La situación es muy grave y tocará a los futuros gobernantes revertirla. Las economías regionales han sumado 20 meses de caída consecutiva interanual y sólo en el último año alcanzaron 700 millones de dólares.
Lo grave del caso es que los actuales conductores del Ministerio de Economía de la Nación son conscientes de lo que sucede, pero sin embargo prefirieron continuar con su política de dólar desfasado respecto de la inflación interna, lo que no hizo más que minar las posibilidades de salida de productos al exterior como consecuencia de la falta de competitividad.
De nada valieron los reclamos efectuados por los sectores y, peor aún, muchos, como es el caso del ministro de Agricultura y Ganadería de la Nación, se sintieron molestos ante las críticas, como sucedió con el desayuno vendimial y el discurso pronunciado por la titular de la Corporación Vitivinícola Argentina.
Días pasados se conocieron los datos de un estudio realizado por la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), en el que se indica que la crisis en el sector de las economías regionales no cede por una combinación de factores que se hicieron crónicos y que van desde la caída de los precios internacionales, las crisis en mercados importantes, como Rusia y Brasil y un proceso de fortalecimiento del dólar a nivel mundial, del que se hicieron eco varios países pero no sucedió lo mismo en la Argentina, lo que provocó la pérdida de competitividad a los productos locales.
Destaca que entre enero y agosto pasado, las exportaciones de las economías regionales totalizaron 5.122 millones de dólares y que en el mismo período del año pasado habían llegado a los 5.826 millones, es decir que cayeron U$S 714 millones, lo que determina una caída del 14 por ciento.
Las fuertes bajas se observan si se toma rubro por rubro.
Es el caso del arroz que, entre enero y agosto de ese año, alcanzó ventas por 102 millones de dólares, una reducción de 56 por ciento respecto de los 230 millones de igual período del año pasado.
En manzanas, las exportaciones cayeron 38 por ciento, bajando de 122 a 76 millones de dólares, y en las peras las ventas disminuyeron 20 por ciento, de 338 a 251 millones de dólares. Las exportaciones de aceitunas cayeron 20 por ciento, las de arvejas 45 por ciento y las de duraznos 13 por ciento.
Debería consignarse que el informe destaca las diferencias entre enero y agosto del año pasado comparado con lo que ocurrió en el mismo período del año en curso, pero la caída puede ser mucho más profunda si nos atenemos a lo que sucedió en años anteriores.
Como ejemplo podríamos mencionar lo que sucedió con nuestra principal industria, la vitivinícola, que venía con un crecimiento sostenido, a razón de dos dígitos anuales, hasta 2010. En ese momento se ingresó en una meseta de dos años y a partir de 2013 comenzaron los números en rojo. De acuerdo con la Fundación Ideal, sólo en el tercer trimestre de este año tuvo una caída de 23 por ciento.
Es muy factible que las autoridades del Ministerio de Economía de la Nación desvíen la mirada cuando se realizan planteos desde el interior, en razón de que los poco más de U$S 5 mil millones conseguidos por las exportaciones de las regiones, son mínimos si nos atenemos a lo que sucede con lo que se exporta en la Pampa Húmeda con el caso de los granos.
Pero lo que no tienen en cuenta es que la producción extensiva de la Pampa Húmeda concentra escasa cantidad de mano de obra, mientras en las regiones, el valor agregado es más que importante, con una fundamental distribución de la riqueza que parte desde los productores y finaliza en la industria, otorgando trabajo en cada uno de sus pasos.
Son los aspectos que deberán contemplar los futuros funcionarios hacia quienes se ha derivado el pedido ya no de una devaluación sino simplemente de la eliminación de las retenciones, para poder ser más competitivos.