Un perro labrador salvó a niño perdido en las sierras de Tandil

El pequeño de 2 años perdió de vista a sus hermanos y empezó a caminar sin rumbo. Pasó 17 horas solo y el perrito lo encontró.

Un perro  labrador salvó a niño perdido en las sierras de Tandil

Acurrucado sobre unas hojas, tapado con pasto y profundamente dormido. Así encontraron el domingo a Bautista Gago, el bebé de dos años que se perdió en una zona rural entre las sierras de Tandil.

El operativo de búsqueda incluyó a 150 agentes y un helicóptero. Pero fue León, un labrador de tres años, el que lo halló al costado de una tranquera, a 1.500 metros del lugar donde fue visto por última vez y tras 17 horas de rastrillaje. "Fue desesperante, no se lo deseo a nadie", dijo Valeria Canale, la mamá de Bautista.

El sábado, Valeria fue con sus tres hijos -Gonzalo, de 11 años, Sabrina, de 9 y Bautista- a pasar la tarde a la estancia Ayerza, donde vive la madrina del bebé. Llegaron cerca de las doce, la tarde era espléndida.

"Mis hijos y los de mi amiga estaban jugando. Cuando se hizo la hora de irnos, Bauti no aparecía por ningún lado", repasa Valeria. Sobrevino la desesperación. El andador que usaba el menor de los hijos de Valeria y Claudio apareció a unos metros del lugar donde jugaban, pero el nene no. Después de dos horas de búsqueda por la periferia del casco de la estancia, llamaron a la policía.

"Recibimos un alerta en el 101 -relata el comisario mayor Eduardo Quintela, jefe de la Departamental de Tandil y quien dirigió el operativo- y sacamos a la policía comunal. Pero cuando cayó la noche, nos preocupamos mucho. El bebé es muy chiquito y hacía frío. Teníamos el tiempo en contra".

Los 40 agentes que trabajaban en la zona se multiplicaron a la madrugada: llegaron a ser 150 entre personal de Infantería, Caballería, Bomberos, Defensa Civil, y los perros y guías de la división Canes de la Bonaerense.

"Pedimos el helicóptero, pero no funcionó. Bauti no aparecía", sigue Quintela. No sólo el reloj los apuraba, las características del lugar no favorecían el rastrillaje. Además de plantaciones de soja, hay arbustos, cañaverales, pantanos. Y roedores, chimangos, comadrejas. Si Bautista no salía lastimado, al menos podía asustarse.

Eran las 11 de la mañana y el sol ya estaba alto cuando León cambió de actitud: de la búsqueda silenciosa, pasó al ladrido. El perro y su guía estaban a 1.500 metros del casco. El guía soltó a León, que se paró muy cerca de la tranquera que separa el terreno de la madrina del nene con el del vecino.

"Y vimos unas piernitas que sobresalían del pasto. El bebé había hecho como una manta de pasto para protegerse del frío", cuenta Quintela. Salvo por las picaduras de los mosquitos, Bautista estaba sano y salvo. Creen que el bebé perdió de vista a sus hermanos mientras jugaban y empezó a caminar, sin rumbo.

Lo que siguió fue alivio y reencuentro. "Volver a verlo fue maravilloso. Después de 17 horas de espera, de rezo, apareció sin un rasguño. Uno siempre se entera de estas cosas, pero piensa que le pasan a otros. Fue como una película. Por suerte con final feliz", resumió Valeria.

Bautista apareció con la misma ropa del día anterior, un shorcito y una remera. Ahora no para de pedir por su mamá. "Mamá, mamá", se escucha del otro lado del teléfono.

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