Los persas mendocinos abrieron sus puertas por primera vez desde el 20 de marzo, día en que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio. A las afueras de las ferias más tradicionales del centro mendocino se vieron filas en las veredas, y mucho control tanto de preventores como de la policía, para que se respetara el distanciamiento social.
Al ingreso de cada centro comercial (se cerraron las entradas, de forma que sólo quedara una de ellas por calle), un encargado del centro comercial esperaba a los clientes con una solución de alcohol para desinfectarles las manos, y para solicitarles el DNI, a fin de comprobar que fuera el día indicado para salir a hacer compras.
Así este lunes pudieron ingresar a los persas aquellas personas con documentos finalizados en 1,2,3,4 y 5, y podrán volver a hacerlo el día miércoles o viernes, y este martes podrán hacerlo aquellos con DNI finalizados en 6, 7, 8, 9 y 0 (estos pueden salir también los jueves y los sábados).
Las restricciones también significaron que cada cliente ingresara sin compañía, y según la superficie comercial se permitían de entre 10 y 30 personas por vez en el interior del complejo. Esto generó filas a las afueras de persas como "El Gigante", o "Los Históricos", y los preventores debieron encargarse de que la gente se formara en las líneas sobre la vereda que se pintaron para garantizar el distanciamiento social.
Willy Rodríguez, de "Los Históricos" contó cómo se organizaron con los feriantes (propietarios y encargados de las tiendas), para cumplir con todos los protocolos que les enviaron desde el municipio.
"Sacamos los maniquíes y los mostradores de los pasillos para despejar el camino (los pasillos tienen alrededor de 4 metros, y con las nuevas disposiciones se puede caminar sin problemas), y los locales tienen 2,5 metros, asi que entre los vendedores también se respetan las distancias. Acá entran de a 10 personas, y se controla que cumplan con el día que tienen permitido por DNI y ordenamos las filas para que se respete el distanciamiento social", explicó.
En esa feria en particular, esperan que se les permita la circulación de más personas en el futuro, tienen 118 puestos, y 10 potenciales clientes por vez significan reducir mucho las posibilidades de concretar una venta.
"Se ha pedido que no ingresen las personas mayores, ni las mamás con carritos, para cuidarlos, tampoco se permite que la gente se pruebe la ropa", agregó.
A pesar de las restricciones, señaló que los feriantes se mostraron felices de poder abrir porque después de más de 70 días de cierre, tenían que hacer cambio de colección (la ropa de verano y de media estación se cambió por la de invierno), controlar stock, y comenzar a vender para poder hacerle frente al pago de sus obligaciones.
"Con esto del DNI y que la gente no puede entrar acompañada, no estamos vendiendo", señaló un comerciante de ropa masculina del persa El Gigante. En su caso, la reapertura fue buena, pero consideró que las restricciones son tan amplias, que será difícil recuperarse de dos meses y medio de caídas en las ventas. El mismo comerciante señaló que la mayoría intentó vender en redes sociales durante el aislamiento, pero esto no compensó la situación.
“No pueden entrar los ancianos, no permiten el ingreso a las mamás con niños, y no dejan entrar más de a 30 personas, que en la práctica están siendo de a 10 por vez, entonces así no va a haber movimiento”, comentó.
Mayor movimiento de gente
La reapertura de los persas también significó un impacto para los comerciantes de calle General Paz que estaban a las afueras de estas ferias, ya que si bien llevaban varios días con sus persianas levantadas, lamentaban la menor circulación de gente.
Es que los persas atraen al público, y según explicaron desde un comercio gastronómico de la calle, sin ese movimiento de público ellos también se veían afectados.