Tras dos semanas de amagues de modificación en la cabeza de la Subsecretaría de Trabajo, el gobernador Francisco Pérez dispuso el remplazo de Ariel Pringles por Rubén Boris al frente del organismo.
La decisión oficial provocó un terremoto en la relación entre el gobierno y la CGT ya que esta central obrera mantiene su reclamo histórico de "tener a cargo" la Subsecretaría de Trabajo de cualquier gobierno peronista y se convocó anoche el plenario de secretarios generales.
En un documento redactado anoche se afirma que "los rumbos del gobierno provincial y del movimiento obrero organizado no son los mismos". Previamente por la tarde el secretario general, Rodolfo Calcagni, había calificado de "traición" la medida adoptada por el Gobierno y había anunciado "el quiebre" de la relación entre la CGT y el Ejecutivo.
"La autoridad no se delega, se ejerce. A los funcionarios los designa el Gobernador y no la CGT", dijeron en una gestión que -en esta etapa- intenta mantener una relación equidistante con las distintas centrales obreras de la provincia para evitar (como sucedió en los dos primeros años de administración) su identificación con una sola de ellas. Con la CGT que encabeza Calcagni, Pérez acordó en 2011 una alianza estratégica inicial que -sin embargo- no pudo evitar desaires.
"Ellos se acercaron a (Hugo) Moyano cuando el camionero se peleó con Cristina y ni nos consultaron a pesar de que somos un gobierno que se identifica con la Presidenta", dejaron caer en la Casa de Gobierno en visible pase de facturas.
No obstante esperan que la relación con la CGT se recomponga paulatinamente y en los corrillos se menciona el ofrecimiento de puestos de dirección en el Ministerio de Salud para dirigentes cegetistas (o sus representantes) como "compensación" por la "pérdida" de Trabajo. Hasta se hace referencia a un ofrecimiento al propio Pringles para su "traslado" a Salud, lo que el ex subsecretario rechazó.
A dos semanas del inicio de las paritarias "duras" con los gremios estatales, el Gobierno intenta "mantener equidistancias" de la Subsecretaría de Trabajo con todas las centrales obreras. Esto -en la práctica- produce acercamientos reales con las dos ramas de la CTA en las que revistan los gremios "clave" de las paritarias públicas: la docente, con el SUTE; y la de la Salud con ATE y Ampros.
Por lo tanto la figura del Rubén Boris -un abogado laboralista de procedencia sindical que presidió cuatro años el PJ de Capital, ya encabezó paritarias estatales y en la última interna trabajó cerca del sector Azul- aparece más afín con el Gobernador, que el remplazado Pringles, abiertamente identificado con el sector cegetista (moyanista) del sindicalismo mendocino y militante de La Corriente que lidera el vice Carlos Ciurca.
Ya en el último conflicto con los municipales de Lavalle, el Ejecutivo hizo caso omiso a una declaración de ilegalidad de la Subsecretaría de Pringles contra el paro de ATE y siguió promoviendo las negociaciones hasta que se alcanzó un acuerdo.
En los últimos 15 días el ministro Rodolfo Lafalla se reunió tanto con la CGT como con las dos CTA ratificando que se dará un trato oficial igualitario a las tres organizaciones.
