Peronistas en fuga

Peronistas en fuga

Marcelo Zentil - mzentil@losandes.com.ar

El gobierno de Francisco Pérez se acabó el mismo día que el peronismo perdió la elección provincial. El problema para los mendocinos es que se nota cada vez más y aún le quedan 108 días por delante. Así, lo que debería haber sido una retirada ordenada se transforma por momentos en una estampida, en un sálvese quien pueda desbocado.

Esta realidad tiene una agravante extra: al déficit crónico de las cuentas provinciales se suma que muchas de las partidas del “reconducido” presupuesto 2014 están extinguidas y a otras les queda muy poco, según reconocen en el oficialismo. Como consecuencia, las compras o contrataciones que se hacen sin ese respaldo dejan a los funcionarios al borde de la ilegalidad.

El creciente gasto público más la inflación acumulada el último año han alejado de la realidad las cifras aprobadas para 2014. Bastaron ocho meses para terminar lo previsto para todo el año pasado. Esto explica el freno de las obras públicas o la decisión de suspender la publicidad oficial.

Pero así como pueden ajustarse algunos rubros, hay otros que deberán seguir costeándose hasta el último día: los insumos para los hospitales, los comedores escolares, la nafta para los móviles policiales, entre otros.

“Si sigo contratando termino preso”, se confesó un funcionario de la primera línea del gabinete, que hace unas semanas ya decidió dedicarse sólo a pagar lo adeudado a sus proveedores.

En el radicalismo recuerdan que hay un artículo presupuestario que autoriza el ajuste de partidas por inflación. Pero hasta ahora no se ha usado. La respuesta creen que es simple: para qué actualizar si igual la plata no está porque los gastos han crecido mucho más que la recaudación.

El equipo de transición armado por el gobernador electo está siguiendo con lupa los movimientos financieros oficiales. A poco de ganar, Alfredo Cornejo ordenó a los suyos recolectar información detallada sobre lo que el Gobierno hacía y dejaba de hacer, desde nombramientos a licitaciones y gastos sospechosos.

Esa información inicialmente tenía un objetivo político: dejar en evidencia al peronismo y a Pérez. Pero ahora, parece tener destino de “prueba” judicial.

“El nivel de irresponsabilidad con el que se han manejado en el Gobierno es increíble”, dicen en el cornejismo y hablan de imputaciones contables que no coinciden con los valores que figuran en los expedientes.

“A los proveedores no les vamos a reconocer esas deudas y los funcionarios deberán responder judicialmente”, les dijo el gobernador electo a los suyos cuando empezaron a llegarle esos informes.

Antes de ser electo, ya había adelantado que revisará los nombramientos sospechosos, entiéndase de familiares de funcionarios y militantes. La guerra será larga.

Los radicales asumen que el déficit se mantendrá un tiempo y lejos están de prometer su extinción. La estructura actual del gasto público es inflexible: el Estado ya gastó el 93% de sus recursos cada mañana antes de prender la luz de sus dependencias.

De hecho, mes a mes, para pagar los sueldos, el Gobierno necesita recurrir a un descubierto cada vez mayor del Banco Nación y se atrasa más en los pagos de coparticipación a los municipios. El jueves venció la quincena y sólo el caótico Santa Rosa cobró. El resto debe esperar. Para mañana, por lo pronto, dicen que no hay pagos previstos.

Con este panorama, Cornejo viajó a Buenos Aires para reunirse con el ministro de Economía, Axel Kicillof. Lo que se trajo, según contaron desde su entorno, más que una propuesta concreta fue la promesa de que el Gobierno nacional, si continúa el peronismo luego del 10 de diciembre, no lo pondrá contra las cuerdas. Algo es algo.

De aquí para allá
En el Gobierno, tres funcionarios de confianza de Pérez repitieron casi el mismo discurso: "Queremos dejar todo ordenado", lo mismo que el Gobernador prometió hace algo más de una semana en una de sus dos apariciones tras las PASO.

