Francisco Pérez lo hizo otra vez. Fue el segundo faltazo consecutivo al Agasajo Vendimial de los bodegueros, a la postre el último de su gestión. Si bien el entorno lo justificó por el Carrusel, y se especulaba con su despedida pese a la crisis que mantiene crispada a la industria y los productores, el Gobernador eligió almorzar con el precandidato presidencial Daniel Scioli y el ministro de Agricultura de la Nación, Carlos Casamiquela, mientras en Bodegas Crotta, de San Martín, lo esperaban críticas contra la política vitivinícola y los subsidios.
En tanto almorzaba en el exclusivo restaurante de Francis Mallman, de Godoy Cruz, su ausencia intentó ser excusada por el propio ministro de Agroindustria, Marcelo Costa, quien afirmó que cerca de las 15 aún estaba en el palco oficial del desfile. Y esto obligó al ministro a tomar la posta ante el fastidio de directivos de Bodegas de Argentina, los organizadores.
“Si sos líder, tenés que poner la cara. Y estar preparado tanto para aplausos como para bancarte chiflidos”, dijo en reserva un dirigente, al recordar que el último Agasajo de Pérez había sido el de 2013 en bodega Los Toneles, adonde no llegó por un piquete.
Ni siquiera la sospecha de algún escrache de productores de Aproem y Centro de Bodegueros y Viñateros del Este, quienes jugaban “de local”, fue motivo. Desde temprano esa chance se había desactivado: de hecho, tanto Gabriela Lizana, de Aproem, como Mauro Sosa, gerente del Centro, fueron parte del Agasajo.
El faltazo de los seis gobernadores de provincias vitivinícolas que Pérez había invitado fue otro factor que despejaba el camino de Pérez hacia Crotta. Pero el almuerzo con Scioli pesó más.
A la hora de los discursos, hubo un cruce más amistoso que durante la mañana en el Desayuno de Coviar, pero esperable, entre Costa y Juan José Canay, titular de Bodegas de Argentina.
Tras definir a la crisis actual como “la más seria para la vitivinicultura desde la década del 80”, atribuyéndola a la pérdida de competitividad del tipo de cambio en el exterior y la elevada inflación, Canay enfatizó el diagnóstico. Y de paso, se anticipó a responder las observaciones formuladas desde la Nación y la Provincia, que señalan a las bodegas como responsables de que el precio del vino en góndola no llegue al bolsillo del productor.
“No somos competitivos ni en el mercado interno ni en el externo. En el último año perdimos 100 millones de litros de vino en ventas. Además, en el mercado interno no tenemos control sobre los márgenes que aplican las grandes cadenas comercializadoras. En el externo sufrimos devaluación de monedas de nuestros principales compradores, como la Zona Euro, Rusia y Brasil”, señaló Canay, antes de definir como “ético” que las empresas obtengan ganancias.
No fueron pocos los que se mostraron en contra del intervencionismo, tal como había surgido del Consejo Federal Vitivinícola encabezado por el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, que propuso aplicar la Ley de Abastecimiento para redistribuír la renta, terminar con la concentración vitivinícola y transparentar la compraventa de productos.
Según Roberto González, de Nieto Senetiner, “en otros países como Chile no anduvo, porque varias empresas se retiraron del mercado. El eje es la diversificación a partir del uso de la uva; lo que está pasando es consecuencia de un monoproducto”.
Por su parte, el bodeguero Aldo Biondolillo descartó la regulación como salida. “De la actual crisis no saldremos con medidas restrictivas como bloqueos o prohibir viñedos, aunque fuese selectiva. Además de elevar la brecha tecnológica con los competidores, atenta contra el desarrollo de oportunidades de inversión basadas en zonificación y su implantación para uso específico”.
Fue Canay el encargado de insistir por las condiciones de competitividad. “En sucesivos Agasajos habíamos alertado sobre el problema, sin conseguir adecuadas respuestas de las autoridades. Más de 400 mil personas que dependen de la vitivinicultura hacen que sea importante para los gobernantes. Pero no se encararon políticas que vayan al fondo”.
A la hora de plantear salidas a la crisis, Canay no dudó en sugerir más diálogo . Pero además “eliminar la cultura del subsidio como única herramienta, y reemplazarlo por otras que fomenten la actividad emprendedora y faciliten la inversión productiva, y la especialización en cada región”, lo que, como un mensaje a los candidatos (“entre quienes nos escuchan están quienes nos gobernarán el próximo año”), generó un contrapunto con Costa.
A su turno, el funcionario defendió el asistencialismo como medio para sacar 160 millones de litros de sobrestocks vínicos, un dolor de cabeza desde 2014. “Vamos a seguir trabajando con subsidios para incrementar la salida de vino a granel. Debemos fomentar ese mercado”, consignó, en referencia al acuerdo por el que la Provincia aportará 1 peso por kilo de uva que se vinifique para exportar y eventuales próximas medidas.
Si bien ambos coincidieron en la necesidad de revisar metas del PE VI 2020 (ventas por u$s 2.000 millones para entonces), según Costa “este momento reclama acciones. No sobran uva, vino ni productores, falta investigación y desarrollo”.
Mario Giordano- WofA: "En este año nos prometieron aportes para la promoción del vino argentino en el exterior y no recibimos un centavo. Más allá del aporte de las bodegas, ¿cómo se puede vender vino sin fondos?"
Marcelo Costa - Ministro de Agroindustria: "El reto no es crear valor, sino apropiarse de él. Es inaceptable que un eslabón se quede con la parte del productor. La ley de Regulación de Producción y Consumo garantiza precios; el mercado no corrige todos los problemas."
Michael Halstrick - CEO de Bodegas Norton: "Con suba del costo interno y el dólar así, es importante el giro de 360 grados: que gane productor, industrial y consumidor. Para que suba el precio debe subir la demanda, y no somos competitivos. Creo en la libertad de acción: al final el precio lo fija el consumidor."
Santiago Ribisich - Trivento: "Considero que lo de la concentración de las bodegas es relativo. De hecho, nosotros compramos más uva que el año pasado y pagamos hasta 20% más para aumentar la elaboración 10%. Hacer las operaciones aún más transparentes me parece bien."
Un almuerzo peronista y distendido
A casi 50 kilómetros de donde lo esperaban los bodegueros y productores, el gobernador Pérez almorzó ayer con su par bonaerense y presidenciable Daniel Scioli y el ministro de Agricultura nacional, Carlos Casamiquela. Junto a ellos estuvieron el vice Carlos Ciurca, intendentes peronistas, el ministro Costa y el corredor de autos Marcos Di Palma. Fue en el restaurante Mallman, de Godoy Cruz.