Pérez se rinde, el PJ no capitula

Pérez es el más interesado en terminar bien su gestión, aunque la realidad todos los días lo desmienta. Cornejo busca empezar con aire, pero el PJ se resiste a reconfortarlo.

Pérez se rinde, el PJ no capitula

Por Luis Abrego - labrego@losandes.com.ar

“Entiendan, no quiero deuda para mí, sino para pagar la deuda que dejan ustedes…” fue la dura frase con la que Alfredo Cornejo cerró uno de los últimos encuentros reservados para intentar darle un cauce sensato a la transición con Francisco Pérez.

Pero lo cierto es que si bien el diálogo no está roto, ni mucho menos, en el entorno del gobernador electo reina el escepticismo. Creen que a pesar de que un acuerdo como el propuesto con el Banco Nación sería no sólo una salida institucional, sino una más que elegante despedida para Pérez, son demasiados los obstáculos para que se concrete. “Nosotros le ofrecimos un Presupuesto 2015 ‘sincero’, pero

Pérez no lo quiere porque eso significaría blanquear el déficit que deja”, razonan los radicales, y agregan: “Pero sí quieren la posibilidad de mover partidas o las prerrogativas para tapar las irregularidades que han venido cometiendo durante todo este año”.

El cornejismo está convencido de que la administración de Pérez se está financiando -básicamente- con los proveedores, con los descuentos de los empleados públicos, los aportes de la Osep y que la situación todavía no termina de explotar “por la simple y sencilla razón de que hasta ahora paga los salarios. Pero ni siquiera eso paga por sí solo, sino con auxilio del Nación, al que se le debe cada vez más plata: empezó prestando 600 millones y ya le debemos 2.000 millones”, se lamentan.

Este déficit estructural supone que cada mes la Provincia gasta de 300 a 400 millones de pesos más de lo que genera, con lo cual se endeuda y patea para adelante sus obligaciones, en una carrera que para el oficialismo tiene una única meta: llegar como sea al 9 de diciembre y que de ahí en más se las arregle el que viene, es decir, Cornejo.

En ese contexto, la propuesta de pedir al Banco Nación un préstamo a 10 años con tasa preferencial por unos 6 mil millones de pesos (cifra que se acerca al rojo de un gobierno que cuando asumió prometió “el déficit 0” para el fin de su mandato) y atarla a la negociación de la continuidad como agente financiero de la Provincia, es una jugada bien pensada pero de dudosa concreción.

En principio, por el monto, una barbaridad para el mercado de capitales argentinos y mucho más para un solo banco; pero especialmente por las dificultades políticas locales y las incógnitas preelectorales del escenario nacional.

El lunes pasado, Pérez y Cornejo confirmaron la tarea conjunta en pos de un acuerdo en ese sentido y la posibilidad de una inminente reunión con Juan Ignacio Forlón, presidente del Banco Nación. Nada de eso se concretó. Los radicales consideran que tras la derrota del peronismo en Mendoza, la figura de Pérez ha perdido peso tanto aquí como en Buenos Aires.

“No puede conseguir la reunión porque no le dan bola… lo sostienen para que Mendoza no se caiga, pero nada más”, especulan los cornejistas. Además, descreen de las promesas tanto de Axel Kicillof (“porque se está yendo y no seguirá como ministro aunque el kichnerismo gane”) como del propio Daniel Scioli, quien al mismo Cornejo le juramentó –si llega a la Casa Rosada- “igualdad en el trato”.

Una generalidad de esas con las que Scioli conforma a cada interlocutor, aunque después se abrace con los Alperovich, las Milagros Sala o los Aníbal Fernández de turno. La postura de negociar por separado que filtró ayer el Nación (ver página 2), en cuyo directorio todavía pesa fuerte la futura senadora provincial Patricia Fadel, apuntala a Pérez y da sentido a la desconfianza cornejista.

Es que aunque el aval nacional existiera, el acuerdo local está destinado a la zozobra “porque Pérez no puede garantizar el apoyo del PJ en la Legislatura”. En pie de guerra, y dolido por la sucesión de traspiés electorales, el peronismo es un duro escollo al que el gobernador saliente hoy no seduce ni conduce. Y si así no fuera, y aquí el acuerdo político fructificara, Cornejo teme que recién asumido y si el PJ sigue en la Casa Rosada, la Nación intente cobrarle de una vez todo lo que le prestó a Pérez “y nos dejen ruedas para arriba”.

