Una fuerte tormenta de lluvia, viento y granizo afecto a San Martín y puntualmente a los distritos de Alto Salvador y Chapanay, donde hubo pérdidas importantes en más de mil hectáreas de cultivos y también unas 450 familias afectadas, según informó el área de Desarrollo Económico de la comuna.
“No nos quedó nada, fueron 20 minutos de granizo muy fuerte que se llevó toda la producción”, se lamenta Javier Gómez, un obrero rural con esposa y cuatro chicos, que hace 15 días comenzó a trabajar en la finca de Gaborine y que ahora no sabe cómo seguir: “Vamos a esperar al patrón, pero de las 21 hectáreas de uva no quedó nada, se perdió todo”.
Cerca de allí, por el carril Zapata rumbo al pueblo de Chapanay, la celadora de la escuela Hudson revisa los vidrios de las aulas, junta del suelo los pedazos de una media sombra y barre la alfombra verde que se formó por las hojas en el suelo: “Fue tremendo, primero agua, luego granizo chico y enseguida piedra muy grande. Es un golpe fuerte porque acá, todos viven de la viña”.
Frente a la escuela, al otro lado del carril la vista se pierde en un viñedo extenso donde el paisaje es casi una postal de invierno: prácticamente no hay hojas ni racimos. Desde el área de Desarrollo Económico del municipio estiman que los daños en la zona de Chapanay alcanzan a las 1.200 hectáreas de cultivos y que en más de 70% de los casos las pérdidas han sido totales.
“El granizo precipitó cerca de las 19 y según testigos, la piedra cayó durante más de 15 minutos”, explicó Pedro Escudero, a cargo de Desarrollo Económico, mientras recorría parte de la zona afectada. Ésta es la 15ª tormenta que afecta a San Martín en lo que va del año y ya hay grandes pérdidas en zonas de El Ramblón y de Tres Porteñas.
A un par de kilómetros del pueblo de Chapanay vive Raúl Díaz, obrero de la finca Milordo y asegura que se perdieron en la tormenta las 80 hectáreas de viñas. “En 20 días más empezábamos la cosecha y hoy no queda nada. Da mucha bronca y también tristeza”, dice el hombre mientras revisa el techo de su casa: “Se llueve todo; pero no es de ahora, sino de siempre, porque no alcanza para membrana”.
El pueblo de Chapanay está al costado de la ruta 41 y a poco más de 10 kilómetros de la ciudad de San Martín; lo forman un puñado de cuadras encerradas por viñedos y viven allí menos de 2.000 personas. “No sé cómo vamos a seguir porque acá todo el mundo vive del campo, de la viña o de los frutales y no ha quedado nada”, cuenta Patricia Heredia mientras saca las hojas que taponan la cuneta: “Mire, acá nomás, en la entrada del pueblo está la finca de Valencia; el lunes arrancaban con la cosecha de ciruelas y no quedó nada”.
Según datos de la comuna, en Chapanay hay al menos 450 familias afectadas por la tormenta del jueves: unas 250 de ellas sufrieron daños en sus viviendas, muchas de ellas precarias y otras 200 se quedaron sin trabajo; hay un puñado grande de gente que padece ambos problemas. La comuna asiste con nylon y busca que los vecinos más afectados dejen las casas, pero la gente se niega por miedo a los robos. “Está el club de Chapanay para alojarlos hasta que se reparen las casas, pero no se quieren ir”, dicen desde el municipio.
“¿De qué vamos a vivir ahora? Da bronca porque uno trabaja todo el año y de pronto se queda sin nada y tenés gente en el gobierno que se lleva 60.000 por mes, cuando eso acá no lo conseguís ni en todo un año”, se queja Roberto Caliba y sigue: “El Gobierno promete, pero no cumple; el año pasado dieron un subsidio para cosecha de $ 700 por hectárea, nunca lo pagaron completo y yo cobré menos de la mitad. Todavía no salimos de una y estamos metidos en otra”.
Mientras tanto, y debido a la gravedad de la situación general del departamento, donde hay pérdidas importantes en zonas de Tres Porteñas, El Ramblón y ahora Chapanay y sus alrededores, el Concejo Deliberante analiza declarar la emergencia económica.