“La mayoría de las reuniones que hay ahora tienen que ver con corregir y ordenar, no hay nada nuevo que se trate”, se sincera uno de los consultados. Si hay que corregir y ordenar es porque hasta ahora lo que ha imperado es el desorden entonces.

El clima de ciclo terminado ya se vive en todo el Ejecutivo y hasta en la Legislatura.  Las primeras, segundas y terceras líneas están pensando en su futuro laboral después de diciembre. Algunos se aferran a la política, otros ya preparan su regreso a la actividad privada, a sus profesiones.

En las últimas dos semanas, a Pérez se lo vio más por TV, en actos de campaña junto al candidato presidencial oficialista Daniel Scioli, que en actividades en Mendoza.

El vicegobernador, Carlos Ciurca, reapareció para la entrega de las distinciones sanmartinianas el lunes pasado, pero está con la cabeza en su trabajo de armador político que le encomendó Scioli.

El ministro de Energía, Marcos Zandomeni, desapareció de los lugares que solía frecuentar justo la semana en la que se envió a la Legislatura el acuerdo con YPF. Nadie sabe dónde está. Algunos que lo conocen intuyen que su destino fue alguna pista de esquí.

El presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Tanús, es hasta ahora el jefe de campaña del FpV, pero su pasión por el rugby pudo más e irá a ver el Mundial en Gran Bretaña, justo en la recta final hacia octubre.

Después del resultado de las PASO en la provincia, nadie cree que Pérez vaya a ser finalmente parlamentario del Mercosur y él está buscando asegurarse algún futuro en la política.

Ese futuro está atado obviamente a un triunfo de Scioli. Por eso su interés en aparecer junto al candidato. Y cualquier señal, como una simple mención en un discurso, parece buena para ilusionarse. Detrás de él, son varios los que anhelan llegar a jugar en la liga mayor de la política.

Para pisar terreno más firme, deberían recordar que no eran pocos los que repetían hace unos meses que Pérez podía ser vice de Scioli porque algunos de los que venían de Buenos Aires, en misión de seducción, lo incluían en un listado siempre impreciso.

El espíritu de la retirada no se nota sólo en la búsqueda de trabajo, sino incluso en los comentarios. Pérez está cada vez más solo y algunos cercanos que hasta no hace mucho lo defendían, hoy dejan traslucir cierta sorna cuando a él se refieren. Ni hablar del peronismo más crítico, que ya lo ubicó en el ranking de malos gobiernos por encima del de Celso Jaque.

Cuentan que hace unos días, ante un reproche iracundo al “estilo” Pérez, un funcionario buscó tranquilizarlo recordándole que ya se van. “Y qué querés, no es de metal uno”, fue la respuesta del mandatario, sin renunciar a su marca registrada.

Entre tanto, la gestión continúa y cada día estalla una bomba con reclamos de proveedores o de trabajadores que desbordan a los líderes gremiales.

“Cualquiera se nos anima y el radicalismo alienta el caos”, se lamentó un ministro. “La sensación es ‘ahora o nunca’ porque nos ven débiles”, sumó un subsecretario.

De las últimas protestas, resalta la de los trabajadores del microhospital municipal de Puente de Hierro, ese al que fueron a sacarse una foto Pérez, con su entonces ministro estrella Matías Roby y el intendente interino de Guaymallén Luis Lobos. Ellos acordaron el traspaso a la Provincia y hasta prometieron un edificio nuevo. Fue hace 18 meses y aún nada pasó.

Tal vez, la mejor analogía de lo que quiso ser y terminó siendo el gobierno de Pérez sea el derrotero del ministro de Agroindustria, Marcelo Costa: fue uno de los que se anotó como candidato a gobernador, sonó entre los postulantes a intendente de Godoy Cruz y terminará peleando un lugar en la lista de concejales del peronismo.

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