"Seamos fieles a los datos. Nuestro medio persigue hechos, no especulaciones para impactar", recuerda el actor Damián Alcázar en la piel de Antonio Borja. Es el director de Frente Tijuana, el diario de la serie mexicana que Netflix estrenó el 5 de abril, sobre los redactores y fotógrafos que se juegan la vida denunciando a los narcos y a sus cómplices potentados y políticos: Tijuana. A los hechos, entonces. Hoy, numerosas series de TV eligen contar el mundo de los periodistas en estos tiempos de arduas transformaciones en la industria de los medios.
La era digital, que modifica el oficio informativo, también es la del voraz consumo de series en cable, streaming y On demand. ¿Cuáles serán las ficciones que den cuenta de los múltiples desafíos que vive el periodismo en el siglo XXI? ¿Cómo aparecerán retratados los cronistas, investigadores y fotoperiodistas que logran sostener su calidad, su ética y su subsistencia en esta honda transición al soporte web?
Incontables y emblemáticas producciones de ficción lograron reflejar el universo de los medios escritos y audiovisuales desde distintos ángulos: en lidia con el poder, en forma irónica o descorazonada y desde el reto de contar noticias e historias que sean fieles a los hechos y a la búsqueda de veracidad.
En la memoria cercana persiste una serie en la que la trastienda de los noticieros se reconstruye en forma algo idealizada: The Newsroom (2012-2014), de HBO, acerca de un equipo de noticias frente a las cámaras. En cambio, en House of Cards (2013), de Netflix, los reporteros sufrieron los constantes ataques de los presidentes Frank y Claire Underwood, que rechazaban o ninguneaban las denuncias en su contra. Antes, la prestigiosa The Hour (2011), de la BBC, mostró en los años '50 a un grupo de periodistas en un programa semanal dedicado a la política y la actualidad sin eufemismos: con honestidad.
En afinidad, la miniserie State of Play (2003), también de la BBC, narró en modo de thriller la investigación periodística alrededor del asesinato de una líder política y el trasfondo de complicidades y ocultamientos en el Gobierno británico. Y desde el tono de comedia, la exitosa Veep lanzó su séptima y final temporada el 31 de marzo en HBO (está disponible en Flow y en Canal 1 HD de Cablevisión). Uno de sus grandes temas es el intento del Gobierno norteamericano por manejar a la prensa y esconder la incompetencia de la presidenta Selina Meyer (la multipremiada actriz Julia Louis-Dreyfous).
Otro registro expuso el año pasado Sharp Objects, por HBO (también se ve en Flow), en la que la atormentada periodista Camille Preaker (Amy Adams) volvía al pueblo sureño de su infancia para cubrir el asesinato de varias jóvenes. Y dos emblemáticas ficciones ya finalizadas detallaron los avatares de la prensa frente a la corrupción estatal, corporativa y judicial: la norteamericana The Wire (en su quinta temporada, de 2008) y la danesa Borgen, entre muchas otras.
Aquí, un panorama de seis series ineludibles para ver cuando uno quiera -de acuerdo a los catálogos de cada plataforma- y para comprender los retos y claves del periodismo en el presente.
1. Tijuana. Primera temporada en Netflix
¿Qué vale más, el asesinato de un político o el de un periodista? Sin cinismo, esta ficción busca saber a quién benefició la muerte de Eugenio Robles, el candidato popular a la gobernación de Baja California. Y quiénes acribillaron a Iván Rosa, el ícono del diario Frente Tijuana, enemigo del crimen organizado: los narcos, los empresarios y los políticos. “Ambos homicidios se conectan”, intuye Antonio Borja, el editor en jefe, haciendo de cada portada un acto de valentía: vincula al poder con el tráfico de metanfetamina y con la explotación en las maquilas, esas terribles fábricas fronterizas. Publicar esto en México puede ser fatal: desde dos mil, 140 periodistas fueron asesinados. Pero Frente Tijuana decidió escuchar la calle para revelarlo. Algún día las cosas tendrán que cambiar.
