado", coinciden.

Agenda completa

Cada mañana, Juli se levanta a las 5.50. A las 7.30 tiene su clase de preparación física en el ISA, pero tiene que llegar antes de las 7. Una vez que termina, es el momento de la clase de danza clásica y, dependiendo del día, entre las 10.30 y las 12 hace el primer corte del día.

Al mediodía vuelve a su casa, almuerza con su madre e intenta descansar un poco antes de retomar. Por la tarde, hay días en que tiene lenguaje musical y folclore, y otros en que cursa francés. A eso se le suma que a partir de este año (su cuarto de cursado) tendrá clases en el mismísimo Teatro Colón también.

Como si con esto fuera poco, todo esto lo complementa con clases privadas que le permiten ir mejorando con dos eminencias del ambiente, como Silvina Vacarelli y Alejandro Totto.

Para ahorrar eligió no celebrar sus 15

Conseguir fondos para poder disfrutar de las becas que ya ha ganado es uno de los tantos objetivos que se han planteado Julieta Fochesato y su mamá Elda Ledesma, a corto plazo. Y es que para ellas, el día a día implica sacrificios no sólo físicos y de formación, sino especialmente económicos en un grupo familiar con sólo dos integrantes en la que el sostén económico es sólo una de ellas.

Por ejemplo, las puntas que utiliza Juli para bailar cuestan  hasta $ 10.000 y aunque estudiar en el ISA del Colón no tiene un costo, sí lo tienen las clases particulares.

"Mi intención es ahorrar para aprovechar las becas. Por eso es que decidí no festejar los 15 para ahorrar", concluye con simpleza.

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