A un goleador no hay que subestimarlo. Nunca. Y mucho menos darle espacios dentro del área. El que aprovechó todo ese contexto fue Juan Pablo Pereyra, la figura de Independiente Rivadavia en la victoria 3-1 ante Gimnasia y Esgrima en el sueprclásico mendocino.
"Me voy muy contento, esto es para que disfrute la gente, hace mucho que no convertia así que me voy muy feliz", enfatizó el lungo delantero, el de la zurda que le dio el segundo y tercer gol al elenco de Garnero en el Legrotaglie.
"Este era un partido bisagra, estábamos solitos acá en este estadio, costó mucho pero se dio. Teníamos que ganar, veníamos laburando mucho y lo hicimos, lo logramos. Se lo dedido a mi familia", expresó Pereyra, el hombre de la cancha en la lluviosa tarde mendocina.