ENTREVISTA Peralta, el nuevo ídolo mexicano: "Siempre trato de buscar más"
Oribe Peralta escribió en su debut mundialista un capítulo más de su consagración como el nuevo héroe mexicano. Sin embargo, el delantero al que la fama le llegó casi en su treintena afirma que su ambición por la gloria todavía no alcanzó su límite.
"Yo soy alguien que trabaja, que trata de esforzarse por los compañeros dentro de la cancha y nada más. Soy el que hace los goles porque soy el que está más cerca del arco rival, nada más. Todo tiene su tiempo y dios ha puesto las cosas así por algo", afirmó en una entrevista a la agencia dpa el goleador del conjunto mexicano.
"Obviamente, los mejores momentos hay que crearlos. No puedes quedarte parado esperando a que te lleguen", dijo el futbolista del Santos Laguna, que la próxima temporada jugará en el América. "Yo siempre trato de esforzarme y buscar más".
El atacante debutó el viernes en un Mundial recién a sus 30 años y anotó el único gol de la selección mexicana en la victoria por 1-0 sobre Camerún.
"Siempre que consigues algo importante te quedan esas ganas de querer más, de trascender, de ir a buscar lo que quieres conseguir", dijo el delantero a dpa.
Peralta no quiere hablar en público del sueño que significa para su vida estar viviendo un Mundial en primera persona, pero en el fuero íntimo su familia convivió con la obsesión del atacante por estar en la cita de Brasil 2014.
Su mujer Mónica, empezó a tomar clases de portugués desde hace un año con la madre de un compañero del colegio de sus hijos y hoy acompaña, junto a los niños Diego y Romina, al héroe de la afición mexicana.
Su historia es digna de un guión hollywoodense sobre un jugador de fútbol: niño nacido en un barrio pobre, con relación muy cercana a su humilde padre, que sufre una grave lesión que amenaza su carrera y consigue la gloria mucho después de lo esperado.
La pasión de Peralta por el fútbol nació en sus primeros años de vida, cuando su padre Miguel Angel lo llevaba a ver cualquier partido que se disputase cerca de su pueblo natal La Partida, de apenas más de cuatro mil habitantes.
"Papá, ¿qué es lo que se necesita para jugar en televisión?", le preguntó un pequeño Oribe de entonces siete años a su padre, cuando ya empezaba a definir el rumbo de su vida.
Más tarde se produjo una fractura de tibia y peroné que le dejó fuera del Mundial Sub 17 en Nueva Zelanda y el pedido de su propio padre a los entrenadores del Centro de Sinergia Futbolística de La Laguna para que convencieran a un Peralta de 15 años de no abandonar la actividad y someterse a un trabajo extenuante de recuperación.
"Yo estoy muy contento, motivado y disfrutando cada momento que se pasa acá. Yo luché mucho por llegar aquí y ahora quiero aprovecharlo", sentenció el delantero.
Peralta empezó a saborear el dulce del éxito recién a los 26 años, cuando se asentó en el equipo titular del Santos Laguna y llevó a su equipo a la final del Torneo Bicentenario.
Luego, llegaría el momento que significaría un antes y un después para su vida: el 11 de agosto de 2012, en el estadio de Wembley, Peralta anotó los dos goles de la final de los Juegos Olímpicos de Londres contra Brasil y concedió a su país el logro futbolístico más importante de su historia.
Hoy, en el Mundial de Brasil 2014, diez de los 23 convocados por el entrenador Miguel Herrera pertenecen a la generación de ese oro olímpico.
"Con un grupo así, que ya coincidió y probó el sabor de la gloria, lo mejor que puedes hacer es repetirlo, buscarlo y contagiar a los compañeros que no lo han conseguido todavía", aseguró Peralta.
En ese mismo certamen surgió la sociedad con Giovani Dos Santos, con quien hoy comparte la delantera mundialista titular, en detrimento del jugador más mediático del equipo, Javier "Chicharito" Hernández.
"Con Gio hablamos dentro y fuera del campo. Hablamos de cómo nos tenemos que mover y hay mucha comunicación entre nosotros. Eso es lo importante", dijo Peralta.
Y añadió respecto a la suplencia de Hernández: "Cuando hay una competencia así en el grupo es un beneficio para la selección. Ser titular hoy no me deja nada escrito. Acá no hay titulares ni suplentes. Los que tienen que jugar, tienen que representar bien a todos sus compañeros de la banca y a la afición de México".
Ya pasaron más de dos décadas de aquella pregunta del joven Peralta a su padre y hoy se puede decir que el atacante se respondió a sí mismo con los hechos.
Sus cinco goles en el repechaje contra Nueva Zelanda sirvieron para sepultar una clasificación que rozó el ridículo y su debut en un Mundial, con gol de la victoria incluido, permite creer que la ambición del apodado "Hermoso" Peralta todavía no encontró su techo.