2. Secret City. Dos temporadas en Netflix
La cronista política Harriet Dunkley no se calla: elige repreguntar. Cuando aparece el cadáver de un joven en la orilla de un lago en Camberra (Australia), la explicación oficial le dice que algo no encaja. Cruzando archivos e indagaciones incómodas, ella va a destapar una conspiración de la agencia de inteligencia y el lobby australiano en medio de la tensión militar y geopolítica entre China y los Estados Unidos. “Nuestro gobierno usa el miedo de la gente para recortar las libertades civiles”, razona Dunkley, en busca de pruebas. Con velocidad de thriller, esta serie, que lanzó su segunda temporada el 6 de marzo, expone cómo el motor periodístico más sincero despierta otro temor: el de los funcionarios y diplomáticos, una vez que pierdan su impunidad.
3. The Paper. Dos temporadas en Netflix
“¿Quién quiere comprar el periódico?”, se alertan los cronistas de la ciudad costera Rijeka, en Croacia. Ésta será la lucha de una redacción para sostener su independencia, sus lugares de trabajo y sus investigaciones sobre la corrupción financiera, estatal y policial. Justo en plena crisis de las ventas en papel y del traspaso al negocio digital. Un magnate de la construcción quiere controlar Novine (“El periódico”), reemplazando editores y cronistas éticos por tecnócratas que se animen a ocultar sus actos ilegales y hasta un crimen familiar. Pero la periodista Dijana Mitrovic, y otros que aún creen en la verdad, van a enfrentar a los poderosos para publicar y denunciar sin presiones. Las fake news y la posverdad no pueden matar a la misión de la prensa de cara a un futuro mejor: informar.
4. The Newsroom. Disponible en HBO Go.
Cinco años son una eternidad en televisión. Basta contrastar los métodos y los ritmos de producción que sostuvo el equipo informativo de esta serie hasta 2014, cuando dijo adiós, con la verdad del negocio informativo actual. A su protagonista, el presentador de noticias Will McAvoy (Jeff Daniels), hoy se lo tilda de ingenuo: quiso corregir la desinformación, la superficialidad y la falta de chequeo de datos brindando ejemplos morales, sin ver las negociaciones alrededor de cada noticia. Esta serie de Aaron Sorkin refleja la adrenalina y los egos alrededor de las cámaras, y cómo cada palabra leída al aire tiene una mirada subjetiva de la realidad. Aunque se volvió extemporánea frente a las redes sociales y a una tensión inimaginable para los medios: la era de Donald Trump.
5. La fragilidad de los cuerpos. Disponible en Flow y en Canal 1 HD de Cablevisión
Esta creación argentina de Pol-ka, El Trece, Cablevisión y TNT retrata a Verónica Rosenthal (Eva De Dominici), una periodista que se lanza a una investigación exhaustiva disparada por la noticia del suicidio de un maquinista de tren. ¿Cuál es el entramado clandestino que descubrirá, junto con el también maquinista Lucio Valrossa (Germán Palacios)? Al poner el cuerpo y sumergirse cada vez más en el caso, Rosenthal no va a dejar sus convicciones de lado, incluso cuando la Justicia -en varios de sus niveles- busque ponerle frenos a su pesquisa. O cuando su relación con Valrossa pase de lo profesional a lo sexual. El episodio final, el octavo, que se emitió el 26 de julio de 2017, causó furor y tristeza a la par en esta serie, que se basó en la novela homónima de Sergio Olguín.
6. Periodismo total. Disponible en Flow y en UN3TV
“La mejor manera de bajar línea es haciendo reír, y la peor manera de hacer reír es bajando línea”, dijo en 2015 el humorista Martín Garabal. ¿El motivo? Mostrar “el valor absurdo de la primicia” a partir de una sátira de la dinámica televisiva. En esta serie web de diez brevísimos episodios (no más de diez minutos), su personaje, el conductor Marcelo Quintana, presenta noticias serias, patéticas, absurdas o terribles con la misma gestualidad robótica y la mirada vacía. Cada gag, en piso y en exteriores, es una muestra de ingenio y economía de recursos para dejar a la vista los hilos del prime time. Su nivel de humor es coral: su co-protagonistas son Alexis Moyano y Santiago Korovsky, y participan Esteban Lamothe, Migue Granados, Mex Urtizberea, Mariana Chaud y Benjamín Amadeo, entre otros.