Estas ideas son sencillas, baratas, y se pueden llevar a cabo incluso en balcones angostos y pequeños.
No hace falta más que disponer de un poco de espacio al sol para sentirse un poco mejor. Sentarse relajadamente a desayunar o a leer un libro mientras los rayos nos iluminan el cuerpo es una sensación muy reconfortante, y para ello no hacen falta más que un par de sillas y una mesa. Son ideales las livianas y plegables, de esas que luego, por el invierno, podemos esconder detrás de cualquier puerta o debajo de la cama. Y si querés darle un aire más “cálido” a la terraza, no hay como colocar una alfombra lavable y unos almohadones.
Lo demás, ya queda todo a tu gusto. Unas plantas siempre aportarán frescura e incluso una nota de romanticismo, unas velas son ideales para iluminar un poco la terraza por la noche, y si combinás todos los accesorios en los mismos tonos serás la envidia del barrio.