Perder el miedo para reconstruir la autoestima

En la Argentina actual, tanto muchos sectores empresarios como las autoridades de casi todas las provincias prefieren no decir nada o someterse al Gobierno nacional sin crítica alguna ni aun cuando se sientan directamente afectados, por temor a las repres

Perder el miedo para reconstruir la autoestima

Todos en la Argentina del presente reconocen que las economías regionales, como es el caso de Mendoza, están seriamente afectadas por la política económica nacional. También hay coincidencias en señalar que el aumento de los costos internos como consecuencia de la inflación y de los incrementos salariales, frente a un dólar desfasado y con precios internos “congelados” sólo en el nivel de las góndolas, constituyen los principales problemas que ponen en peligro inclusive las fuentes de trabajo. Sin embargo, la mayoría de los empresarios prefieren hablar en “off”, por temor a las represalias.

Razones no les faltan a quienes piensan de esta manera, porque los castigos por parte del poder se hacen sentir, pero lamentablemente, aunque el miedo tenga fundamentos, quienes se dejan vencer con él teniendo elementos para luchar, están actuando en su propio detrimento con vistas al futuro. En su teoría del miedo, Sigmund Freud decía que “existe miedo real cuando la dimensión del miedo está en correspondencia con la dimensión de la amenaza. Y existe miedo neurótico cuando la intensidad del ataque de miedo no tiene ninguna relación con el peligro”.

El fundamento del miedo “real” de los empresarios se conforma a través de los antecedentes vividos en los últimos tiempos. Vale señalar a modo de ejemplo cuando la propia Presidenta de la Nación cuestionó públicamente y hasta trató despectivamente a un abuelo al denunciar éste que, por el cepo, no le habían dejado comprar 10 dólares para ofrecerle un  regalo a su nieto. O cuando el titular de una inmobiliaria se arriesgó a señalar que habían caído las ventas de propiedades y al día siguiente recibió la nada cordial visita de funcionarios de la AFIP para investigarlo. Estos ejemplos podrían multiplicarse a lo largo y a lo ancho del país.

Las autoridades provinciales no están exentas del temor a las represalias. De otro modo no podría justificarse el silencio que suelen mantener aun cuando desde la propia conducción nacional, en palabras de la jefa de Estado, los califican muchas veces de no saber administrar los bienes con que cuentan sin decir, por supuesto, que es el propio Gobierno nacional quien se queda con la mayor parte de la recaudación y que la coparticipación federal es cada vez menor para las provincias. En el resto de los casos, se suele aducir que los planteos de las economías regionales llegan a las segundas líneas de decisiones -llámense ministros- y que no tienen llegada a quienes tienen poder de decisión, como es el caso de Guillermo Moreno o la propia Presidenta.

Lo que no advierten unos ni otros -empresarios y autoridades provinciales- es que el silencio frente a los planteos y amenazas del Gobierno nacional terminarán siendo contraproducentes para su propio futuro. No se trata aquí de proponer que hagan discursos altisonantes ni se muevan términos inadecuados, como el que días pasados surgió de una reunión de ruralistas, sino de realizar los planteos con la seriedad y la firmeza que los casos requieren.

Las economías regionales están sufriendo las consecuencias. Se están perdiendo mercados; las inversiones extranjeras no sólo no llegan sino que están volviendo a sus países de origen o derivados hacia otros que cuenten con reglas de juego claras y permanentes; los inversores locales no arriesgan y prefieren esperar y, en todo ese juego, están peligrando las fuentes de trabajo.

Unos y otros, gobernadores y empresarios, también deberían tomar en cuenta la frase que acuñó el novelista, ensayista y poeta inglés Aldous Huxley cuando dijo: “El miedo es natural en el prudente, pero el saberlo vencer es ser valiente”.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA