“Como papá, el día de la carrera, estoy muy nervioso. Estoy pendiente del auto o del karting en que corre mi hijo, no se que es lo que pasa más adelante o más atrás”, cuenta Eduardo Vicino. Eslabón en una pasión familiar que se forjó en las pistas de Speedway de la mano de su papá.
En un rincón, con el número 44 un coche de 850 centímetros cúbicos tiene pintado sobre la puesta el nombre e luchas y su grupo sanguíneo.
Durante el verano entró en la tierra con un Gordini de nariz chata para aprender a dar batalla y también ganó una carrera. Pero todo esto, no sería posible sin el apoyo de Claudia Hidalgo, la mamá del piloto de 15 años.
“Personalmente vivo las carreras con mucho nervio, porque es mi hijo, pero trato de no demostrarlo. Como madre uno lo sufre de distinta manera, pero estoy muy orgullosa de sus éxitos. Yo ponía todas las fichas a que todo iba a salir bien. Es un chico que se lo merece, que practica mucho, porque el secreto está en eso... en la practica. Es una persona muy tierna, muy compañera y los amigos lo saben decir, él ama a su familia y también ama lo que hace”, destacó Claudia.
“Como piloto él está en la etapa de aprendizaje, se que tiene que aprender y que crecer en esto lleva su tiempo. Aprender a girar, conocer circuitos, más ahora que está haciendo la transición del karting a los autos con cambios, porque es otra cosa”.
“Soy corredor de speedway, como mi papá, y de chiquito le enseñamos a Lucas que para ser un buen piloto había que empezar por el karting. A medida que fue creciendo se fue profecionalizando en el deporte”, finalizó Eduardo.