Frente a tantos caminos bloqueados, Cornejo optó esta semana por tirar líneas con la banca privada. Mantuvo reuniones con los presidentes del Banco Macro y del Santander Río. Puso en marcha así un “plan B” que en el esquema de graduación cornejista implica mayor distancia y dureza con Pérez. Esta opción está invariablemente atada al destino y la continuidad o no del Nación como agente financiero. “Con los privados no se habló sobre la posibilidad de ser agentes financieros, aunque es algo que naturalmente les interesa. Con ellos sólo se charló sobre financiamiento”, asegura una fuente que está al tanto de cada paso que se da o se deja de dar en este ajedrez.

En principio, los banqueros privados "aceptaron las condiciones pero prefieren esperar para ver qué pasa con el cambio de gobierno nacional", agregan. La natural incertidumbre sobre quién llegue a la Casa Rosada, qué ministro designe y cuál sea el escenario con el que se encuentre (no será lo mismo una devaluación antes de fin de año que una asignatura pendiente para el sucesor de Cristina Kirchner, o cuál será el horizonte del dólar y sus múltiples cepos) ponen en alerta a los siempre reactivos capitanes de la patria financiera. 
Para colmo de males, el 22 de octubre es el plazo límite que Mendoza tiene para denunciar el acuerdo con el Nación, que vence dos meses más tarde.

Si Pérez no lo activa, el contrato se prorroga automáticamente por un año. Pero hasta en esta formalidad los radicales tienen diferencias de criterio, ya que estiman que por imperio de la Ley de Responsabilidad Fiscal no pueden avanzar sobre una decisión que condicionaría al próximo gobierno. Aunque si así fuera, admiten que esa posibilidad les permitiría -dentro de un año- armar una nueva licitación con otras condiciones y un nuevo escenario con múltiples alternativas sin los condicionamientos de hoy.

Por lo pronto, en el núcleo íntimo del inquieto Cornejo ya barajan más estrategias. Algo así como un “plan C”. “Si ninguna alternativa prospera, Pérez no se va a ir bien… Tendremos una actitud persecutoria sobre él y sus funcionarios por las responsabilidades que les caben por la actual situación de la Provincia”, amenazan con tono combativo, y apuntan tanto a los desbarajustes financieros como a los escandalosos pases a planta permanente y suculentas designaciones de amigos, hijos y entenados que se suceden a diario.

Sin embargo, no creen que la sangre llegue al río, porque suponen que Pérez ya aceptó que perdió y se ha rendido, sólo que no tiene suficiente volumen y decisión política para firmar una capitulación de paz en nombre de los que representa: el futuro peronismo opositor.

Como están las cosas, “hoy yo no pago los sueldos en diciembre”, dicen que confiesa compungido Cornejo a sus colaboradores, y agrega: “Pero él (por Pérez) se va a ir dejando un tendal de deudores...” Destinos enlazados, la salida decorosa de Pérez será la entrada con pie derecho de Cornejo. O de lo contrario, huida peronista a paso firme e inicio radical a contrapierna.

Aun así, y en ese corsé de posibilidades, el equipo del futuro gobernador ya delinea sus aspiraciones de máxima para su debut en Casa de Gobierno y así “entrar con alguna facilidad”: un Presupuesto 2016 “equilibrado” y un cúmulo de “herramientas” que preanuncian nuevas batallas por venir.

Entre ellas, barajan “autorizaciones de endeudamiento, emisión de títulos y letras y renegociación de deuda vieja”. Todos instrumentos que antes Cornejo retaceó pero que ahora justificará en la extrema situación de déficit que dejará Pérez. ¿Le importará eso al PJ que se abroquelará en la Legislatura? Probablemente no. Y tal vez esa negativa defina con exactitud lo complejo del asunto. Pérez ya es un general vencido cuya tropa, disimuladamente sublevada, más que abandonar apenas piensa en un repliegue momentáneo para resistir.

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