Muchos después de las exclamaciones de asombro, después de largas horas mirándolo y de comerse las uñas ante los pequeños desprendimientos que se suceden a diario, se preguntan si serán los privilegiados, los testigos de uno de los espectáculos más hermosos de nuestra Argentina, el rompimiento del Glaciar Perito Moreno. Pero como casi todo en la naturaleza, sus designios no se leen a simple vista.
Sin embargo, el titán situado en el Parque Nacional Los Glaciares, muy cerca de Calafate, inició su proceso de rompimiento este verano cuando se apoyó sobre tierra firme, y allí miles de turistas se inmovilizaron con sus cámaras encendidas. “Según el registro que lleva Parques Nacionales, el agua no filtra a través de la pared de hielo y ya se registran 8,60 metros de desnivel de agua entre los lagos que el muro natural separa” anunciaba un guía, y esto da esperanzas.
Para comprenderlo mejor hay que decir que desde 1917 los rompimientos se dan cuando la pared no puede contener más el agua por una especie de dique que se cierra con hielo año a año impidiendo que el líquido elemento pase desde el brazo Rico hasta el lago Argentino. Cuando la presión del agua es mucha, y en la actualidad hay cerca de 9 metros de altura sobre la pared, el hielo termina cediendo y se produce la ruptura. Resulta que cuando eso ocurre, cada bloque de hielo que se desprende del glaciar produce un ruido estruendoso y fascinante que hace temblar bosques y estepas patagónicas y los corazones de habitantes y visitantes.“Hasta el momento la crecida del Brazo Rico lleva registrados más de 8,60 metros. La marca es mayor a la de los últimos dos rompimientos: en 2012 el desnivel alcanzó los 5,93 metros y en 2008 llegó a los 7,90 metros. La ansiedad tiene asidero”, repite el guía.
Sobre el glaciar
El Perito Moreno se origina en el campo de hielo Patagónico Sur. En su descenso, alcanza el brazo sur del lago Argentino, con un frente de 5 km de longitud, aflorando sobre el agua con una altura de unos 60 m, realmente impactante. Paseos embarcados cada día desfilan frente a él para apreciarlo en toda su magnitud. Por ser activo, es decir que está en constante avance, las aguas del brazo Rico producen filtraciones en el hielo las que crean un túnel con una bóveda de más de 50 metros que es la que finalmente se derrumba.
Los tours tienen un valor desde $ 350 a U$S 1.000 dependiendo de la duración y el servicio.