Los asesinatos de las mujeres israelíes Pyrhia Sarusi (63) y Lily Pereg (54) están prácticamente resueltos. Hay un único detenido e imputado. Todas las pruebas señalan al ex militar israelí Gilad Pereg (37) como el autor de los homicidios de su madre y de su tía, respectivamente.
Las israelíes fueron buscadas por dos semanas, el propio Pereg radicó la denuncia por la desaparición de sus familiares. Dos semanas más tarde, los cuerpos de las mujeres fueron encontrados enterrados en la propiedad de Gilad en la calle Roca de Guaymallén.
En ese predio se puede observar lo que fue el último negocio frustrado del israelí: un complejo deportivo con canchas de pádel y de fútbol. Relacionado a esto se desprende una demanda anterior a los asesinatos. El demandante: Gilad Pereg; el demandado: el arquitecto de las canchas.
"Considero relevante mencionar que la relación con el arquitecto durante tantos meses me ha generado un malestar psicológico constante, produciendo desequilibrios emocionales que causaron en mi persona severos daños en mi salud", aseguró Pereg en su demanda, declaración que consta en los registros informáticos de la Justicia mendocina, a los que accedió Clarín.
El israelí le reclamaba al profesional una indemnización de 1.947.000 de pesos por daños y perjuicios. "Esta deplorable situación llevó a que tenga que medicarme en varias oportunidades para contrarrestar los dolores padecidos en mi cuerpo y en mi mente", sumó en la demando Pereg.
Y agregó: "Así mismo tuve durante años secuelas no solo en mi persona sino también influyó en mis relaciones con mis seres queridos, principalmente mi familia”.
El proyecto de las canchas de fútbol comenzó en 2010. Un año más tarde, Pyrhia Sarusi llegó a la provincia por primera vez para ver cuál había sido el destino del dinero que enviaba a su hijo. Gilad le mostró el predio deportivo en construcción y le detalló un promisorio negocio. La mujer regresó a su país.
Sin embargo, la construcción nunca se finalizó. Esto llevó a enfrentar al israelí y al profesional hasta llagar a la Justicia. Pero en octubre de 2018, confirma Clarín, a solo unos meses de iniciada la causa civil, Pereg retiró la demanda. No se sabe si los involucrados llegaron a un acuerdo privado. Lo cierto es que el abogado del israelí aún no cobra sus honorarios.
¿Por qué las mató?
Una de las hipótesis que cobra más fuerza es la del móvil económico. Se sabe que Gilad Pereg creaba sociedades de empresas y luego las vendía. Pero los fondos provendrían de lo que su madre le enviaba periódicamente. Según los registros del Banco Nación y de publicaciones en el Boletín Oficial provincial, Pyrhia Sarusi constituyó al menos cinco empresas de servicios como construcción, importación y comercio entre 2011 y 2015.
Ella figuraba como socia en esas compañías y su hijo como director titular. ¿Su madre llegó para poner fin a esa sociedad comercial entre ambos? ¿Se negó a enviarle más dinero y, sabiendo que se le “cortaría el chorro” Gilad las mató? ¿O quiso quedarse con los 10.000 dólares que los familiares de las mujeres aseguraron que traían a Mendoza?
Si el dinero no fue el motivo de los bestiales crímenes, ¿las mujeres vieron algo que no debían ver? ¿Le hicieron alguna observación sobre el retorcido modo de vida que llevaba el ingeniero electrónico en una habitación oscura, donde sólo tenía un colchón roído que compartía con su veintena de gatos y ello lo ofuscó?