El caso de la mendocina, que vivía en Estados Unidos, Johana Villafañe y que murió víctima de las mordeduras de sus propios perros puso sobre el tapete, nuevamente, los recaudos que hay que tener con las razas reconocidas como potencialmente peligrosas en los hogares.
Más allá del caso en particular, las fuentes consultadas por Los Andes aseguraron que todo tiene que ver con la carga genética y con la crianza del animal, independientemente de la raza ya que, por ejemplo, un salchicha puede ser mucho más violento que un Pitbull.
Lo que ocurre es que una mordida del primero no es igual de dañina que la del segundo. "Las razas peligrosas están categorizadas por dos criterios, el tamaño y la fuerza en la mordida. Esto determina el daño que un perro puede hacer en una persona. Pero todos los perros pueden morder y atacar, sea grande o chico, en cualquier momento o situación. Hay perros muy chicos que muerden pero no son noticia por el daño que provocan si lo comparamos con uno grande", explicó Noelia Guevara veterinaria diplomada en etología o comportamiento animal.
Perros peligrosos
Entonces, ¿qué factores van a determinar que un perro sea más peligroso que otro? Para Ayelén Castro, miembro de la Escuela canina de adiestramiento de Mendoza (ESCAM) señaló que todos los perros están compuestos por un 60% de carga genética y un 40% que depende de su entorno (por ejemplo, la relación con su dueño).
"Si es un perro de raza es importante saber que proviene de un buen criadero y que no haya consanguinidad de sus padres. También es relevante conocer que cada raza fue creada para un fin determinado", explicó Castro.
En tanto, respecto del porcentaje restante señaló que la forma de crianza es clave. "Si uno le envía señales ambiguas al perro, como dejarlo dormir en la cama, le estoy mostrando que la jerarquía que ocupa en la casa es importante. Pero si después lo reto por subirse a la cama le genero confusión. Si a eso le agregás que tiene potencia de mordida, cuando hay un accidente suele ser grave", indicó.
Por su parte, Noelia Echevarrieta, educadora canina, indicó que la relación entre un perro y un humano es entre seres que sienten. Por lo tanto no todo perro es para un humano y tampoco viceversa.
"Es fundamental saber de dónde viene el perro. Saber que pasó un mínimo de 60 días con su mamá porque es en ese periodo donde aprende ciertas habilidades que después no le hace tener miedo a ciertas situaciones", dijo Echevarrieta agregando que es la etapa donde aprende a controlar su instinto predatorio que es lo que lo impulsa a buscar comida o a defenderse cuando se siente acorralado.
De todas formas, para el caso de los mestizos Castro indicó que por lo general suelen ser más dóciles que los perros de raza y que si presentan algún problema lo demuestran más rápidamente que los de raza.
Señales
Guevara destacó que saber interpretar el lenguaje canino es clave para prevenir situaciones de riesgo.
Según la especialista, algunas de las señales se pueden detectar en la mirada (fija) del perro, en la postura corporal (levantan la cola o se le eriza el pelo del lomo) y en la boca (muestran los dientes). Además, hay dos clasificaciones de agresividad: normal o patológica.
“Antes de morder va a amenazar, es cuando consideramos que la agresividad es normal porque aún conserva su capacidad de lenguaje. Sin embargo, cuando el animal pierde la capacidad de avisar ya estaríamos frente a un perro enfermo y esta agresividad debe tratarse”, informó.
Guevara agregó que una vez que el can ya no "avisa" se convierte en un sociópata, y se lo clasifica como de alto riesgo. En este punto ya hay pocas probabilidades de cura y en muchos casos se procede a la eutanasia porque constituyen un riesgo para cualquier ser humano.
"Por lo general cuando atacan en manada, como ocurrió con la chica de Estados Unidos, lo hacen por instinto. Generalmente un perro es el que inicia el ataque y los demás lo siguen porque se les activa el instinto de presa y atacan ciegamente", remarcó Guevara.
Castro agregó que los indicadores antes de morder, que es un último recurso, están relacionados con la posibilidad de entrar y salir cuando quiere, no reconocer que no hay espacios que no son para él o gruñir mientras come.
"Si siente que hay desorden, comienza a creerse dueño de la casa y ve a sus dueños como similares", dijo. Otras señales, citadas por Echevarrieta son cuando los perros se acercan lentamente o cuando se relamen demasiado, lo que demuestra que está sobrepasado de tensión.
“Si el instinto predatorio está más arraigado probablemente cuando su dueño les da de comer van a ser más insistentes o va a pedir de lo que una persona está comiendo porque siente que es el que manda”, graficó.
Lo que Echevarrieta señaló, para terminar, es que mientras pueda, el animal va a ir escalando en el nivel familiar jerárquico. "Si te apoya la cabeza mientras estás sentado o te pisa el pie quiere decir que intenta dominar".
Una cuestión de educación
Ayelén Castro, de ESCAM explicó que los perros aprenden rápido y que en general los errores en la conducta se deben a que los perros se han "humanizado". "En 15 días pueden modificar su comportamiento", destacó.
Por su parte, la veterinaria Guevara opinó que todo depende de la enseñanza. "Es importante aprender el lenguaje canino, que enseñamos en las escuelas. El animal siempre va a mostrar signos previos antes de atacar y se puede lograr una buena prevención. No hay que humanizar las señales", remarcó la especialista.
En tanto, Echevarrieta dijo que en general los perros que son agresivos, y que pueden llegar a matar, pueden haber recibido de cachorros muchos golpes, o haber vivido atados, haber pasado hambre o por la psicología inestable de sus dueños.
"Los perros graban todo lo negativo y lo trasladan luego a comportamientos futuros. Lo importante es que se pueden curar con trabajo y siempre acompañados de un control veterinario", aseguró.
