Ayer, minutos antes de las 15, se incendió la fábrica de helados 5/25, un enorme galpón que tiene salida por calles Lisandro Moyano y Guido Spano, en Las Heras. Los vecinos fueron los primeros en ayudar a combatir las llamas. Las pérdidas fueron totales pero no hubo víctimas.
Alertados por el intenso humo y por una alarma, la siesta de los vecinos de esa zona -lindante con Capital- se vio alterada. Inmediatamente, muchos decidieron intervenir para auxiliar a los empleados del lugar.
“Estábamos trabajando, atendiendo a los clientes, cuando vimos humo que venía de atrás y se apagaron las computadoras, ahí nos dimos cuenta de lo que pasaba. Fue todo muy rápido”, señaló Luciana, cajera de la heladería que funciona sobre Lisandro Moyano 45. Ante la situación, la mujer, que lleva 5 meses trabajando en el lugar, tomó todo el dinero de la caja y se lo llevó a los dueños que viven en las inmediaciones.
“Lo que es el salón de expendio quedó sano, pero la fábrica y el depósito que quedaban atrás sufrieron pérdidas totales, no quedó nada”, informó a Los Andes Ricardo Andrada, jefe de la Distrital 6 de la Policía.
Fueron necesarias las dotaciones de Bomberos Voluntarios de Las Heras, Guaymallén y Godoy Cruz para hacer frente al incendio, que fue controlado cerca de las 15.30. Habían sido muchos los llamados al 911 que alertaron sobre las llamas.
“Los bomberos de Las Heras llegaron primero”, aseguró Gladys, quien vive desde hace 44 años en una casa ubicada justo frente a la heladería. Además, la mujer indicó que “pusieron una autobomba sobre esta calle y otra sobre Guido Spano”. Ambas arterias quedaron cortadas para evitar que los curiosos dificultaran el trabajo de los bomberos y/o pudieran resultar lesionados.
Vecinos solidarios
Walter, otro empleado que se encontraba trabajando allí, fue uno de los encargados de evacuar a sus compañeros y clientes para evitar que sufrieran lesiones.
Además, fue claro al decir que “los vecinos nos ayudaron a sacar las cosas a la vereda”. Inclusive, algunos intentaron combatir el siniestro mientras aguardaban la llegada de los bomberos. Una de las primeras en llegar fue Silvia, quien vive a pocas cuadras, “para ver si podíamos dar una mano”.
“Aparecían con ollas, botellas y mangueras”, señaló Miriam, una de las empleadas de la heladería que lleva 6 años trabajando para la empresa. La mujer fue alertada por su hija y se acercó para saber qué había ocurrido. Una vez que llegaron las dotaciones, la solidaridad de los vecinos no cesó: de todos lados llegaba agua y soda para los bomberos. Mientras, otros mojaban los techos y los frentes de sus casas con desesperación.
Ante el temor de que las llamas se propagaran a los locales aledaños, tanto sus dueños como las personas que se acercaban al lugar comenzaron a sacar la mercadería de una zapatería que se encuentra en la misma cuadra y que en mayo del año pasado sufrió pérdidas totales por otro incendio ocurrido en una fiambrería que se encuentra al lado de 5/25.
El dueño de la tienda de calzado llegó rápidamente. Fernando, otro vecino, explicó que lograron "sacar las cosas que estaban en la parte de adelante, pero no llegamos a tocar lo que estaba en el depósito porque los bomberos nos hicieron salir y clausuraron la calle".
Los vecinos también ayudaron a sacar mobiliarios y mercadería de la fiambrería. Finalmente, ningún local se vio afectado.
En general, las personas que viven en las inmediaciones, una vez recuperadas del susto, manifestaron sentir “mucha impotencia” por los daños que sufrió la fábrica de helados, que lleva muchos años funcionando allí.
Temor a saqueos
Cuando llegó la Policía al lugar, los uniformados observaron el movimiento de la zapatería y creyeron que se trataba de personas que la estaban saqueando. Inclusive, algunos testigos los alertaron.
No obstante, el jefe de la Distrital 6 negó que hubiese ocurrido eso: “Sólo fue una confusión alimentada por el nerviosismo típico en este tipo de situaciones”.
El caos ocurrido en esos primeros momentos llevó a que las personas que observaban desde las inmediaciones no pararan de repetir que habían saqueado varios comercios de la zona y que los mismos vecinos los habían corrido. Es más, se llegó a decir que habían intentado robarle el arma a un policía, pero sólo se trató de una discusión entre un hombre que rompió un portón para buscar combatir las llamas y un efectivo que creyó que buscaba saquear.
“Estaban todos nerviosos, a los gritos. Cuando el policía levantó el arma, mi papá se la agarró y le explicó qué pasaba”, se encargó de desmentir la hija, que prefirió no brindar su nombre.