Inmediatamente consumado el ‘Cordobazo’ en el Mario Alberto Kempes, sólo minutos después de la genialidad de Oga, las redes sociales explotaron. Los simpatizantes, aún conmocionados por la noticia que llegaba desde la Docta, se autoconvocaban para darle un recibimiento al equipo no menor a la dimensión del logro que acababan de consumar.
Era el segundo ascenso en poco más de seis meses, el Lobo acababa de arribar a la máxima categoría del ascenso nacional. Los ‘leones del Kempes’ se habían catapultado a la idolatría. Y sí, el recibimiento fue conmovedor, a lo grande.
El Puente de Hierro fue el punto de encuentro que, cerca de las 16.25, ya era una marea blanquinegra, que explotó cuando se comenzaba a asomar un punto azul desde en el horizonte. Era el colectivo de Andesmar. Locura total: bocinazos, banderas blanquinegras comenzaron a flamear y, de a poco, se fueron colmando las orillas del Acceso Este.
Uno a uno se fueron sumando motos, autos y camionetas para que el colectivo, ya casi a paso de hombre, iniciara la peregrinación al Templo Mensana. Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes filmaban y sacaban fotos de lo que era un acompañamientos de casi tres kilómetros. El hincha le había rendido su pleitesía.